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domingo, 28 de octubre de 2012

Taquilla España: 12-14 octubre 2012

Impresionante récord para Lo imposible, que en su primer fin de semana consigue recaudar casi nueve millones de euros. Sin duda, el film de Bayona será el más visto del año en nuestro país, después de que más de un millón personas llenaran las salas en los primeros días de exhibición.

El cine español está de enhorabuena, ya que Las aventuras de Tadeo Jones sigue con paso firme en su séptima semana, sumando otro millón más para un total que supera los quince.Venganza: Conexión Estambul cae hasta el tercer puesto con 0'86.

El otro estreno de la semana que entra en el Top Ten es Frankenweenie, en cuarto lugar con 0'82. Le sigue El fraude, que en su segunda semana consigue 0'77 más. También segunda semana para Resident Evil: Venganza, que cae hasta el sexto puesto con 0'62.

Los puestos del séptimo al noveno son para Si de verdad quieres...(0'26), A Roma con amor (0'25) y Salvajes (0'22). Cierra Brave, que vuelve al Top con 0'15 millones.


domingo, 21 de octubre de 2012

Sitges 2012: Día 8 + Looper

Octavo día en Sitges. La sección oficial nos trae animación japonesa de calidad, terror con casas encantadas y niños fantasmas, más comedia británica disparatada, y un hipnótico ejercicio de suspense. En Panorama, el thriller con el que Kim Ki-duk ganó en Venecia. Y también hablaremos de Looper, película que clausuró el festival


Por Manuel Barrero Iglesias


Pietá (Kim Ki-duk)

Hacía años que el cine de Kim Ki-duk me interesaba muy poco. Sin rubor, reconozco haber disfrutado mucho con Hierro 3 y, en menor medida con Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera. Pero el coreano llevaba demasiado en errática trayectoria, con películas flojas o directamente infumables. Aún así, nunca ha dejado de ser asiduo de los grandes festivales del mundo. De hecho, Venecia le otorgó el León de Oro este mismo año. Como si estuvieran esperando a que hiciera algo medio decente para volver a encumbrarlo.

Y es que Pietà no está nada mal, pero tampoco es una obra grandiosa. El tema de la venganza ya ha sido tratado recientemente con más acierto por su compatriota Prak Chan-Wook. Ki-duk, además, le da ese aire trágico que tanto le gusta. Película aceptable que nos reconcilia (algo) con su autor. Pero el mundo del cine (el festivalero, concretamente) debería ir aceptando que lo del coreano fue flor de un día.


Sinister (Scott Derrickson)

Cinta de terror repleta de tópicos, sí, pero que Derrickson consigue hacer muy efectiva. Casa encantada y niños fantasmas, es decir, elementos explotados hasta la saciedad se dan cita también aquí. Tampoco es demasiado innovador el retrato de la familia, con su escritor obsesionado por conseguir un nuevo éxito, la esposa abnegada, y los hijos con alguna peculiaridad.

Lo que hace de Sinister algo especial es su uso del Super-8 como formato para crear el terror. El resto de apariciones fantasmagóricas son inocuas, pero cada una de las filmaciones que el protagonista contempla son  las que realmente ponen el vello de punta. Una inteligente forma de usar el audiovisual para hacer interesante un film de argumento rutinario.



Wolf Children (Mamoru Hosoda)

La animación japonesa, siempre a la vanguardia, siempre ofreciendo obras de gran belleza. El director de Summer Wars nos trae un hermoso cuento sobre niños lobo. Con una animación de trazos sencillos, Mamora nos atrapa en un mundo que combina magia y realismo en sus justas dosis. Quizás sea el clímax tormentoso lo más flojo del film.

Un trabajo que habla sobre el amor que supera las diferencias, sobre la abnegación de la maternidad, sobre el crecimiento de los hijos, o la necesidad de encontrarse a uno mismo. Y lo hace con sentido del humor,sensibilidad e inteligencia. Y es que los japoneses son expertos en hacer películas que no tratan a los niños como idiotas. Si por alguna remota casualidad, Wolf children se estrena en España, lleven a sus hijos a verla. Y si no tienen niños, háganse el favor a ustedes mismos.


