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sábado, 7 de abril de 2012

Entrevista: Nacho Vigalondo

"El punto de vista masculino determina mis películas"


Nacho Vigalondo es todo un personaje. Adorado por algunos, detestado por otros. Los Oscar cambiaron su vida, y la nominación de su corto 7: 35 de la mañana le abrió más de una puerta. El director cántabro no ha dejado pasar la oportunidad. Dos filmes de muy bajo presupuesto que demuestran que para hacer ciencia-ficción basta con tener mucha imaginación. Hablamos con él con motivo del estreno de la muy divertida Extraterrestre, su segunda película. Y ya tiene un par de proyectos en marcha, ambos en inglés. Controvertida figura, sí. Pero hay que ser muy obtuso para no reconocer el aire freso que su cine supone para nuestra cinematografía actual.


Por Manuel Barrero Iglesias


-¿Cómo surge esta combinación entre ciencia-ficción y comedia romántica? En tu cabeza, qué estaba antes, ¿la historia de amor o la invasión extraterrestre?
Son dos géneros que me han dado muchas alegrías como espectador, no empecé por uno y acabé en el otro. Lo que más me interesó desde el primer momento fue la colisión entre los dos, no hubo una deriva de uno a otro. El atractivo de coger dos géneros aparentemente incompatibles para el espectador medio, y ver qué pasa.

-Ya has demostrado en tus dos largometrajes que con poco dinero se puede hacer ciencia-ficción de calidad. Cuando escribes, ¿lo haces pensando en el presupuesto?
Me parece un error escribir sin pensar en el presupuesto, y luego intentar hacer trucos de producción para que la película parezca más cara de lo que realmente es. Se trata de saber que tienes una película pequeña, y no entender esto como una limitación, sino como un golpe de efecto más. En esta película es tan determinante lo que se ve, como lo que no se ve. No tendría sentido contar esta película con más presupuesto, y que al final entrase una manada de hombrecillos verdes. Esa es otra película que ya hemos visto. Esto es otra cosa.

-Podríamos decir que al personaje de Julián Villagrán le conviene que haya una invasión extraterres, ya que así consigue estar al lado de la chica de la que se ha enamorado.
Una de las preguntas que te haces al escribir el guión es cómo podemos hacer que una invasión extraterrestre le convenga a un personaje, y llegas a esta conclusión. Al de Julián Villagrán le viene bien porque así no se va del piso de Michelle, aunque ella le quiere echar lo antes posible.

-Me gustaría que me hablaras de tu relación con los personajes femeninos que escribes. Creo que son algo menos ricos que los masculinos. Un poco más ‘floreros’, que sirven para que los hombres actúen.
De momento, hay algo que determina las películas que hago, y es el punto de vista masculino. Me gusta hablar de la fragilidad de ese punto de vista. No quiero glorificar al hombre, sino precisamente resaltar todo lo que flaquea en él. Y a partir de ahí, temas como el vouyerismo. Objetos de de deseo representados por personajes como el de Bárbara Goenaga en Los cronocrímenes o Michelle Jenner aquí. En Extraterrestre he intentado que ella fuera tan culpable, tan frágil y defectuosa como ellos.
Pero me parece machista pretender que una mujer en una película tenga que tener una entidad per se. Es como una ley de paridad. Cada película responde a unas necesidades distintas. De la misma manera que podemos hacer una película con cinco mujeres, y que un hombre sea un florero. Y no pasa nada, es perfectamente legítimo todo.

-A pesar de ser una comedia muy divertida, la película termina con un tono agridulce, un poco a lo Casablanca. ¿Distes muchas vueltas para llegar a ese final, o lo tenías claro desde el principio?
El final era una de las cosas que tenía claras a la hora de empezar a escribir la película. Creo que es bueno tener muy definido el punto en el que la película se cierra de alguna manera. Aquí era difícil, porque todos los pasos adelante en la trama son derivas absolutas. Secuencia a secuencia, parece que todo se aboca al caos. En ese sentido, no es fácil llegar a una secuencia última en la que el círculo se cierra.

-¿Te planteaste en algún momento actuar en este film?
No me lo planteé, de la misma manera que no actúo en muchos de mis cortos. Nunca he pretendido ser una presencia constante en mis películas. Cuando he salido en alguna, siempre ha respondido a una necesidad que no está explicitada en el relato. El que quiera adivinarla, que la descubra.

-Ese final con los personajes sentados en una silla, ¿es un guiño a Los cronocrímenes?
No creo que sea justo que haya guiños, y menos si son a películas del mismo director. Eso no sirve para nada, y jamás lo hubiera hecho de forma consciente. De hecho, en Los cronocrímenes la importancia del plano está en ellos dos porque no están viendo nada, y aquí sí hay algo que están viendo. El sentido es otro, pero entiendo que, en cierta manera me estoy empezando a autoplagiar.

¿Y los melocotones?
Son una necesidad de guión. Hay un momento en el que necesito un objeto tanto como un personaje. A partir de ahí, los melocotones vuelven una y otra vez a la trama. Porque dentro del caos que es este relato, quiero que, de alguna manera, todo encierre una cierta lógica. Aunque esa lógica no esté explicitada en el relato. Es lo que te decía antes de la deriva, que está ahí. Pero tenemos que utilizar detalles y mecanismos para que todo tenga cierto sentido al final.

-En mi opinión, el cine ha ganado un inmenso cómico con Carlos Areces, que acabará estando a la altura de los más grandes.¿Cómo ha sido trabajar con él?
Me gustaría poder presumir de lo difícil que fue trabajar con cualquiera de los actores de esta película. Pero tengo que reconocer que hago trampa, y que dirijo actores que sé de antemano que van a ser fáciles de dirigir, y me van a dar un rodaje placentero.
Carlos Areces es totalmente maleable. Y tiene una vis cómica que trasciende cualquier intento explícito por hacer reír. Es una cosa que no sé si puede controlar o no. Hace gracia, es un don. Incluso el público extranjero que no lo conoce, ser parte el culo cuando apareces por primera vez en la película. Hay algo sobrenatural, es un superpoder.

-Para terminar, háblanos un poco de tus próximos proyectos
Se rodarán en inglés. Windows es una actualización de ciertos arquetipos hitchcokianos. De alguna manera, vuelvo a Cronocrímenes, a esa triangulación entre héroe-villano-chica en peligro. Supercrooks habla de un grupo de villanos de tercera categoría que deciden venir a España a dar un gran golpe porque aquí no hay superhéroe.

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