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miércoles, 29 de agosto de 2012

Los mercenarios 2



The Expendables 2 (USA, 2012).
Dirección: Simon West.
Intérpretes: Sylvester Stallone, Jason Statham,Dolph Ludgren, Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis, Jet Li, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damme, Terry Crews, Randy Couture, Lian Hemsworth.
Guión: Sylvester Stallone y Richard Wenk.
Música original: Brian Tyler.
Fotografía: Shelly Johnson.
Montaje: Todd E. Miller.
Idioma: Inglés.
Duración: 103 minutos.



5/10

Con arrugas y a lo loco

Cuando allá por 2009 se anunciaba oficialmente que la primera entrega de Los mercenarios se iba a rodar, el subconsciente colectivo- o al menos el de aquellos que de pequeños habíamos soñado con una película con todos estos señores juntos-, ya daba por supuesto que se iba a tratar de una especie de clásico instantáneo cargado de violencia y sangre. Más aún si tenemos en cuenta que un año antes Stallone, director y guionista de la primera entrega, había realizado una de las películas de acción más bestias y disfrutables de los últimos años.

Las expectativas con la primera entrega no se vieron colmadas. Excesivos diálogos sensiblones entre camaradas, demasiadas escenas de amor al más puro estilo telenovelesco, chistes que ni en la peor secuela de American Pie, y una gran falta de punch en las escenas de acción hicieron que el resultado final quedase lejos de lo esperado. En esta segunda entrega se le pone remedio a alguno de esos errores, pero la mayoría de ellos siguen todavía presentes.


La película empieza con la mejor escena de acción de toda la cinta. Muchos muertos, la mayoría perdiendo alguno de sus miembros en el proceso y todo a alta velocidad, justo lo que se le pide a una película de estas características. A partir de ahí, las escenas de acción no están mal del todo, en la mayoría de las ocasiones cumplen las expectativas, pero los chistes… madre mía, qué chistes. Es difícil imaginar el proceso mental de una persona para que le lleve a incluir unas gracietas tan facilonas, tontorronas –me faltan adjetivos- en una película de este tipo. A lo cual hay que incluir algunos chascarrillos/homenaje a las estrellas invitadas que también producen bastante vergüenza ajena, excepto los asociados a Chuck Norris. Cada aparición suya se convierte en lo mejor de la película, y esto lo dice alguien que es lo más alejado a un fan de Norris que pueda existir.

Van Damme cumple medianamente como villano, y por suerte el personaje femenino no aporta demasiada azúcar a la receta, lo cual se agradece mucho. Y si me viese en la obligación de quedarme con una de las viejas glorias que forman parte del elenco principal, me quedaría sin duda con Dolph Lundgren, casi siempre moderadamente gracioso y muy en su papel.

Una de las cosas más graciosas que tiene la película es ver los esfuerzos del realizador y del director de fotografía por ocultar las arrugas de sus protagonistas, con unos cambios de iluminación y del tratamiento de la imagen absolutamente inaceptables en una película al uso; pero que aquí habrá que perdonar en pos de mantener la dignidad de estas estrellas entradas en años.

En esta entrega se han eliminado las historias de amor -o por lo menos ya no tienen tanto protagonismo-, se aumenta el nivel de violencia en un par de grados, pero se mantiene el paupérrimo nivel de los chistes, y las cursilerías entre el grupo de mercenarios; tal vez para que en la tercera entrega consigan que tachemos otro error de la lista.

David Sancho


sábado, 25 de agosto de 2012

Arnold Schwarzenegger: De Mister Mundo a Gobernador de California


Arnold no es solamente un tipo con un apellido difícil de pronunciar y casi imposible de escribir, sino que es un hombre que parece conseguir todo lo que se propone. Primero fue Mister Mundo, Mister Universo (alguna diferencia habrá entre ambas cosas) y campeón internacional de halterofilia. Luego se convirtió en una de las estrellas de cine más importantes del planeta y posteriormente consiguió ser Gobernador de California durante ocho años. A Presidente de los Estados Unidos no puede llegar porque ninguna persona nacionalizada puede hacerlo, aunque hace algunos años se rumoreó un cambio en dicha ley para que pudiera postularse, así que tiempo al tiempo.