A Fantastic Fear of Everything (Crispian Mills, Chris Hopewell)

Más comedia absurda británica en esta película que mezcla elementos de aquí y allá. Una vuelta de tuerca al asesinato en serie, el miedo visto desde un punto de vista paranoico-paródico, y una galería de personajes de lo más peculiar.

Aunque no es hasta la aparición del policía cuando el film de verdad es divertido y tiene brillantes diálogos. Las situaciones hilarantes se suceden durante ese tramo del sótano. Pero lo que hubiera sido un corto genial está rodeado por una película que jamás alcanza esos niveles, ni se la acerca. El resto es aburrido, y no engancha jamás.


The Berberian Sound Studio (Peter Strickland)

Hipnótica cinta de terror, pero ese terror muy a lo David Lynch, director con el que esta fascinante película tiene mucho en común. Una obra que es cine dentro de cine dentro de cine; en la que el argumento lineal e inteligible es lo de menos. En la que el suspense se crea a través de un juego de espejos y de confundir ficción y realidad.

Y, de paso, un bello homenaje a esos artesanos del sonido, esos técnicos en la sombra que hacen posible la magia del cine. Y al terror italiano. Una película que son varias en una, y que nos atrapa totalmente, si es que logramos entrar en su juego.


Looper (Rian Johnson)

Johnson sorprendió con su ópera prima, Brick, una revisión del cine negro llena de frescura. Un prometedor comienzo al que siguió la tibia acogida de The Brothers Bloom. Con Looper, el autor vuelve al cine de género, con una ciencia-ficción con toques de cine negro, que usa varias obras referenciales para reinventarse en un producto con personalidad propia.

Vuelve a conseguir darle un soplo de aire fresco a un género ya tan gastado, a través de una dirección vibrante, en un film que combina acción y reflexión con paciencia. A ojos de este crítico, la resolución es algo insatisfactoria, con un viaje hacia la redención demasiado evidente. Aún así, son muchas las virtudes que acompañan a esta ciencia-ficción vigorosa.


sábado, 20 de octubre de 2012

Sitges 2012: Día 7

La sección oficial nos trajo el cambio de registro de Pascal Lugier, una comedia con invasión extraterrestre, un sórdido drama coreano, una surrealista comedia, y la adaptación de un cómic ambientado en el Japón feudal. Fuera de concurso, ese mito que es Argento con su visión sobre Drácula.


Por Manuel Barrero Iglesias


The Tall Man (Pascal Laugier)

Mucha expectación había con el nuevo trabajo de Laugier, director que levantó una gran polvareda en 2008 con la polémica Martyrs. Dividió a la audiencia, ganándose a los amantes de las propuestas más salvajes. Suponemos que con su nuevo film la decepción de estos será mayúscula. El hombre de las sombras se aleja del terror gore para acercarse al thriller más psicológico.

El principal atractivo del film es la forma que tiene el director de jugar con los códigos del género. Víctimas y verdugos se confunden en un relato ambiguo, lleno de recovecos y disquisiciones morales. Quizás demasiado ambiciosa para lo que ofrece, al final todo se vuelve demasiado disperso.


Grabbers (Jon Wright)

Los irlandeses no paran de hacer (buena) comedia. Si El irlandés le ponía sarcasmo a las buddy movies, Grabbers lo hace con el cine alienígena. Emparentadas por un personaje principal muy similar, ambas usan eso tan sano que es la ironía para reírse de uno mismo. El problema de este film es que la mala leche se ve desplazada por demasiados momentos sentimentales, dando excesiva importancia a una historia de amor que no interesa mucho.

