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sábado, 28 de abril de 2012

Los juegos del hambre


5/10
The Hunger Games (Usa, 2012).
Dirección: Gary Ross.
Intérpretes: Stanley Tucci, Wes Bentley, Jennifer Lawrence, Paula Malcomson, Josh Hutcherson.
Guión: Gary Ross, Suzanne Collins, Billy Ray; sobre la novela de Suzanne Collins.
Música original: James Newton Howard.
Fotografía: Tom Stern.
Montaje: Christopher S. Capp, Stephen Mirrione, Juliette Welfling.
Idioma:  Inglés.
Duración: 142 minutos.




Otra saga más para adolescentes

Los Juegos del Hambre sigue la estela de las adaptaciones de sagas literarias para jóvenes. Y aunque tratado de forma algo superficial, es un buen acercamiento crítico a los excesos de los reality shows y su supuesta realidad por un lado; y por otro, a los juegos manipuladores del poder para mantener su posición dominante y acomodada sobre una parte de la población oprimida y explotada.

Claramente dirigido al público adolescente, esto supone una gran limitación para la forma en la que se presenta la película. Lo que puede provocar que cierto público adulto sienta que falta ir algo más allá. Aunque desde la dirección hay un intento de salirse un poco de lo convencional usando en ciertos momentos la cámara en mano, o cambios en la fotografía para remarcar las diferencias entre un contexto y otro; el film no llega a convencer. El resultado final deja bastante que desear, sobre todo en las escenas de acción, en las que el uso abusivo de planos cortos y cerrados las hacen confusas y resulta difícil saber qué está pasando.

En teoría, los libros están basados en el mito de Teseo y el Minotauro, donde el monstruo sería el “reality show” que devora a los jóvenes de los distritos oprimidos. Pero en su adaptación fílmica se hacen más patentes otras semejanzas. Es casi inevitable la comparación con Perseguido Battle Royale (ambas basadas también en obras literarias) respecto al planteamiento, aunque quitando mucha sangre y gore. Cuando se nos muestra el lugar desde el que Séneca mueve los hilos de los juegos es difícil no acordarse de El Show de Truman. Y hasta se pueden vislumbrar en sus pequeños momentos de romance adolescente destellos de Crepúsculo. Aunque afortunadamente estos momentos son mínimos, y no caen en el pasteleo de la saga vampírica.

Las semejanzas con estos precedentes no supondrían realmente un problema si la película se hiciera con una personalidad propia, algo que no se consigue a pesar del esfuerzo de los actores; resultando una mezcla descafeinada de sus precedentes. Pero no hay que olvidar el público al que está dirigida. Sin duda, Los Juegos del Hambre tiene mucho más contenido, valores y temas de reflexión que los productos anteriores que se han ido haciendo en estos últimos años para ellos. Lo cual es de alabar.

M. Lofish




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