Como actor, que es lo que nos importa, tiene en su filmografía seis películas que ya forman parte de la historia del cine.

Su salto a la fama llegó con la primera de ellas, Conan, el bárbaro. Cine de aventuras en estado puro dirigido por John Milius. Se rumorea que el director pidió que eliminasen la mayoría de las líneas de diálogo de Arnold por lo mal actor que era, y lo cierto es que su parquedad en palabras es lo que, en parte, hace tan grande a esta película.

Su personaje más mítico posiblemente sea el de Terminator, al cual interpretó en tres ocasiones. Las dos primeras se encuadran dentro de esa selección de películas míticas del actor austriaco, la tercera… la tercera es una mierda, para que andarnos con rodeos. Casi todo el mundo tiene una favorita; y yo me decanto por la primera, de menor presupuesto, y más en la línea del cine de acción ochentero de toda la vida que a mi tanto me apasiona. La segunda es también una película más que notable, con unos efectos especiales que en su momento dieron mucho que hablar.

Entre medias, rodó otras dos cintas de mucho nivel. A las órdenes de John McTiernan, uno de los grandes del cine de acción de los 80 y 90, rodó Depredador en 1987. Cinta de ciencia ficción y acción con una increíble capacidad para generar tensión, que dio lugar una serie de infames películas que no merece la pena mencionar. Posteriormente, ya en 1990 y bajo las órdenes del siempre interesante Paul Verhoeven, protagonizó Desafío total. Otra cinta de ciencia ficción, pero esta vez ligeramente surrealista y apoyada en un excelente guión que suponía la adaptación del relato de Philip K. Dick 'Podemos recordarlo por usted al por mayor'.

La película que completa el sexteto, lo hace por motivos diametralmente opuestos. Batman & Robin, dirigida por Joel Schumacher y posiblemente en el top 10 de peores películas de todos los tiempos.

En 2003 Arnold anuncia en el late night de Jay Leno su intención de presentarse a las elecciones para Gobernador de California por parte del Partido Republicano, siendo elegido el 7 de Octubre de ese mismo año. Se mantuvo ocho años como gobernador, años que serán recordados por su preocupación por el medio ambiente y por haber hecho terribles recortes al final de su segundo mandato en obras sociales, especialmente en materia de prevención para infancia y tercera edad.

También hay que destacar que se desmarcó de la política de su partido en varias ocasiones, siendo las más sonadas cuando permitió las bodas entre personas del mismo sexo y la aprobación de estudios con células madre.

Ahora Schwrazenegger vuelve a la gran pantalla, y lo hace de la mano de su buen amigo Stallone con la segunda entrega de Los mercenarios. A partir de ahí, cinco proyectos más, algunos ya rodados y otros en proceso de pre-producción, que harán que tengamos a Arnold hasta en la sopa.

¿Conseguirá esta vez su objetivo de recuperar la posición privilegiada que ostentó dentro de Hollywood en los 90? Yo creo que no, pero con este tipo nunca se sabe.

P.D. Ganó el Globo de Oro a la Estrella masculina del año, sólo Dios sabe lo que eso significa. Pero no me lo tomo muy en serio porque también le nominaron como mejor actor de comedia por Junior, y todos sabemos que ahí daba vergüenza ajena.


David Sancho

Estrenos España: 24 agosto 2012

Esta semana destacamos el estreno de Casa de tolerancia, película hermosa y dolorosa a la vez. Bertrand Bonello consigue con esta película toda una experiencia sensorial. Un prostíbulo en el año 1900 sirve como entorno para hablar de la mujer y la esclavitud sexual.

Por fin se estrena esa película maldita que es Manolete. Después de cuatro años, y de un unánime rechazo allá por donde ha pasado, llega este biopic protagonizado por Adrien Brody y Penélope Cruz.

La chilena Bonsái llega como propuesta intimista de la semana. Una historia metalingüística sobre amor y literatura. Y plantas.

El thriller nórdico está de moda. Desde Noruega viene Headhunters, película de estimulante planteamiento, pero que al director se le va de las manos.

Como estreno de masas tenemos Los mercenarios 2, secuela que reúne a un buen puñado de mitos del cine de acción ochentero. Respecto a la primera parte, se cae Mickey Rourke, pero seguro que los fans agradecen las incorporaciones de Chuck Norris o Jean-Claude Van Damme. Mucho más humor para esta segunda parte, que mantiene sus ingentes dosis de acción descerebrada.

