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sábado, 28 de abril de 2012

La fría luz del día

2/10
The Cold Light of Day (Usa, 2012).
Dirección: Mabrouk El Mechri.
Intérpretes: Henry Cavill, Bruce Willis, Sigourney Weaver, Verónica Echegui, Joseph Mawle.
Guión: Scott Wiper, John Petro.
Música original: Lucas Vidal.
Fotografía: Remi Adefarasin.
Montaje: Valerio Bonelli.
Idiomas: Inglés, español
Duración: 93 minutos.



Liándola parda en Madrid

Tras conseguir con JCVD ganarse el corazón de los fans del cine de acción a través de la redención de uno de los principales protagonistas de este género en los 80 y 90 (Jean-Claude Van Damme), se esperaba con cierta ilusión el nuevo trabajo -y salto a Hollywood- del francés Mabrouk El Mechri. Otra vez de la mano de una vieja gloria, aunque en esta ocasión sin necesidad de rescate, ya que Bruce Willis se mantiene con cierta dignidad en el cine actual. El actor queda aquí como un mero padrino que da el relevo a las nuevas generaciones, corporeizadas en un musculoso Henry Cavill (al que próximamente le veremos embutido en las mallas de Superman). Pero si este es el relevo en el cine de acción ‘made in Hollywood’, mal futuro nos espera.

Si Willis es el padrino, Sigourney Weaver ejerce de madrina. Ésta sí, dándole su apoyo al joven aspirante a lo largo de toda la cinta, aunque tampoco sirva para mucho. Y como representación autóctona una desaprovechada Verónica Echegui, y un pintoresco Oscar Jaenada como dueño de una gran discoteca.

En este supuesto thriller de acción la tensión se diluye con tantas idas y venidas de sus protagonistas, perdidos por las calles de Madrid. Y he aquí otra desventaja para la película, especialmente para las pantallas castizas: en los movimientos espacio-temporales de los protagonistas por la ciudad se rompe la verosimilitud, y sacan de la película al espectador al ser las localizaciones demasiado reconocibles. Aunque se intente, no es fácil obviar que no se puede llegar a la carrera en cinco minutos de Ciudad Universitaria a la Plaza Mayor. O que por una reconocible selva tropical de la estación de Atocha se salga a Sol.

Lo que sería anecdótico si nos encontráramos ante una película bien estructurada, con una trama sólida, y unos personajes potentes; en este caso resulta esperpéntico. Y para más inri, esa publicidad sin pudor de una conocida discoteca de Madrid. Una tomadura de pelo sin pausa, de la que el espectador solo puede sacar provecho si la toma con humor. Al menos, no cae en unos tópicos demasiado marcados; o barbaridades como la quema de santos en la Semana Santa de Sevilla de Misión Imposible 2 o los Sanfermines sevillanos de Noche y Día.

M. Lofish



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