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jueves, 24 de octubre de 2013

Todos queremos lo mejor para ella

7/10
Tots volem el millor per a ella (España, 2013).
Dirección: Mar Coll.
Intérpretes: Nora Navas, Valeria Bertuccelli , Clara Segura, Pau Durá, Àgata Roca.
Guión: Mar Coll, Valentina Viso.
Música original: Maik Mairer.
Fotografía: Neus Ollé-Soronellas.
Montaje: Aina Calleja.
Idioma: Catalán.
Duración: 120 minutos.




Historia de una búsqueda al revés


Geni es una mujer que está recuperándose física y psicológicamente de un grave accidente de coche, su marido, su familia, todo su entorno quiere ayudarla a continuar con su vida en el mismo punto en el que la dejó antes del accidente.

Nos encontramos ante una película profunda, sobre la capacidad de una persona de decidir su camino y elegir su vida, y las dificultades que la ésta nos pone para impedir que seamos nosotros mismos, sea en forma de un accidente de tráfico, un marido bien intencionado pero opresivo o la muerte de un progenitor.

Es una película grande en sus espacios pequeños, en su sutileza, en su minimalismo. Deliciosa, amable, con una óptica distinta a la habitual a la hora de retratar un tema dramático como el que nos ocupa.

Con una puesta en escena humilde, sobria, llena de luminosidad, sin recrearse en la parte morbosa y dura de las secuelas y lesiones. Con Nora Navas como indiscutible protagonista de todo el metraje, sin venirle grande en ningún momento. Llena la pantalla con sus gestos leves; tierna, vital, feliz, con una parte animosa que no le resta carga dramática.

Sus problemas en el habla, en lugar de restar, suman carga emotiva. No poder encontrar las palabras justas, en ese desesperado errar hasta encontrar algo que se escapa de la punta de la lengua, ahonda en el ánimo del espectador que quiere ayudarla a encontrar lo que le falta. La empatía con el personaje se establece desde la primera secuencia de la película, donde vemos a Geni irse de su terapia en un taxi y no tener dinero para pagar. Vivimos su angustia y esperamos con ella, en sus huidizas miradas por la ventana y su incapacidad para entender a la asistenta sobre el ensordecedor ruido del aspirador.

Consigue generar desconcierto y trasmitir su conflicto interno, su falta de referencias, en los interesantes momentos en los que trata de verbalizar sentimientos o planes y podemos percibir con meridiana claridad que a quien trata de convencer es a ella misma y no a los demás.

El largo posee una comicidad muy propia, que consigue, si no provocar carcajadas, que el espectador tenga una gran sonrisa en muchos momentos. Especial mención merece el dueto cómico a lo Tip y Coll que se crea entre Geni y su hermana -estupendamente llevada a cabo por Ágata Roca-, la única que trata a Geni como una adulta y defiende su libertad para tomar sus decisiones. Divertidas y tiernas son las escenas en las que se entremezcla la verborrea cínica de la hermana y el estupor de Geni, un humor sutil pero que se agradece.

Muy apropiado el tratamiento que se hace de la regresión al pasado, durante toda la película la protagonista trata de encontrarse a sí misma, tratando de reconocer quien fue y quien quería llegar a ser. Por ello trata de retomar su pasado de la mano de su mejor amiga de la adolescencia, que encarna de algún modo quien ella habría querido ser. Se deja embargar por una relación platónica, de admiración, deseo y sana envidia llevada a cabo por una Geni adulta pero niña a la vez, inocente y pura. Mariana, Valeria Berticceli, es el desencadenante, el punto de giro que Geni necesita para empezar a sentirse viva de nuevo. Con ella vivimos una vuelta a la adolescencia con fiestas de antiguos alumnos, borracheras, decepciones  y viajes en autobús.

Mientras tanto, podemos llegar a entender a Dani, ese marido castrador en su buena voluntad, inmovilista, incapaz de percibir las verdaderas necesidades de cambio de su mujer y la verdadera naturaleza de la relación que les une ahora. Es fácil ponerse en su piel, disculparle, es muy sencillo en su situación volverse hacia esa esquina obtusa y cómoda que impide el cambio en la autocomplacencia del deber, muy bien construido por Pau Durá .

Cómo único punto negativo, puedo decir que la empatía que vivimos al principio y el punto de vista tan claro que existe en la primera media hora de la película, se diluye a lo largo del metraje y perdemos esa subjetividad tan clara y tan adecuada para un largo de estas características. Pasamos de ver al mundo a través de los ojos y la visión de Geni, a verla desde fuera como meros espectadores, de su lado claro, pero de una manera más distante que le resta fuerza al resultado final.

Interesante la elección musical, animosa y festiva, de guateque, que acompaña las fugas de Geni de su vida actual, hasta su huida definitiva, y que nos retrotrae a otro posible titulo que se barajó “Las 3 o 4 huidas de Geni”. Porque en definitiva de eso se trata la película, de esa huida que no es una huida, de decidir si Geni huye o tan solo busca. Yo, sin duda, creo que no es una fuga sino un paseo,  un nuevo inicio. Es bonito y  la vez muy cierto que algo malo puede devolverte a la casilla de salida y permitirte una segunda oportunidad para encontrarte a ti mismo. Y eso es lo que sentimos al final, viendo la estéril carrera de su marido buscando, como dice varias veces a lo largo del film, a esa Geni de antes, esa Geni que no está, esa Geni que ya no es, y que nunca más será ella.

Clara Santaolaya




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