Pero es innegable la simpatía que despierta este trabajo, lleno de secundarios pintorescos y de extraterrestres amenazantes. Y, tenía que ser Irlanda, un pueblo pesquero en el que los habitantes deben emborracharse para sobrevivir al ataque. Un film sin muchas pretensiones, solo la de pasar un buen rato.


The Weight (Jeon Kyu-hwan)

Todo lo contrario ocurre con esta película coreana, un deprimente viaje a la sordidez. Un solitario hombre que trabaja en la morgue. Una galería de secundarios y situaciones a cual más grotesco. Desde la necrofilia hasta el incesto, pocas son las disfunciones que no aborda este trabajo.
A ratos interesante en su disección de la miseria humana, el film termina siendo asfixiado por su atmósfera opresiva y por su falta de credibilidad.


Wrong (Quentin Dupieux)

El director francés sorprendió hace un par de años con Rubber, comedia de terror con un neumático asesino por medio. Dupieux deja a un lado el terror, para entregarse a la comedia delirante. Surrealismo en estado puro para una película que es digna heredera de los grandes maestros del absurdo. El continuo juego con lo irreal sorprende a cada momento.

Pero como en toda buena comedia que se precie, lo bueno está en el poso amargo que esconde. La soledad del ser humano, la falsedad de las relaciones, o el terrible mundo laboral. Más allá de la lluvia en interiores y las palmeras que se convierten en pinos, el film esconde una ácida reflexión sobre el mundo en que vivimos.


Rurouni Kenshin (Keishi Ohtomo)

Esta cuidada adaptación del cómic de Nobuhiro Watsuki proporciona más de dos horas de buen entretenimiento, con unos personajes llenos de carisma. Una película (otra más) ambientada en el Japón feudal, en la época en la que los samurais fueron condenados al ostracismo, y sobrevivían como podían en un mundo que ya no los quería.


Un film, en ocasiones, demasiado naif; con una distinción infantil entre buenos y malos, y en la que se recalca de forma cansina que la violencia es mala. Si dejamos a un lado obviedades y mensajes evidentes, estamos ante un producto muy entretenido, que se disfruta con mucho placer.



Dracula 3D (Dario Argento)

El maestro Argento vuelve a la gran pantalla con una co-producción (Italia-Francia-España) en la que anda metido Enrique Cerezo, quien también aparece acreditado como guionista (¡¿?!). El caso es que la producción es bastante cochambrosa, en el que todo aparece acartonado y de una cutrez extrema.


Por supuesto, hay unos cuantos momentos en los que el director muestra su indudable categoría. Un puñado de planos magníficos, y una forma de filmar las muertes que roza la genialidad. Pero el conjunto de este homenaje a los filmes de la Hammer deja mucho que desear.

domingo, 14 de octubre de 2012

El fraude


Arbitrage (Estados Unidos, 2012).
Dirección, guión: Nicholas Jarecki.
Intérpretes: Richard Gere, Brit Marling, Susan Sarando, Tim Roth, Laetitia Casta, Bruce Altman, Felix Solis, Nate Parker.
Música original: Cliff Martinez.
Fotografía: Yorick Le Saux.
Montaje: Douglas Crise.
Idioma: Inglés.
Duración: 106 minutos.



6/10

Cine comercial muy mal disfrazado

Nicholas Jarecki debuta en la dirección con un thriller a medio camino entre lo comercial y lo independiente, lo cual le ha permitido participar en festivales y a su vez tener una considerable promoción.

La cosa va de un magnate que necesita cerrar la venta de su empresa antes de que se descubra que ha cometido fraude. A su vez, se ve envuelto en un crimen relacionado con su amante, el cual tendrá que tratar de ocultar para que la venta de su empresa no se vea perjudicada. A partir de ese momento luchará por superar la situación a la vez que lidia con los dilemas morales que se le plantean.

El protagonista absoluto de la película es un Richard Gere en mejor forma de lo que estamos acostumbrados a verle, aunque su actuación tampoco es nada del otro mundo. Muchas han sido las alabanzas a su actuación en esta película -en mi opinión excesivas-, dándome la sensación de que para muchos críticos pegar cuatro gritos es suficiente para ser ensalzado como actor.

