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jueves, 29 de diciembre de 2011

Taquilla España: 23-25 diciembre 2011

El fin de semana navideño ha dejado unos datos bastante pobres en una taquilla española dominada por la acción. Immortals se estrena en primera posición con casi millón y medio de recaudación. Misión imposible: Protocolo Fantasma pasa al segundo puesto, con 0,86 millones.

Hay cuatro estrenos más aparte de Immortals, que entran en el Top Ten. Noche de fin de año desembarca en tercera posición más de medio millón. El topo, en quinta, con 0,37. Séptimo lugar ocupa No tengas miedo a la oscuridad, con 0,28. Y el reestreno de El rey león se queda en octavo, con 0,26. Cierran el Top Ten In time (0,23) y Fuga de cerebros 2 (0,19).

Por su parte, el cine familiar sigue resisitiendo. Alvin y las ardillas 3 con casi medio millón se queda en cuarto lugar, mientras El gato con botas lo hace en sexto con 0,36.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Estrenos España: 23 diciembre 2011

El dúo Ken Loach/Paul Laverty vuelve a la carga con otra de sus películas de denuncia social. En este caso, con la guerra de Irak de fondo. Además, Route Irish presenta la novedad de ser un thriller, algo no habitual en el cine de Loach.

El cine de Estados Unidos nos trae películas de claro afán recaudatorio. La comedia romántica Noche de fin de año, el terror de No tengas miedo a la oscuridad, y la acción musculada de Inmortals. Además, Disney reestrena uno de sus grandes clásicos: El rey león, que ahora viene en 3D.

En cuanto al cine español, dos propuestas opuestas. Por un lado, el cine familiar que mezcla animación e imagen real en Copito de nieve. Y por el otro, el documental Pepe & Rubianes, homenaje al recientemente desaparecido actor.

Variopinta oferta también del resto de Europa. El Topo viene con el aura de thriller político de prestigio. Una versión bastante descafeinada de El cascanueces realizada por el director de Tango & Cash. La comedia gamberra proveniente de Finlandia es Rare Exports. Y el cine fantástico viene de Italia, con El hombre cerilla.

martes, 27 de diciembre de 2011

I Festival de Cine Fantástico Europeo de Murcia

Del 27 al 29 de diciembre se celebra en la capital murciana el C-FEM, el primer Festival de Cine Fantástico Europeo de Murcia, que durante tres días inundará la ciudad con conferencias, actividades y proyecciones de películas y cortos en torno a la ciencia ficción, el terror y la fantasía.

Apostando por la diversidad, se proyectarán desde títulos comerciales hasta obras que rozan el cine experimental de países europeos como Bélgica, España, Francia, Italia o Reino Unido. Se echará una vista atrás con obras tan remarcables como Vampyr (1932) de Carl Theodor Dreyer o Suspiria (1977) de Dario Argento, y se recuperarán algunos films europeos de estos últimos años que más éxito han cosechado en diversos festivales del género en todo el mundo, como es el caso de Canino (2009) de Giorgos Lanthimos o Los Cronocrímenes (2007) de Nacho Vigalondo. Además, habrá un hueco para el arte murciano con la proyección del monográfico Autores Murcianos: Anthon Ló.

Así mismo, el festival cuenta con su propio Concurso Nacional de Cortometrajes. Durante los tres días se proyectarán los 30 cortos finalistas de los cuales se elegirá a los tres ganadores. Los ganadores y menciones especiales se anunciarán en la fiesta de clausura del día 29. En la que además, se proyectará el corto Merry Little Christmas y el largometraje Calvario (2004) de Fabrice Du Welz. Pasada la media noche la fiesta continuará en la Sala Musik con la actuación de la banda alicantina Zombies and Diamonds.

Para complementar las proyecciones se han programado las charlas “Vampiros Sexys” de Francisco Giménez, Director General de Bienes Culturales, gran aficionado al género; y “La distribución española de cortometrajes” por Pablo Menéndez de Marvin&Wayne, distribuidora con dos cortos este año en el Festival de Cine Internacional de Sundance.

Mientras que las Proyecciones de Cortometrajes y las Charlas son completamente gratuitas, los Largometrajes tienen un coste de 3 euros por pase.