Y para terminar, un clásico de Universal que combina terror y comedia. Abbott y Costello contra los fantasmas, en el que el dúo cómico se tiene que enfrentar a Drácula (interpretado por el mismísimo Lugosi) o Frankenstein.

Bill Murray quiere colarse en tu fiesta


Por David Sancho


Mi interés por esta noticia surge de mi fanatismo por Bill Murray, mi actor de comedia favorito, y protagonista de mi comedia favorita de todos los tiempos, Atrapado en el tiempo; y del hecho de que es de las noticias más absurdas y divertidas que he leído en tiempo. Y que a su vez me da pie para hablar de otras excentricidades del actor.

Pues bien, como reza el título de la noticia, Bill Murray ha decidido colarse en fiestas. Al principio lo hacía de manera espontánea. Cuando estaba aburrido en su casa de Nueva York, se daba una vuelta por la ciudad y entraba en la primera fiesta que se encontraba, sin necesidad de ser invitado, que para eso es Bill Murray. Ahora ha decidido tomarse unas vacaciones y viajar por Estados Unidos colándose en fiestas, pero esta vez de una manera más organizada.

Aquí os dejo un enlace en el que se explica las condiciones que ponen para que Murray entre en una fiesta a la vez que algunas fotos y vídeos sobre lo que está haciendo la gente para que elija su fiesta.


Pero esta no es la primera vez en que Bill Murray se saca una excentricidad de este tipo de la manga. De hecho, hay un artículo que habla sobre las siete mejores (y reales) historias sobre Bill Murray, que la verdad es que no tiene desperdicio alguno.

Esas siete historias son las siguientes:

  1. Bill Murray canta en un karaoke con completos extraños.
  2. Bill Murray se cuela en la barra de un bar y empieza a servir copas, rara vez sirve lo que le han pedido.
  3. Bill Murray cree que los autógrafos son aburridos y a veces, cuando le piden uno, lo que hace es grabarse en slow motion andando con sus fans para añadir después unos créditos como si de una película se tratase.
  4. Bill Murray pone la voz a Garfield por error. Pensaba que el guionista era Joel Coen, director y guionista de Fargo, No es país para viejos o El gran Lebowski, pero realmente era Joel Cohen, guionista de Sigo como dios o Papá canguro 2. Cuando se dio cuenta de su error ya era demasiado tarde.
  5. Bill Murray lee poesía a unos albañiles que están trabajando en la construcción de una librería.
  6. Bill Murray es invitado a una fiesta de universitarios, va y cuando una guapísima chica rubia dice que cree que no hay vasos limpios para todos, él decide limpiar los que están sucios.
  7. Bill Murray es pillado por la policía mientras conduce un carrito de golf bajo los efectos del alcohol.
Aquí va un enlace del artículo en cuestión donde se adjuntan pruebas sobre la veracidad de las historias.


Para acabar, algunos de los mejores momentos de Bill Murray en el Late Show with David Letterman, donde suele hacer el ganso más de lo habitual.


Bill Murray llama al presidente de la CBS para que le regale una entrada para la Super Bowl.



Bill Murray disfrazado de Jockey se monta en un toro/caballo mecánico tras haberse bebido un mojito con David.


Bill Murray disfrazado de jugador de fútbol americano le regala una mini tarta a David Letterman, en teoría, hecha por el propio Murray.



Después de todo esto, que alguien se atreva a decirme que este tipo no es lo más!!

viernes, 24 de agosto de 2012

Tony Scott: 21/07/1944-19/08/2012


El 19 de Agosto moría Tony Scott a los 68 años de edad, director tal vez ensombrecido por la fama de su hermano, quien nos deja un puñado de películas míticas y algunas de una calidad más que destacable. Tony Scott, que tenía un tumor cerebral, se suicidó lanzándose al vacío desde un puente de al sur de Los Ángeles. Se dice que la policía encontró una nota de suicidio, la cual no se ha hecho pública.