El plantel de secundarios es de bastantes quilates, comenzando con una Susan Sarandon cumplidora y pasando por unos correctos Brit Marling y Tim Roth. Los actores se amoldan perfectamente al tono del film, siempre demasiado plano, preocupado por no desagradar.

La película siempre resulta agradable, caminando en todo momento por la fina línea que separa lo predecible de lo excitante, pero sin decantarse por un bando. Esa falta de riesgo es el mayor problema de la película, que aunque se ve con bastante agrado, nunca llega a emocionar, conmocionar o generar cualquier tipo de sentimiento en el espectador más allá de no haber perdido el tiempo con ella. El mejor ejemplo de la cobardía de Jarecki lo encontramos en un final facilón, pero calculado al milímetro. Un final comercial que intenta sorprender, pero solo consigue ser absurdo, tratando contentar a todo el mundo. A buen seguro dejará decepcionados a aquellos que esperen de la película algo más que un mero entretenimiento.

Pero en el fondo de lo que aquí se trata es de disfrazar el entretenimiento para hacerlo parecer cine de autor o de género, pero nunca se consigue. No se trata de una mala película, y no es para nada una mala carta de presentación para su director y guionista, del cual debemos esperar proyectos mucho más arriesgados cuando se haga un nombre en la industria.


David Sancho

Shanghai


Shanghai (Usa-China, 2010).
Dirección: Mikael Håfström.
Intérpretes: John Cusack, Gong Li, Chow Yun-Fat, David Morse, Ken Watanabe, Franka Potente.
Guión: Hossein Amini.
Música original: Klaus Badelt.
Fotografía: Benoît Delhomme.
Montaje: Peter Boyle, Kevin Tent.
Idiomas: Inglés, mandarín, japonés, alemán.
Duración: 105 minutos.






5/10


Siempre nos quedará Shanghai

Es bastante recurrente, dentro de la maquinaria de Hollywood, repetir las mismas fórmulas que en anteriores ocasiones generaron éxito. Shanghai, de Mikael Håfström, cae en el mismo error que muchos thrillers actuales ambientados en la Segunda Guerra Mundial: en el intento de recuperar el sabor del cine clásico, olvida que ello no debería basarse en copiar ciertas características del mismo y pulsar el botón automático. A esta Shanghai  le falta la personalidad necesaria para crear una atmósfera real en lugar de delegar exclusivamente en el uso del humo para llenar los espacios.

Estéticamente, se trata de una película estilizada y con un importante despliegue artístico en la recreación de la ciudad a principios de los 40, pero sin ningún tipo de alma. Un conjunto frío, lejano, irreal. Pese a los esfuerzos, no se logra que el escenario cobre importancia y, realmente, uno piensa que esta película está ambientada en la ciudad china como se podía haber ambientado en cualquier otro lugar. El deseo de transmitir la magia de su ciudad natal por parte del productor Mike Medavoy resulta un fracaso. Por su parte, la fotografía de Benoît Delhomme (El niño con el pijama de rayas, El mercader de Venecia), como de costumbre, es tan vistosa como desafortunada, basada en un exceso de iluminación que va en contra de lo que la acción requiere.

Quizás resulte más interesante su guion, a cargo de Hossein Amini, antes de que escribiera el de la aclamada Drive. Aunque el argumento no sea novedoso -y tenga demasiados lugares comunes con clásicos como Casablanca-, derive en su tercio final en un sinsentido de acción, y la película comience con un flashback totalmente prescindible; sí que tiene cosas más que rescatables.

La historia resulta atractiva desde el primer momento, y mientras el tono es el del noir, el interés va in crescendo. Salvo por la introducción de algún flashback algo discutible, pocos reproches se le puede poner a la película en este aspecto. Los personajes están bien presentados y algunos de ellos son los que verdaderamente transmiten el interés comentado. Destacan, especialmente, los personajes orientales, interpretados por un ambiguo Ken Watanabe, una arrolladora Gong Li y sobre todo por Chow Yun-Fat, que seduce y finalmente devora la cámara. Por el lado contrario, cabe mencionar que John Cusack es incapaz de dotar de cinismo y claroscuros al personaje principal de la película.