Para los aficionados más osados, aquellos que se acerquen el día 29 a la pista de patinaje instalada en Nueva Condomina y se atrevan a aparecer con un disfraz terrorífico podrán patinar gratis.

Programación completa en http://www.c-fem.es/


M. Lofish

Copito de nieve


2/10
Floquet de Neu (España, 2011).
Dirección: Andrés G. Schaer.
Intérpretes: Claudia Abate, Joan Sullá, Pere Ponce, Elsa Pataky, Constantino Romero (voz).
Guión: Amèlia Mora, Albert Val.
Música original: Zacarías M. de la Riva.
Fotografía: Sergi Bartrolí.
Montaje: Álex de Molina.
Idiomas: Catalán, inglés.
Duración: 90 minuto.



Blancura infantil

Continúa Filmax con su empeño de construir un espacio amplio para la animación española dirigida al gran público. Con resultados artísticos bastante mediocres, y unos réditos en taquilla desiguales, el esfuerzo siempre es de agradecer. Aunque en ocasiones nos presenten productos que son sucedáneos de poca calidad que copian a los modelos norteamericanos imperantes.

La ya clásica fórmula de combinar animación con imagen real aún no había sido explorada por la compañía de Julio Fernández (en general, no lo ha sido en nuestro país). A nivel técnico, el resultado no es del todo malo, aunque tiene el problema que muchas veces plantea la animación digital, que puede resultar demasiado artificial.

En cuanto al contenido, estamos ante un film tan blanco como el pelaje de su protagonista. Una película familiar, dirigida muy particularmente al público infantil. Desde el tópico mensaje de respetar la diferencia, hasta un villano de pueril caricatura. Pasando por las tontorronas aventuras por las que pasan nuestros protagonistas.

Por cierto, me resulta desconcertante la obsesión de introducir historias de amor en cualquier trama. En esta ocasión, el amor a primera vista entre dos gorilas que no llegan al año de edad; y una conquista perseverante entre dos niños de diez años. Dudo que al público al que va dirigido el film le interesen lo más mínimo estos pseudoromances. Como tampoco lo hará al público más adulto.

Y no sé si el situar la acción en los años 60 ha sido un intento de enganchar a los padres con un toque nostálgico. Lo cierto es que dota al film de un anacronismo simpático. E incluso diría que valiente. Aunque es de lo poco arriesgado que hay en Copito de nieve, un producto bienintencionado y que da lo justito para interesar a su público potencial.


Manuel Barrero Iglesias



lunes, 26 de diciembre de 2011

Gus Van Sant: Mostrando lo invisible

No puedo ser objetivo. Gus Van Sant es mi favorito. Uno de los directores de cine que, quizá, más me ha hecho disfrutar dentro de una sala de proyección con su arte, con su forma de exprimir la imagen en la búsqueda inteligente de sensaciones íntimas y profundas en sus personajes. Pocos como él han podido colarse en la mente humana y han podido reflejar pensamientos tanto racionales como irracionales. Pocos han podido y pueden transmitir con más pureza, sin apenas aditivos, aquello que pretenden dejando que las cosas (planificadas a la perfección sin aparentarlo), simplemente, ocurran delante de su cámara. Y para quien, como yo, valora el poder de la imagen en el cine por encima de cualquier otra consideración eso no tiene comparación ni precio.

Tal vez Van Sant encarne en primera persona ese auténtico espíritu de cine indie norteamericano de finales de los ochenta y principios de los noventa y, de igual manera, tras su éxito inicial en ciertos círculos, vimos como se vio obligado a meter la pata rodando encargos alimenticios hollywoodienses (alguno ridículo en su pretensión y resultado) para poder seguir subsistiendo en la profesión. Hay que agradecer pues sus meteduras de pata si a cambio su filmografía nos ha podido regalar con posterioridad varias obras maestras, para mí, incuestionables.

Hace relativamente poco tiempo tuve la suerte de poder ver en pantalla grande su film iniciático Mala Noche (1986), donde ya apuntaba de forma rotunda muchas de sus obsesiones (personajes al límite… al margen) y maneras posteriores, en un trabajo tan pobre (paupérrimo) en medios como interesante y prometedor en su resultado.

