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lunes, 9 de noviembre de 2020

Crónicas: Seminci 2020 (Palmarés)

Por Paulo Campos


Termino con el resultado del sorteo de premios por parte del jurado, porque muchas veces tal cual parece. Una vez más, se ve que no tenían película suficientes para premiar que tuvieron que dar tres premios, tres ,a la húngara Preparations to be together for a unknown period of timeque se hizo con Mejor película, actriz (que fue a parar a Natasa Stork, que como dije era bastante predecible) y nueva directora para Lili Horvát. Vamos, una de las que tenía olvidadas y va y arrasa... En fin.

La que sí me gustó más ver premiada fue Gaza mon amour, que se hizo con la Espiga de plata, vamos, la segunda mejor película, y mejor guión. El premio a mejor dirección también lo compro, porque Aurel y su Josep merecían estar en el palmarés, e Iván Ostrochovsky por Servants era uno de los mejores en la sección oficial. Ambos compartieron ex-aequo el premio a mejor dirección.


Tampoco fui muy desencaminado en cuanto al mejor actor, y mira que había muchas y buenas interpretaciones masculinas. Desde los seminaristas eslovacos, pasando por el falso persa Pérez Biscayart, Steven Yeun en Minari (que se fue de vacío como suele ser habitual en las que suenan a Oscar, como Lulu Wang el pasado año) o el James Norton terminal de Nowhere special eran claros candidato.. Pero finalmente, el premio estaba cantado desde el principio, el padre de una autista que no es capaz de dejarle que se independice era carne de Espiga. Y así fue, Shai Aviv se hizo con el codiciado galardón.

La iraní There is no Evil no podía marcharse de vacío, pese a haber ganado el Oso de Oro, era muy cantoso, se conformó con el premio especial en plan de “tú ya sabes que es lo que hay, que no te podemos dar más, pero nos molaste mucho”. Y luego el montaje de Persian lessons fue destacado (cosa que me parece hasta bien, pero a haber montajes mucho mejores) y ya el premiar la foto de The cloud in her room pues como frivolité vale (creo que ese plano bajo el agua de la piscina es motivo para el premio), y más teniendo a pelis como Servants, The Wasteland, Minari o The disciple (que para tanto no era cuando aquí ni las gracias le dieron) que merecen mucho más ese premio.

Mención para El mártir, el corto ganador de Fernando Pomares, que trata la imaginaria huida de dos sirios del país para acceder a un indeterminado país europeo donde no tienen las mejores de las suertes, todo ello narrado por la hermana que se queda sin ellos en el lugar de origen. Nada mal, pero tampoco arrebatador. De la sección punto de encuentro, la iraní 180º rule resultó ganadora, lo que no me interesa tampoco en absoluto, mientras que Piedra Sola se hizo con el premio especial, lo que habiendo pelis mejores que esas dos me deja un poco choff.

Y hasta aquí la 65 edición del Festival de Valladolid, que se mantuvo vivo a duras penas, con un esfuerzo titánico por parte de su directiva y que espero poder seguir disfrutando mucho tiempo, porque sí, es un poco rancio en su manera de abordar la concepción festivalera. Sí, la prensa que asiste es la de tres o cuatro generaciones anteriores, pero también es una festival con solera, de palillo en la oca pero de modernidad en contenidos. Una ambivalencia extraña que lo hace único y donde, la verdad, se está bastante a gustito. Larga vida a la Seminci (con ce, que es Valladolid no Verona, coño)

Cuidaos mucho, que la cosa está regulera, id al cine si podéis y os dejan y no dejéis de seguirme por Twitter que es más yo que yo mismo en cuanto a dar noticias de cine. Bicos

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