También juega en contra de la película el hecho de que resulte demasiado obvia su referencia en Casablanca. Al igual que aquella, contiene ambientación en un país exótico durante el final de la Segunda Guerra Mundial, el idealismo romántico, los héroes movidos por el corazón, las intrigas y diálogos con dobles sentidos y cinismo. Pero  no tiene nada de lo que realmente ha colocado el clásico de Curtiz en el Olimpo cinematográfico. En Shanghai no hay magia, ni vida; no involucra al espectador en la historia como si fuera suya. En definitiva, es excesivamente palpable su artificialidad.

Por lo tanto, se puede decir que esta previsible película, hecha a imitación de gran producción -con un potente reparto y con el sello de los Weinstein- pero rodada sin apenas ningún tipo de ambición artística, funciona en parte por cierto encanto en su trama y en algunos de sus personajes. Tan correcta como olvidable.

Jorge Marugán

sábado, 13 de octubre de 2012

Estrenos España: 11 octubre 2012

Tim Burton vuelve a la animación, algo que suele dar buenos resultados. Frankenweenie es una revisión del cortometraje que el mismo Burton dirigió en 1984 (en aquella ocasión, era acción real). Universo burtoniano en estado puro, con las voces de Winona Ryder o Martin Landau, entre otros.

También se estrena una de las películas que a buen seguro se convertirá en fenómeno de masas: Lo imposible de J.A. Bayona, cine de catástrofes muy bien hecho, pero al que le sobra el exceso de sentimentalismo.

También podremos ver dos películas proyectadas en esta edición del Festival de Sitges: la muy sesuda Cosmpolis (Cronenberg y el capitalismo) y la disparatada Iron Sky (protagonizada por nazis en la Luna).

Por último, tenemos el estreno de Bypass, comedia romántica con la siempre estimulante presencia de Bárbara Goenaga.

Sitges 2012: Día 6


En su sexto día, la competición oficial presentaba apellidos ilustres: Cronenberg (padre) presenta su última disertación sobre el corrupto mundo que vivimos, y Lynch (hija) presenta un turbador thriller. Además, una película alemana en plena montaña, y un remake totalmente innecesario. En Casa Asia pudimos ver Deranged, entretenida cinta de catástrofes. Mientras en Panorama, una violenta película sobre abusos y venganzas.

Por Manuel Barrero Iglesias


Chained (Jennifer Chambers Lynch)

La primera hora del film es modélica. Un ejemplo de thriller psicológico, angustioso hasta decir basta. Con un tema tan escabroso como el de violador/asesino en serie, a Lynch no le tiembla el pulso, consiguiendo una película dura y seca. Aunque no exenta de ternura. Atención al trabajo de los dos actores que sostienen la función, especialmente un Vincent D’Onofrio enorme.

Sin embargo, a medida que se acerca el final, el empeño por introducir giros en el guión estropea bastante el invento. Uno muy previsible; el otro, metido con calzador y muy mal resuelto. Si a esto le unimos los innecesarios flash-back que explican la infancia del “monstruo”, una película que apuntaba a grande se queda en menor.


Cosmopolis (David Cronenberg)

Cronenberg hablando sobre el capitalismo moribundo, en esta adaptación de la novela del mismo nombre. Tiene una atmósfera parecida a Holy Motors (vista días antes en el Festival); y hay una innegable fuerza visual, un magnetismo del que es complicado escapar.

Pero el director se empeña en sacarnos del film, cayendo en una monotonía literaria que acaba por matar la fuerza de las imágenes. Una verborrea inerte que termina por desesperar, construyendo un bello cadáver fílmico.