Tony Scott hizo tanto cine de acción que seguro que todo el mundo puede encontrar entre su filmografía alguna película que le haya marcado. Más allá de las míticas Top Gun, Superdetective en Hollywood 2 o Amor a quemarropa; yo me quedo con cintas como El último Boy Scout, El fuego de la venganza e Imparable. Cintas que nunca llegarán a ocupar un lugar en la historia del cine como lo hacen algunas de las dirigidas por su hermano, pero que sin duda encumbran a su director en el Olimpo de los directores de cine para masas, y por ello será recordado.

Descanse en paz.

David Sancho

Abbott y Costello contra los fantasmas


Bud Abbott Lou Costello Meet Frankenstein (USA, 1948).
Dirección: Charles Barton.
Intérpretes: Bud Abbott, Lou Costello, Lon Chaney Jr., Bela Lugosi, Glenn Strange.
Guión: Robert Lees, Frederic I. Rinlado, John Grant.
Música original: Frank Skinner.
Fotografía: Charles Van Enger.
Montaje: Frank Gross.
Idioma: Inglés.
Duración: 83 minutos.



5/10

La comedia de los horrores

En una semana en la que el resto de estrenos se ven casi aniquilados por el ruido que arman los mercenarios, la distribuidora Sherlock se atreve con un clásico de finales de los cuarenta, una película de la mítica Universal. La productora se hizo popular a partir de los años 30, gracias al cine de terror, con Drácula (Tod Browning, 1931) y Frankenstein (James Whale, 1931) como principales buques insignias.

La momia, el hombre invisible, el hombre lobo...durante dos décadas explotaron al máximo los filmes de terror, a través de secuelas, remixes, y secuelas de remixes. Abott y Costello contra los fantasmas es el inicio de una serie de películas que unía a la pareja cómica con estos míticos monstruos. Y ahí está uno de sus grandes valores, el de ser pionera en combinar horror y comedia.

Es cierto que el humor de esta pareja cómica es, visto a día de hoy, de una blandura y una inocencia extrema. Todo se basa en confusiones y malentendidos de una ingenuidad casi chocante. Se nota que ha pasado el tiempo por ella; cosa que no ocurre con otras más antiguas que se mantienen muy actuales (pienso en Chaplin o Keaton), y que podían tener un humor similar.

Eso sí, es todo una experiencia ver juntos a Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo. Si algo hay que destacar es ese contraste entre la solemnidad de los monstruos y la hilaridad del dúo humorístico. El choque de dos mundos tan opuestos. Ya solo el concepto es brillante. Y dos nombres. Bela Lugosi y Lou Costello, ellos son los indiscutibles amos y señores de este film.

Si tienen hijos pequeños, no lo duden. Llévenlos a ver este clásico en pantalla grande. Ellos, en su inocencia, seguro que lo van a disfrutar de manera más intensa.

Manuel Barrero Iglesias


Casa de tolerancia


L'Apollonide (Souvenirs de la maison close) (Francia, 2011).
Dirección, guión y música original: Bertrand Bonello.
Intérpretes: Hafsia Herzi, Céline Sallette, Jasmine Trinca, Adèle Haenel, Alice Barnole.
Fotografía: Josée Deshaies.
Montaje: Fabrice Rouaud.
Idioma: Francés.
Duración: 122 minutos.


7/10

Belleza que duele

Desde que el mundo es mundo, existe la prostitución. Y desde que el cine es cine, habla sobre ella. En los últimos tiempos, eso que llaman conciencia social obliga a que el tema se trate siempre con la palabra denuncia planeando de forma constante. El problema es que esos intentos suelen ser bastantes obvios y torpes, todo hecho bajo fórmulas casi de manual.

Berntrand Bonello consigue hacer un alegato en contra de la esclavitud sexual a través de un lúcido ejercicio cinematográfico. Efectivamente, el relato se desarrolla hace más de cien años, pero el director se las arregla para que el contenido sea de una actualidad asombrosa. Y es que estas prostitutas de lujo no tienen la posibilidad de escapar de su destino, por culpa de las “deudas” contraídas. Deudas injustas y desorbitadas. ¿Les suena de algo?

El autor huye de la sordidez. Al contrario, el retrato de estas jóvenes hace relucir la belleza en todo su esplendor. Muy elocuente es esa secuencia (una de las únicas exteriores) de la excursión campestre. Un hermoso canto a la gracia femenina, una demostración de que la candidez es posible incluso en cuerpos que son constantemente utilizados como mercancía.