Su posterior y durísima Drugstote Cowboy (1989), relato de aquellos cuatro desesperados atracadores de farmacias en busca de su dosis, encabezados por Matt Dillon, hizo que su nombre empezara a ser tenido en cuenta, aunque su consagración mundial se la dio la maravillosa My Own Private Idaho (1991), en la que el inolvidable River Phoenix, en su magistral papel de homosexual narcoléptico, y Keanu Reeves, también brillante como chapero por despecho, bordan una road-movie que esconde, tras su aparente suciedad, una hermosísima historia de amor y de búsqueda de las raíces donde encontrar el único amparo final en demasiadas ocasiones. El manejo del poder narrativo y expresivo de la imagen comienza ya a ser sobresaliente. Van Sant, que se ha confesado siempre deudor de nombres como Béla Tarr (a quien se aproximará de manera brutal en trabajos más recientes), como Fassbinder o Jarman, experimenta con éxito en la búsqueda de un lenguaje visual cada vez más depurado y más elocuente, desprendiéndose del mayor número de elementos accesorios y prescindibles. Y cuando uno se va quedando desnudo tiene menos oportunidades de esconder sus defectos.

En las cinco películas que Gus rodó tras Mi Idaho Privado hay de todo. Dos bienintencionadas pero fallidas cintas con desigual recibimiento Ellas también se deprimen (1993) y Descubriendo a Forrester (2000), un remake lamentable de Psicosis (1998) (en el que el director debió disfrutar como experimento y acercamiento al estilo de uno de los más grandes genios del cine, pero que no debió estrenar por vergüenza), y dos obras que hay que salvar y destacar. Soy un firme defensor de esa película titulada Good Will Hunting (1997), un entretenimiento notable soportado por una historia fascinante en su propuesta, bien interpretada y resuelta. En cuanto a Todo por un sueño (1995) no hace falta ser defensor. El filme se defiende por sí mismo. Con una tremenda interpretación de Nicole Kidman, Van Sant borda una realización inspiradísima para cargar con contundencia contra muchos de sus detractores, contra una forma de hacer periodismo, contra muchos de los tradicionales tópicos americanos (y no americanos) y contra casi todo lo que se mueve. Un trabajo efectivo, lúcido y propio de alguien que parece muy listo (en el mejor sentido del término).

Sin embargo las tres películas que sitúan a Van Sant en un nivel superlativo y que hacen de él un artista único vendrían ya metidos en la primera década de este nuevo siglo en el que nos encontramos.

He escrito y hablado muchas otras veces de la que siempre he llamado su “trilogía del aislamiento”. No me importa hacerlo de nuevo porque creo que nadie ha sido capaz de reflejar de manera tan brillante en el cine la soledad real del ser humano. La soledad real y la soledad interna y externa en la que nos hallamos en demasiadas ocasiones y que nos lleva a consecuencias impredecibles y extremas si no somos capaces de soportarlas según quien la sufra.

Dicha trilogía comienza con el aislamiento físico de Gerry (2002), donde el cineasta recurre a una anécdota que se convierte en epopeya simbólica de la capacidad de resistencia auténtica del ser humano en la búsqueda de la supervivencia. Donde se nos pone frente a frente a muchas de nuestras paranoias, donde muchos vemos uno donde hay dos, donde la locura se mezcla con la realidad. El director recurre a eternos travellings para lograr bucear en la profundidades de los cerebros de sus protagonistas en los que puede parecer que no ocurre nada pero está ocurriendo todo… todo lo que el narrador quiere que suceda… que podamos colarnos en las sensaciones y desesperanzas de aquellos que sigue con su cámara. El final nos deja un poso enorme de duda sobre todo lo anteriormente filmado y nos pone de cara a una parábola gigantesca que eleva este título quizá a lo más alto de toda la obra de su responsable.

Tras Gerry asistimos a la presentación de las consecuencias del aislamiento social de la ganadora en Cannes Elephant (2003). Magistral retrato, de nuevo, de su protagonista y donde Van Sant recurre con más claridad al dominio total del manejo espacio-temporal en la narración cinematográfica. Vemos y revemos las mismas escenas en distintos momentos y desde distintos ángulos y entendemos que lo igual puede ser diferente dependiendo del punto de vista. Nada inventa el director pues es una herramienta vieja en muchos maestros pero la brillantez desbordante con la que se maneja aquí no hace más que subir el nivel de la película a cotas pocas veces vistas.