The Wall (Julian Roman Polsler)

En Sitges siempre se cuela algún a que otra producción europea con elemento de ciencia-ficción que sirve como pretexto para una película intimista. El año pasado pudimos ver Womb, film con muy pocos personajes y un entorno desierto. Todavía más mínima es esta película alemana, sostenida por un solo personaje.

Una extraña pared transparente atrapa a una mujer en medio de las montañas. El film extrae los mejores momentos de la relación que ella mantiene con la naturaleza. Tanto los animales que la acompañan, como el bello entorno en el que está atrapada. Aunque, como le pasa a Cosmopolis, la palabra mata a la imagen. La constante voz en off que verbaliza el relato de esta historia no ayuda a enriquecerlo, sino más bien todo lo contrario.


Juego de niños (Makinov)

En esta edición de Sitges hemos visto dos formas muy distintas de afrontar un remake. Está la manera de Maniac, un film con personalidad propia, y que propone una ruptura desde el respeto al material original. Y luego, están casos como el que nos ocupa. Por desgracia, lo más habitual: una revisión innecesaria.
Mucho menos turbadora que ¿Quién puede matar a un niño?, la película de Manikov es una mala copia, que solo se diferencia en algunos toques de gore algo más explícito. Novedad que aporta bastante poco. Sin duda, Juego de niños es mucho menos turbadora que la obra de Ibáñez Serrador, que fue uno de esos milagros del cine, en el que todos los elementos concuerdan para conseguir un film redondo. Este remake mexicano, sobra. Mucho.


Deranged (Park Jung-Woo)

Entretenida película catastrofista con epidemia mortal. Con mensaje incluido sobre la avaricia humana, el film sigue el esquema clásico del genero de desastres. Hombre corriente que se convierte en improvisado héroe que tiene que salvar a su familia. De paso, a unos cuantos millones de personas. Y, por supuesto, a sí mismo.

Los toques de humor son los que salvan a este trabajo de caer en la rutina mainstream. Porque es cierto que Deranged tiene sus momentos de sensiblería, pero son bastante menos, y no tan obvios como los de Lo imposible (por poner un ejemplo actual). Y, además, la epidemia está causada por unos bichos que crecen en el interior del cuerpo humano, y que de una forma u otra, terminan saliendo. Para esto los orientales son únicos.


The Seasoning House (Paul Hyett)

Tenemos dos partes bien diferenciadas en este film. La primera, de una sordidez deleznable e innecesaria, en el que vemos a mujeres pasándolo muy mal. Utilizadas como trozos de carne en la época de la Guerra de los Balcanes. Suponemos que la intención es prepararnos para lo que viene después. Que nos compadezcamos de ellas, y que odiemos a sus verdugos.
Es entonces cuando empieza lo bueno. La improvisada venganza de una aparentemente indefensa joven, que se enfrentará a un grupo de militares curtidos. Desde luego, no hacía falta una presentación tan larga y angustiosa para empatizar con esta niña y su causa. Un inicio tirando lamentable, para un desenlace demoledor en un film con ánimo de provocación.

Taquilla España: 5-7 octubre 2012

Tres estrenos ocupan las primeras posiciones en la taquilla de esta semana. Resident Evil 5: La venganza lidera el ranking con algo más de un millón recaudados. Cerca de esa cifra queda Venganza: Conexión Estambul. Mientras, El fraude ocupa el tercer lugar con 0'85 millones.

Después de cinco semanas en el primer puesto, Las aventuras de Tadeo Jones ve reducida sus espectaculares cifras, aunque tampoco están mal los 0'76 millones del fin de semana.  Si de verdad quieres..., A Roma con amor y Salvajes ocupan los siguientes puestos, con cifras en torno a los trescientos mil euros.