El resto del tiempo, ellas son mostradas con sus luces y sombras. Con sus ilusiones y alegrías, pero también con sus desesperanzas y decepciones. Es Casa de tolerancia una película que va calando poco a poco, que se mete en nuestra epidermis casi sin darnos cuenta. Y en la que la belleza de las imágenes no esconde, sino todo lo contrario, la profunda desazón que nos deja la historia de estas mujeres atrapadas.

Un film que esconde tras su aparente tono frío y contemplativo, un relato lleno de pasión y dolor. Pasión por las mujeres y dolor por verlas convertidas en carne de mercadeo. Es significativo que el único personaje que accede a este mundo de forma voluntaria, tarde bien poco en huir de él.

Unos personajes magníficamente descritos en pocas pinceladas, con una vidas interiores apasionantes, que ahí están para el que quiera descubrirlas. Unos personajes de carne y hueso, incluidos la madame y los clientes. Y una película que te atrapa y te golpea sin necesidad de recurrir a sucios trucos efectistas.


Manuel Barrero Iglesias  


Bonsái


Bonsái (Chile-Argentina-Portugal-Francia, 2011).
Dirección: Cristián Jiménez.
Intérpretes: Diego Noguera, Nathalia Galgani, Gabriela Arancibia, Trinidad González, Hugo Medina.
Guión: Cristián Jiménez, sobre la novela de Alejandro Zambra.
Música original: Caroline Chaspoul, Eduardo Henríquez.
Fotografía: Inti Briones.
Montaje: Soledad Salfate.
Idioma: Español.
Duración: 95 minutos.



5/10


Mucho tiempo he estado acostándome temprano

Uno de los momentos más lúcidos de esta película es aquel en el que la actual amante del protagonista juzga de los personajes de la novela que él escribe. Sin saberlo ella, se está burlando del amor de juventud del hombre con el que duerme. La “modernez” de leer en voz alta una página de un libro todas las noches antes de dormir. La pose de simular que se ha leído a Proust para no quedar mal. Esos toques de ironía son los que hacen que el film alce el vuelo.

Bonsái nos habla sobre el amor perdido. El romance adolescente, esa ilusión inconsciente. Ese sentirse únicos en el mundo. Pero no solo eso es lo que añora Julio. También echa de menos a aquella persona que dejó una huella imborrable. Aquella que seguirá permaneciendo en la memoria por encima de todas las que vayan pasando.

El film queda dividido en capítulos que van contando, alternamente, esa relación juvenil del protagonista y el proceso de creación de una novela en la actualidad. Ahí está el otro gran tema, el arte como terapia. Escribir como forma de exorcizar demonios, como manera de afrontar un problema en el que se ha fracasado por completo en la vida real.

Y si bien es cierto que el director introduce con acierto la comedia autoconsciente, también es verdad que abundan momentos de trascendencia, esa excesiva carga espiritual que no beneficia nada a un relato que pedía a gritos seguir el camino de la sencillez. Cristián Jiménez se enreda en buscar conexiones aquí y allá, en llenar el relato de obvios simbolismos.

Pero quitando esos pasajes algo cargantes, Bonsái tiene mucho de valioso en esos momentos de desnudez, en los que el relato se vuelve más honesto y auténtico. Nos quedamos con el dolor provocado por el amor, ese vacío imposible de llenar. Con el acto catártico de escribir, ese . Y con el juego metalingüístico que propone el autor, siempre estimulante..

Manuel Barrero Iglesias



jueves, 23 de agosto de 2012

Edward Norton: El actor de las dos caras


La irrupción de Edward Norton fue una de las más potentes en los últimos coletazos del siglo XX. Con su primera aparición en la gran pantalla ya hizo bingo, nominación al Oscar como mejor actor de reparto incluida. Las dos caras de la verdad (1996) se convirtió en paradigma de lo que más tarde ha sido su carrera. Una dualidad casi bipolar en la que el actor se mueve con suma comodidad. Dos extremos, el bobalicón y el psicópata, que Norton ha sabido alternar en diferentes títulos. O incluso dentro del mismo film. Es el caso de su debut, en el que engañaba al personaje de Richard Gere (aparte de comerse los planos en los que aparecían juntos) y a la audiencia. Por cierto, ¿saben quién gano aquel año el Oscar al mejor secundario? Cuba Gooding Jr. Sin comentarios.