El fin de su trilogía lo pone Last Days (2005). El aislamiento mental inspirado en los días que precedieron al suicidio del quien fuera líder de Nirvana, Kurt Cobain (con un Michael Pitt que, para mí, realiza una de las interpretaciones más apabullantes que haya visto jamás). La soledad del genio incomprendido (quien sabe si también inspirado en muchos momentos vividos por el propio Van Sant). Cine radical, mismas herramientas, mismo manejo del punto de vista, misma manera de expresar lo casi inexpresable: qué lleva a una persona a no poder seguir adelante, a no sentirse parte de nada, a no poder manifestarse más que mediante su talento artístico y a saber que lo único realmente imperecedero son nuestras obras, cuando logran trascender.

Van Sant sigue en la línea de sus tres películas anteriores en la notabilísima Paranoid Park (2007). Otra vez nos mete en la cabeza de un ser marginal y juega con la culpa, con la posibilidad de salir indemne socialmente de actos terribles. Indemne socialmente, sí, pero no mentalmente porque somos, en gran medida, aquello que hacemos y, salvo casos excepcionales, todos somos poseedores de aquello que llamamos conciencia. Su estilo y su manejo del lenguaje están ya tan elaborados logra que todo tenga significado, que cada plano sea denso, que estudiemos hasta el sentido del sonido y del enfoque de cada instante. Absolutamente desbordante.

La última parada que haré en este retrato será Milk (2008). Biopic de uno de los primeros luchadores por los derechos de los gays en Estados Unidos y que en buena medida supongo que rodó por aquello del tema alimenticio del que hablé al inicio pero a quien también creo que quiso aproximarse por necesidad reivindicativa en primera persona. No es casualidad que Van Sant sea quien más y mejor se haya acercado a los personajes homosexuales en el cine de las últimas décadas. El resultado es un film tan académico (y emocionante por momentos) como alejado de lo que yo busco en el director, aunque tratándose de alguien con tanto talento no podemos hablar de una película fallida en absoluto.

Este año estrena Restless, su último film hasta la fecha. Iré a verla con las mismas ganas de siempre tratándose de Van Sant, a quien considero el mayor dominador actual del estilo de cine que me más llena e interesa, aquel que se muestra más cercano a la pureza de un arte, llamado el séptimo, que engloba de una u otra forma a los otros seis pero que debe diferenciarse en aquello que es distinto. El cine es imagen en movimiento. Eso debería ser en esencia (aunque, obviamente no sólo) y con ello sólo debería poder llegar a contar historias. Algunos privilegiados tienen el poder de hacerlo y Gus Van Sant fue elegido.


Jorge R.

Robert De Niro: Las dos caras de una misma moneda

Difícil encontrar un actor con una filmografía tan desigual como la de De Niro, con una primera época ejemplar y un final de carrera realmente bochornosa que sigue dilapidando su imagen.

Pocos actores pueden presumir de tener tal número de obras maestras en su haber. El padrino II, Taxi Driver, El Cazador, Érase una vez en América, Toro Salvaje, Uno de los nuestros, Casino, La misión, Novecento o Heat, son algunas de las grandes películas que le han hecho ser historia viva del séptimo arte. Un actor arriesgado, camaleónico, uno de los más grandes que ha habido; multipremiado y con un prestigio entre el público, la crítica y el resto de la profesión difícilmente comparable. Su alianza con Scorsese ha sido especialmente fructífera, con ocho películas de gran nivel que le consolidaron como uno de los grandes.

Pero más allá de lo genial de sus primeros años, me gustaría hablar del otro De Niro, de ese actor que en el siglo XXI ha tenido una carrera realmente lamentable, que no es que haga que su imagen se caiga por tierra, pero si que genera reticencias a la hora de afrontar cualquier proyecto en el que se embarque.