Para el octavo lugar tenemos un estreno. Magic Mike debuta con 0'17 millones. Mátalos suavemente desciende hasta el noveno lugar con 0'13. Y en el décimo, entra Blancanieves, que en su segunda semana se cuela en el Top Ten con 0'12. 

jueves, 11 de octubre de 2012

Sitges 2012: Día 5


La sección oficial en la quinta jornada estuvo repleta de humor. El humor negro de Sightseers, el entrañable de Robo-G, y el indie de Safety not Guaranteed. Aunque también hubo lugar para el thriller existencialista de Headshot. Fuera de concurso, Rob Zombie decepcionó con The Lords of Salem. Y en Panorama, una de las películas más inquietantes del Festival: Citadel.

 Por Manuel Barrero Iglesias


Sightseers (Ben Wheatley)


Humor negro, negrísimo, para este film protagonizado por unos "Asesinos natos" sin ningún glamour. Una pareja de mediocres, repletos de macabra inocencia, que nos harán vivir momentos de una comicidad atroz. Magnífico el trabajo de los dos intérpretes, dando el punto adecuado de patetismo y simpatía.

Los paisajes bucólicos de Gran Bretaña hacen más contraste aún con la brutalidad de unos crímenes cometidos con la mayor naturalidad del mundo. Una película con mucho encanto que redime a su director después de la abominable Kill list. Nada que ver con esta ácida y entrañable escalada cómico-violenta.


The Lords of Salem (Rob Zombie)

Decepción generalizada con la nueva película de Rob Zombie. Por mucho que la factura esté muy bien cuidada, el film no cuenta absolutamente nada. Desde luego, no consigue dar miedo en ningún momento, ni mantener al espectador en tensión. Al contrario, lo que logra es que se apodere de nosotros el tedio más absoluto.

Para colmo de males, el argumento es una enorme sandez, un disparate sin pies ni cabeza. Al final, lo poco que queda aprovechable son unas cuantas imágenes sugerentes, algún buen momento aislado y una música inquietante. Lo demás, la inanidad.


Robo-G (Shinobu Yaguchi)

Un anciano ya jubilado, en su afán por volver a sentirse útil, consigue un peculiar “trabajo”: hacerse pasar por robot. La primera aparición pública del supuesto androide hace que éste cobre inusitada fama, con lo que sus “creadores” se ven obligados a seguir mostrándolo al público.

A través de esta tierna y entrañable película, el autor nos habla sobre la vejez, y el sentimiento de inutilidad que se apodera de aquel que queda fuera de la maquinaria productiva. Espléndido trabajo de Naoto Takenaka, capaz de reflejar en su rostro los diversos estados de ánimos por los que pasa el protagonista del film, este anciano que vive una segunda juventud.


Safety no Guaranteed (Colin Trevorrow)

Uno de los nombres más representativos del cine indie es Mark Duplass, que en este film ejerce doble tarea de productor y protagonista. La película no disimula nunca esas maneras indies, con una historia que gira en torno de un supuesto viaje en el tiempo. El absurdo planteamiento se va enredando hasta desembocar en una tragicomedia sobre la vida misma.
Lástima del exceso de cursilería que domina la parte central, en la que el autor se empeña en emparejar a sus protagonistas casi con desesperación. Lo único que consigue es desviar la atención de lo que realmente nos interesa. Eso sí, el desenlace deja un buen sabor de boca para esta película sencilla y muy bien interpretada.


Headshot (Pen-Ek Ratanaruang)

Hay vida en Tailandia más allá de Apichatpong Weerasethakul, casi el único director de aquel país del que nos llega algo. Headshot es un thriller con sustancia, una de esas películas con protagonista atormentado. Un hombre íntegro al que la vida maltrata precisamente por esa integridad.

Cine negro en toda regla. Un trabajo sólido, con una adecuada construcción del personaje principal, y un más que decente trabajo de dirección para una narración algo confusa. Y es que, por momentos, el film cae en un ritmo cansino del que luego le cuesta salir.