Ese mismo año fue dirigido por dos pesos pesados. En El escándalo de Larry Flint, Milos Forman le daba el rol de abogado del pornógrafo. Woody Allen le dio uno de esos papeles de inocentón en Todos dicen I love you, bordando un trabajo que tiene infinidad de momentos divertidos.

Compartió protagonismo con Matt Damon en Rounders (1998), aunque fueron sus dos trabajos posteriores los que dispararon definitivamente su fama y prestigio. Y en ambos, presente esa dualidad que antes comentábamos. En American History X (1998) realiza una poderosa creación, la de ese neonazi arrepentido. La violencia en blanco y negro, y la calma en color. Norton consigue hacer creíble el recorrido de su personaje en una película, todo hay que decirlo, algo efectista. No era de extrañar que consiguiera aquí su primera nominación como mejor actor principal. Aquel año, por cierto, ganó Roberto Benigni. Sin comentarios.

Y entonces llegó El club de la lucha (1999), esa película de culto en la que el magnífico David Fincher daba su particular visión sobre el vació existencial de nuestra sociedad. Ayudado por Brad Pitt, el personaje de Norton hace el recorrido que va de ser un tipo aburrido y corriente, a alguien dominado por la violencia. Con el mundo a sus pies, Norton incluso se atrevió a dar el paso de dirigir su primer largometraje. Más que amigos (2000), que él mismo protagonizaba junto a Ben Stiller y Jenna Elfman, era una comedia romántica que se veía con agrado, aunque no iba mucho más allá.

The Score (2001) prometía mucho, aunque finalmente la acogida fue más bien tibia. Pero Frank Oz consiguió reunir a tres inmensos actores, cada uno de una generación, pudiendo ser cada cual sucesor del anterior. Marlon Brando, Robert de Niro y Edward Norton. Casi nada. Nuestro protagonista se encontraba en el punto más álgido de una carrera que, por desgracia, empezó a decaer.

2002 fue un año de hiperactividad, con cuatro filmes estrenados. Entre ellos, La última noche, que quizás sea el último trabajo memorable de Norton. Una excelente película de Spike Lee que contenía uno de los personajes mejor construidos dentro de la filmografía del actor. Ese año también volvió a la comedia, a las órdenes de Danny DeVito en Smoochy, tuvo un pequeño papel en Frida, y estuvo en El dragón rojo, precuela de la ya gastada saga de Hannibal Lecter.

En los años posteriores combinó su participación en aparatosas producciones de dudosa calidad con otras más “artísticas”. En el primer grupo tendríamos The Italian Job (2003), El reino de los cielos (2005), o El ilusionista (2006). En las segundas, el western Down in the Valley (2005) y El velo pintado (2006).

Y si hay un personaje de ficción que se mueva en la bipolaridad, ese es Bruce Banner/ Hulk. Así que nadie mejor que Norton para darle vida en El increíble Hulk (2008), aproximación al cómic realizada después del desastre que supuso la personal visión de Ang Lee. Desde entonces, sus actuaciones se han limitado a títulos más bien intrascendentes: Cuestión de honor. Pride and Glory (2008), Increíble pero falso (2009), Leaves of Grass (2009), y Stone (2010).

Después de un reposo de dos años, ahora vuelve a la gran pantalla con dos secundarios en filmes importantes. Wes Anderson nos ha devuelto al Norton más ingenuo en Moonrise Kingdom (2012), en la que el actor vuelve a dar muestra de su gran calidad como intérprete en un papel modesto. Además, presta su buen oficio para un personaje más bien funcional en El legado de Bourne (2012).

Esperemos que sea el inicio de la vuelta del gran actor que impresionó hace una década. A sus 43 años, aún tiene mucho tiempo por delante para convertirse de verdad en un digno sucesor de Marlon Brando o Robert de Niro. Nosotros confiamos en él.