Muchos años sin grande actuaciones, sin películas remarcables. Muchas obras menores y puñado de infumables productos infracinematográficos que a buen seguro le reportan vastos beneficios económico, especialmente si lo comparamos con el esfuerzo realizado. Entre ellas hay que destacar las lamentables El enviado, Algo pasa en Hollywood, Stone, Manual d’amore 3 o la reciente, e igualmente soporífera, Noche de fin de año.

Yo personalmente ya descarto pagar una entrada por una película de De Niro, pero sigo revisando su filmografía de manera cuasi religiosa, en parte por su extrema calidad, en parte por liberarle en mi cabeza de esa imagen de actor de medio pelo que se está ganando a base de esfuerzo.

En último lugar tengo que reconocerle su habilidad como director. Simplemente dos películas en su haber, pero dos grandes películas. Tras Una historia del Bronx y El buen pastor, De Niro debería plantearse el dedicar más tiempo a su carrera como director, en la cual parece que, en este momento, tiene mucho más que aportar.

David Sancho

sábado, 24 de diciembre de 2011

Salma Hayek: Sensualidad con carácter

Nombrar a Salma Hayek y que te asalte su imagen con poca ropa y una serpiente sobre los hombros, no es nada extraño. Es muy probable que a ella le pueda parecer triste, pero si hay una secuencia por la que se la recuerda, es aquella en la que Tarantino terminaba chupando (o más bien devorando) sus pies. Y es que eso es algo que no ocurre todos los días

La carrera de esta mexicana en Hollywood va estrechamente unida, al menos en los inicios, a la del director Robert Rodriguez, que la ha tenido a sus órdenes hasta en seis ocasiones. De hecho, fue Desperado (1995) su debut en Estados Unidos, acompañando a Antonio Banderas. En Four Rooms (1995) tenía una breve aparición en la que ni siquiera veíamos su rostro, como bailarina erótica que aparece en televisión. Fue más allá en la mencionada Abierto hasta el amanecer (1996), y volvió a contar para Rodriguez en The Faculty (1998), Spy Kids 3D (2003) y El mexicano (2003).

¿Antes de aquello? Como no podía ser de otra forma, en México empezó con las telenovelas: Un nuevo amanecer, Teresa, Sigue soñando….aunque también tuvo sus papeles en cine: Mi vida loca (1993) y El callejón de los milagros (1995). Siendo toda una estrella en México, emigró para empezar de cero en Hollywood, donde volvió a conquistar al público y hacerse un hueco entre las grandes estrellas mundiales.

Así, en los 90, participó en varios éxitos (al menos relativos). Caza legal (1995), Fugitivos encadenados (1996), Sólo los tontos se enamoran (1997), Studio 54 (1998), el encantador desastre (en el que volvía a ser bailarina erótica) que supuso Dogma (1999), o Wild Wild West (1999). Incluso hay una presencia de prestigio, en la adaptación de El coronel no tiene quien le escriba (1999) llevada a cabo por Arturo Ripstein.

Su estrella se fue oscureciendo en la siguiente década. Ya en 2000, a pesar de su testimonial aparición en Traffic, empiezan los títulos que ni siquiera tienen tirón comercial. Timecode, Enredos en cadena, o su debut en España, La gran vida. Aunque aún estaría por llegar el momento álgido de su carrera (bailes sensuales aparte), con su proyecto más personal. Frida (2002), un film que su compañía de producción puso en pie, y en el que ella se reservaba el atractivo personaje protagonista; lo que le dio su primera y, hasta ahora, única nominación a los Oscar.

El resto de trabajos son títulos tan olvidables como Hotel (2001), El gran golpe (2004), Bandidas (2006), Pregúntale al viento (2006), Corazones solitarios (2006), El circo de los extraños (2009), o Niños grandes (2010). De esa pobre época, sólo la propuesta de Across the Universe (2007) destaca un poco sobre el resto de proyectos.

Entramos en una nueva década, y Hayek la empieza con renovadas ilusiones. En Americano (2011) es dirigida por el hijo de todo un mito del cine francés, y en El gato con botas (2011) vuelve a coincidir con Antonio Banderas, aunque en este caso solo ponga la voz de su felina acompañante. Para ya mismo la veremos en lo nuevo de Álex de la Iglesia.