Citadel (Ciaran Foy)

Una de las películas más espeluznantes vistas en esta edición del Festival. Especialmente en el inicio, cuando la amenaza de lo real hace que todo sea mucho más aterrador. Desde un inicio que ya noquea sin dar tiempo a respirar, hasta unas secuencias en las que ocurre muy poco, pero donde la tensión es casi insoportable. Tras el giro a lo fantástico, el film pierde algo de fuerza, pero sigue manteniendo un nivel bastante alto.

Pero si hay algo por lo que destaca este trabajo es por la utilización de los espacios urbanos. Esa periferia de atmósfera apocalíptica, y esos edificios tétricos e impersonales. Un thriller de calidad, lleno de tensión y que contiene sus reflexiones sobre temas como el miedo o la sociedad actual.

martes, 9 de octubre de 2012

Sitges 2012: Día 4


Animación española de calidad en la sección Anima't con la gallega El apóstol, mientras en Casa Asia tenemos el segundo trabajo de Miike que podemos ver en esta edición: Ace Attorney. En la sección oficial, fuera de concurdo, dos remakes. El plomizo The Flying Swords of Dragon Gate y el muy estimulante Maniac.

Por Manuel Barrero Iglesias


El apóstol (Fernando Cortizo)

Galicia suele ser cuna del mejor cine de animación que se hace en España. Esta película es un buen ejemplo de cómo hacer un producto más que digno. Realizado con stop motion, la película juega la baza del terror ibérico en un film de muy reconocibles raíces. Esa comunidad siniestra y unida para aniquilar al forastero es un tema recurrente en nuestra filmografía.

Película de exquisita sencillez, que consigue eso tan difícil de tener personalidad propia y crear una atmósfera. Es evidente que la animación nacional aún está lejos de lo que consiguen otros países en este terreno, pero se agradecen mucho propuestas de este tipo, que dibujan un panorama algo más rico. Lástima que la valentía de la apuesta no vaya a tener la repercusión de otros filmes de animación que carecen del talento que aquí hay.


Ace Attorney (Takashi Miike)

La segunda película que trae Miike a Sitges es una delirante adaptación de un videojuego que se desarrolla en un futuro en el que los juicios duran tres días. Una película que se desarrolla en los juzgados, pero dominada por la parodia y la comedia excesiva. El autor se ríe del cine judicial a través de unos divertidos personajes envueltos en situaciones descacharrantes.

Eso sí, a Miike vuelve a jugarle una mala pasada su gusto por los metrajes extensos, y aquí le vuelven a sobrar algunos minutos de sus más de horas de duración. Y es que los momentos más serios tienen muy poco interés en un trabajo que sobresale en el hilarante juego que se desarrolla en los estrados, con un abogado novato como figura estelar de la función.


The Flying Swords of Dragon Gate (Tsui Hark)

Parecía ya superada esa moda en el cine oriental que surgió a partir de Tigre y dragón, cuando llega Tsui Hark y vuelve al subgénero sin aportar demasiado a lo que ya hicieron Ang Lee y Zhang Yimou. Los ingredientes, están todos: épica, aventura, luchas en el aire, espadas, romance… pero la mezcla, además de muy vista, le sale sosa a Hark.

La acción no está del todo mal, pero es escasa; y el guión sobre intrigas entre clanes no ofrece nada vibrante. Lo dicho, una película que llega a destiempo, cuando ya hemos visto todo lo que había que ver al respecto.


Maniac (Franck Khalfoun)

Remake de la película de 1980 del mismo título, Khalfoun consigue darle personalidad propia a un trabajo de propuesta formal arriesgada. La mayor parte del film está narrado desde el punto de vista de su protagonista. La apuesta sale bien, dándole un toque aún más inquietante al ambiente, ya que no deja de ser chocante que el espectador esté continuamente en la piel del asesino.

La brutalidad de los crímenes y una atmósfera malsana terminan de ensamblar una obra audaz, en la que hay muy buen cine, con un director que sabe lo que se trae entre manos. La pega, alguna decisión de guión bastante discutible. Pero el brutal ejercicio de estilo ahí está, para que lo disfrutemos.
 
 
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