Headhunters


Hodejegerne (Noruega-Alemania, 2011).
Dirección: Morten Yyldum.
Intérpretes: Aksel Hennie, Nicolaj Coster-Waldau, Synnøve Macody Lund, Elvind Sander, Julie R. Ølgaard.
Guión: Lars Gudmestad, Ulf Ryberg; sobre la novela de Jo Nesbø.
Música original: Trond Bjerknes, Jeppe Kaas.
Fotografía: John Andreas Andersen.
Montaje: Vidar Flataukan.
Idiomas: Noruego, danés, ruso, inglés.
Duración: 100 minutos.




4/10

Atmósfera inquietante, guión delirante


Definitivamente, se ha puesto de moda el thriller nórdico. Tanto los productos autóctonos procedentes de Suecia, Noruega o Dinamarca; como las incursiones hollywoodienses de directores reclutados en aquellas latitudes. Y es que al género le suele sentar muy bien esa frialdad en el tono, esa sequedad cortante que impregna el ambiente.

Headhunters comienza, además, con una reflexión sobre las apariencias, sobre cómo se desvirtúa la noción de éxito en los tiempos que corren. El trabajo de Askel Hennie resulta fundamental para dar vida a este pseudomillonario acomplejado, en constante estado de pánico ante la posibilidad de perder el amor de su despampanante pareja.

La aparición de Clas aporta aún más incertidumbre a un relato que en su primera parte mantiene una estimulante calma tensa. Pero es justo antes de que se desencadene toda la violencia, cuando la película comienza a cimentar su derrota en el terreno de la verosimilitud. Una llamada de teléfono metida con calzador desencadena una serie de acontecimientos que guardan poca lógica. Y no solo nos referimos a los improbables accidentes que el azar dispone para que los hechos ocurran. Es que algo tan básico como las motivaciones de algún personaje escapan de cualquier mínima coherencia.

Así, tenemos un thriller con una atmósfera desasosegante, con unas secuencias de acción muy bien rodadas, con unas interpretaciones bastante ajustadas; pero que hace aguas por culpa de un guión demencial. Para colmo, rematado con un final que podría firmar cualquier producción hollywoodiense de tres al cuarto.

Las inefables trampas en el guión tampoco ayudan en nada a un trabajo de punzante planteamiento. Mucho más acertado en lo visual, repleto de fuerza y elegancia, que un texto con innumerables lagunas. Tantas, que resulta imposible pasarlas por alto.

Manuel Barrero Iglesias


Taquilla España: 17-19 agosto 2012

Se mantienen los dos primeros puestos de la semana anterior en la taquilla española. Brave suma casi millón y medio más de euros, mientras Ted añade 1'29. Tenemos que ir hasta el tercer puesto para encontrar el primer estreno, El legado de Bourne consigue 1'18 millones.

Prometheus baja hasta la cuarta plaza, sumando 0'63, para unas cifras totales que ya superan los ocho millones. El segundo estreno de la semana en el Top 10 es ¡Piratas! con 0'43. Madagascar 3 se queda cerca de los cuatro cientos mil euros, mientras El caballero oscuro casi llega a los trescientos mil.

Cierran tres filmes que rondan los sesenta mil euros: Ice Age 4, El dictador y Sin rastro.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Emma Thompson: Sense and Sensibility


Muchos nos sorprendimos al enterarnos de que Emma Thompson había escrito el guión de Sentido y sensibilidad. Y cierto es que debutaba como guionista en la gran pantalla, pero esta filóloga ya había colaborado como escritora en varias series de televisión en las que también actuó. Cambridge Footligths Revue (1982), There’s Nothing to Worry About! (1982) o Alfresco (1983-84) son algunas de las series en las que coincidió con gente como Stephen Fry o Hugh Laurie.

Eran los primeros ochenta, y Thompson ya había protagonizado una obra (Me and my girl) en el West End londinense. Durante aquella década siguió con su exitosa carrera en ambos medios. En 1987 participó en la mini-serie Fortunes of War, donde conocería a Kenneth Branagh. También junto a él, y a las órdenes de Judi Dench, protagonizó el montaje teatral de Mucho ruido y pocas nueces. Al año siguiente, la serie Thompson los volvió a unir en la doble faceta de intérpretes y guionistas.