Es complicado librarse del estereotipo de latina explosiva. Y terriblemente difícil mantenerse cuando por detrás vienen otras más jóvenes y más altas. Pero la menuda actriz mexicana no se rinde fácilmente; y su tesón hace que luche por seguir en primera línea, por ser considerada una actriz de verdad. Mucho más allá de sus sensuales contoneos.


Manuel Barrero Iglesias



viernes, 23 de diciembre de 2011

Misión imposible: Protocolo Fantasma


6/10
Mission Impossible: Ghost Protocol (USA, 2011).
Dirección: Brad Bird.
Guión: Christopher McQuarrie, Josh Applebaum y Andre Nemec.
Intérpretes: Tom Cruise, Jeremy Renner, Simon Pegg, Paula Patton, Josh Holloway, Michael Nyqvist, Ving Rhames, Tom Wilkinson, Léa Seydoux.
Música original: Michael Giacchino..
Fotografía: Robert Elswit.
Montaje: Paul Hirsch.
Idioma: Inglés.
Duración: 132 minutos.



Todo es posible

Antes de empezar, ligera retrospectiva sobre la saga. La cosa comenzó bastante bien, escogieron a uno de los grandes, Brian De Palma, para llevar a cabo la primera entrega, una cinta de intriga al mejor estilo De Palma que fallaba cuando intentaba introducir en su fórmula los elementos de acción inverosímil que caracterizarían esta saga cinematográfica. Luego echaron mano de John Woo, que con su cine de acción videoclipero hizo la peor película de la saga de largo, aunque el debió quedarse a gusto, ya que parece que nadie le puso pegas para soltar sus palomitas en el momento más tenso de la película. Para la tercera entrega contrataron al mago de la televisión, J.J. Abrams, para que se encargase del guión y la dirección. La alianza entre Abrams y Cruise dio lugar a la que considero que es la mejor película de la saga, una cinta de acción modélica y espectacular de las que impiden que pestañees.

Para la última aventura de Ethan Hunt, han confiado en Brad Bird, afamado director de películas de animación como Ratatouille, Los increíbles o El gigante de hierro. Director inexperto en películas de acción real pero de sobra capacitado para dirigir películas con altos niveles de acción.

Misión imposible: Protocolo fantasma es una sucesión de escenas de acción impresionantes enlazadas por pinceladas de thriller de cierto nivel. La cinta hubiese alcanzados cotas más altas de excelencia si hubiese optado por simplificar su trama y volcarse más en las virtudes de la película, es decir, en unas escenas de acción modélicas, alejadas de los enrevesado de Woo y mucho más cercanas a la demoledora sencillez de las de Abrams.

En su afán de recuperar a los fans perdidos tras el grave traspiés de Woo, los productores optan por ampliar el espectro de población al que se dirige la película aumentando el número de chistes tontorrones y dando un papel mucha más importante al personaje de Simon Pegg, actor al que le tengo mucho respeto, pero que en esta ocasión es uno de los lastres de la película.

A la postre, una cinta de acción de cierto nivel que si bien no consigue situarse como lo mejor de la saga, si que permite que el gran público pueda reconciliarse con ella. Cine mainstream del que sentirse orgulloso.

David Sancho


Noche de fin de año


2/10
New Year´s Eve (USA, 2011).
Dirección: Garry Marshall.
Guión: Katherine Fugate.
Intérpretes: Ashton Kutcher, Robert De Niro, Katherine Heigl, Lea Michele, Abigail Breslin, Hilary Swank, Michelle Pfeiffer, Zac Efron, Sofía Vergara, Jessica Biel, Halle Berry, Sarah Jessica Parker
Música original: John Debney.
Fotografía: Charles Minsky.
Montaje: Andrew Bird.
Idioma: Inglés.
Duración: 118 minutos.



Después de esto… que se acabe el mundo

La noche de fin de año, o lo que es lo mismo, la nochevieja, ha dado mucho de sí en el cine y no siempre para bien. Tópicos manoseados hasta la saciedad a los que ya poco se les puede sacar, y de los cuales el inefable Garry Marshall echa mano sin el menor pudor.

