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sábado, 5 de mayo de 2012

Kiseki (Milagro)

7/10
Kiseki (Japón, 2011)
Dirección, montaje y guión: Hirokazu Kore-eda.
Intérpretes: Koki Maeda, Ohshirô Maeda, Ryôga Hayashi, Cara Uchida, Kanna Hashimoto.
Fotografía: Yutaka Yamasaki.
Idioma: Japonés.
Duración: 129 minutos.




Aprender de la vida

Koichi y su hermano pequeño Ryunosuke viven separados desde que sus padres se divorciaran. Koichi, de 12 años, vive con su madre y sus abuelos en Kagoshima, bajo las cenizas constantes del volcán Sakurajima. Serio y responsable, sueña con que sus padres se reconcilien. Ryunosuke, de 10 años, vive en Fukuoka con su padre, que aún persigue su sueño de triunfar en el mundo de la música. De espíritu más alegre que su hermano, parece bastante cómodo con su nueva vida, sus nuevos amigos y su pequeño huerto. Aunque a veces tiene que hacer de amo de su casa, prefiere estar separados a que sus padres discutan.

La nueva línea del “shinkansen” (tren bala) que atravesará la provincia de Kyushu está a punto de inaugurarse y surge el rumor de que la primera vez que los dos trenes de la línea se crucen se liberará una gran energía que hará posible que cualquier deseo se cumpla. Koichi se agarra a esta posibilidad para cumplir su gran deseo de que todo sea como antes, y su familia vuelva a estar junta. Con este fin organizará un viaje con sus amigos, al que posteriormente se unirá su hermano y sus amigas; para estar allí cuando los dos trenes se crucen y pedir la realización de sus sueños. En esta aventura aprenderán y comprenderán que aunque se desee algo con fuerza, esto no significa que vaya a suceder.

Salvo los hermanos Maeda, que interpretan a los hermanos protagonistas y ya eran cómicos profesionales antes de la película, ninguno de los niños había trabajado en cine o televisión. En el momento de rodar no conocían el guión, sino que el director les indicaba qué debían decir; les explicaba la escena, les daba objetos y les pedía que fueran lo más naturales posible, como si la cámara no estuviera.  Todos ellos hacen un espléndido trabajo, base en la que radica la fuerza expresiva de la película.

Kore-Eda quiere ser el tipo de padre que espera tranquilamente a que sus hijos vuelvan de sus aventuras y esto lo ha hecho patente en Kiseki. Sus personajes adultos nunca destacan por ser figuras autoritarias y actúan más como cómplices dejando libertad a los niños para actuar. En el caso de los padres hay cierta dejadez o desatención respecto a sus hijos, están demasiado preocupados por lo suyo, pero también hay parte de confianza en unos hijos que resultan ser mucho más maduros que ellos.

Los niños son los protagonistas, pero –aunque sea en segundo plano- a través de unos adultos muy bien dibujados también se nos muestran las desilusiones de la vida; que las cosas no siempre salen como se planean, que hay que esforzarse para seguir adelante sin perder la esperanza, y que al perseguir un sueño muchas veces se paga el precio de perder muchas otras cosas por el camino.

Kore-Eda, con su estilo pausado y lleno de naturalidad; compone una amable, aunque agridulce, fábula sobre los anhelos e ilusiones en confrontación con la realidad. En definitiva, el milagro de la vida con sus dificultades y alegrías.

M. Lofish




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