La primera mitad de los 90 supone la explosión cinematográfica de la actriz. Interviene en las cuatro primeras películas de Branagh (con el que ya había contraído matrimonio). Tiene un pequeño papel en la muy masculina opera prima de su marido: Enrique V (1989). Le siguió Morir todavía (1991), un curioso ejercicio acogido con frialdad por la crítica, pero que no dejaba de tener su interés. Era su segundo protagonista –tras la comedia romántica Un tipo de altura (1989)-, y Thompson ya empezaba a llamar la atención. Los amigos de Peter (1992) nos devolvió a un Branagh inspirado, con una película coral en la que la que su pareja era una más en un brillante reparto de viejos conocidos (Fry, Laurie, Staunton, el propio Branagh…). Antes de la ruptura, la pareja pudo volver a Shakespeare, con una deliciosa versión de Mucho ruido y pocas nueces (1993), en la que Emma desplegaba todo sus encanto.

Pero hubo otro director que consagró definitivamente a la actriz entre las grandes: James Ivory. Con Regreso a Howard’s End (1991), ganó el Oscar a la mejor actriz principal, y ahí empezó su idilio con el cine de época. El mismo Ivory contó con ella para Lo que queda del día (1993), en la que realiza una actuación aún más memorable que la anterior. Compartiendo, otra vez, protagonismo con Anthony Hopkins, ambos nos deleitan con un ejercicio de contención impecable. Ese mismo año compitió como mejor actriz de reparto por otra gran película, En el nombre del padre.

Carrington y Sentido y sensibilidad (ambas de 1995) culminan esa etapa en la que los directores veían en ella una figura indispensable para sus filmes de época. El biopic de la pintora resultó bastante fallido, pero la actriz hizo un estupendo trabajo. Mucho mejor acogida tuvo la bella película de Ang Lee, que hizo ganar a Thompson el Oscar como escritora del guión, además de darle su tercera nominación como actriz principal. Otro trabajo lleno de contención, en el que la actriz brillaba en su equilibrada madurez.

Con su madre, Phyllida Law, ya había coincidido en más de una ocasión. Pero si hay un trabajo por el que se las recuerda juntas ese es El invitado de invierno (1997). Alan Rickman, que debutaba como director, les dio la oportunidad de ser también madre e hija en la ficción. Ambas dan toda una lección interpretativa. Al año siguiente, dos proyectos en Estados Unidos. A las órdenes de Mike Nichols en Primary Colors, biografía (poco) encubierta sobre Bill Clinton en la que ella era Hillary. Y de un veterano a un novato. El debutante Sebastian Gutierrez dirigió El beso de Judas, un sensual thriller en el que Thompson se metía en la piel de una agente del FBI.

No hay en su carrera muchos títulos puramente hollywoodienses, de esos llamados alimenticios. Aunque su primera experiencia americana no pudo ser más desastrosa: la ¿comedia? Junior (1994), aquella en la que Arnold Schwarzenegger quedaba embarazado. Soy leyenda (2007), Nunca es tarde para enamorarse (2008) y Men in Black 3 (2012) completarían esta lista de producciones más comerciales.

También ha prestado su voz a dos producciones animadas: El planeta del tesoro (2002) y Brave (2012). Aunque si tenemos que destacar un título norteamericano, sería esa delicia surrealista llamada Más extraño que la ficción (2006).

En su Gran Bretaña natal, el nuevo siglo le ha traído trabajos más livianos que los de la década anterior. Su faceta cómica en Maybe Baby (2000), Love Actually (2003), o Radio encubierta (2009). Su lado familiar en La niñera mágica (2005) y su secuela (de las que también es guionista). Su retorno al solemne cine de época en Regreso a Brideshead (2008). Y secundaria de lujo en un film de prestigio como An education (2009). Aunque también hubo tiempo para proyectos más arriesgados, como Imagining Argentina (2003), que versaba sobre la dictadura en el país sudamericano. Eso sí, como casi cualquier intérprete británico que se precie, también tiene sus apariciones en la saga Harry Potter, de la que participa en tres de sus filmes.

Parece claro que el mejor momento de Emma Thompson ya pasó. Su calidad cada vez aparece más con cuentagotas; escondida en papeles pequeños, o en productos que no están a su altura. Con 53 años, va camino de convertirse en una de esas respetables damas inglesas, cuya sola presencia en la pantalla ya impone respeto


Manuel Barrero Iglesias
 
 
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