No es cuestión de hacer una sinopsis más extensa de la película porque sino esta crítica se os haría más larga de lo que se me hizo a mi la película. Un film que se supone debe entretener por el mero hecho de tener más caras conocidas que cualquier secuela de Torrente, pero para nada lo consigue. Mi teoría es que esto se debe a que ninguna de estas caras conocidas haría que pagásemos una entrada de cine por ellos. Actores televisivos de medio pelo y actores de cine en absoluto declive aúnan sus fuerzas para reflotar sus carreras, lástima que hayan elegido el vehículo equivocado.

Especial lástima, por no decir que un cabreo de #@*!&, me produce ver a un ídolo de juventud como Ice Cube en algo como esto. Como un tío que durante toda su vida se ha dedicado al gangsta, un tío que ha formado parte de N.W.A. (Niggaz Wit Attitudes, o lo que es lo mismo, Negratas con actitudes) puede hacer esto, que me lo expliquen.

Lo cierto es que la película puede gustar a los que tengan un espíritu navideño a prueba de bombas, a aquellos que les gusten las historias de amor sin demasiadas complicaciones y mucho azúcar, a aquellos que disfrutaron con Historias de San Valentin y hasta podrían darle un segundo visionado… los demás abstenerse.

Cada una de las historias de la película alberga algo de lo peor que se puede ver en el cine romántico, lo cual da lugar a un cúmulo de situaciones ridículas, diálogos, monólogos y soliloquios que podrían ser escritos por Belén Esteban pasada de cava y mazapanes y unos cliffhangers dignos del mejor Hitchcock (ironía).

Parece que como el año que viene toca que se acabe el mundo, Garry Marshall ha decidido quitarnos las ganas de vivir a todos para que lo llevemos un poco mejor… espero haber sido lo suficientemente claro y haber conseguido que no la veáis. 



David Sancho


El Cascanueces 3D

The Nutcracker in 3D (Reino Unido-Hungría, 2011).
Dirección: Andrey Konchalovskiy.
Intérpretes: Elle Fanning, Nathan Lane, John Turturro, Frances de la Tour, Richard E. Grant.
Guión: Andrey Konchalovskiy, Chris Solimine.
Música original: Eduard Artemiev.
Fotografía: Mike Southon.
Montaje: Mathieu Bélanger, Andrew Glen.
Idioma: Ingles.
Duración: 110 minutos.



Engañabobos navideño

Ya no hay vuelta atrás (o esperamos que sí, pero no parece que la haya en un futuro próximo): Todas las películas con algún toque de aventura, fantasía o ciencia ficción deben ser en 3D. Aunque no aporte nada a la película y aunque, como en este caso, solo se aprecien un par de ramas de árbol de navidad más cerca que las demás o contados momentos en los que el cuerpo de las ratas parece estar macizo. Es más, podría decirse que después de la introducción de la película, la tridimensionalidad va disminuyendo hasta desaparecer completamente.

El Cascanueces 3D adapta el cuento de E.T.A. Hoffmann (más que el ballet compuesto por Tchaikovski) aprovechando la Navidad, época en la que se desarrolla la historia y en la que se suele representar el ballet en escenarios de todo el mundo. La adaptación es bastante correcta, ideada para un público joven y cumpliendo con las escenas de acción que esta audiencia actualmente demanda. No tan necesarias son las canciones de Tim Rice (sí, hay canciones), una suerte de enseñanzas de Mary Poppins (sin ofender a la niñera) con música de Tchaikovski. Ofensivas.
Igual de ofensivo es resumir la Historia utilizando el silogismo “si estamos en Viena en los años 20, debe salir Freud en la primera escena”. Pero párrafo aparte merecería el personaje Tío Albert (Nathan Lane), que como ya habréis adivinado, no se trata de otro sino de Einstein. Por lo visto siempre se nos ha ocultado que tenía un hermano en Viena, padre de dos niños que vivieron infinidad de aventuras sin salir del salón de su casa. El tío Albert se nos presenta como uno de los personajes principales de la historia, quizá quien vaya a solucionarlo todo. Y es casi una decepción mayor ver cómo de repente desaparece y no vuelve a nombrarse hasta el final de la cinta. Si nos van a engañar, que lo hagan bien al menos.

Quizá la única sorpresa positiva de la película es comprobar cómo Elle Fanning ha dejado de ser adolescente y ha vuelto a ser una niña de unos 8 años.

Alicia Ortega


 
 
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