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viernes, 21 de junio de 2013

Hannah Arendt

5/10
Hannah Arendt (Alemania-Luxemburgo-Francia, 2012).
Dirección: Margarethe von Trotta.
Intérpretes: Barbara Sukowa, Axel Milberg, Janet McTeer, Julian Jentsch, Ulrich Noethen.
Guión: Pam Katz, Margarethe von Trotta.
Música original: André Mergenthaler.
Fotografía: Caroline Champetier.
Montaje: Bettina Böhler.
Idiomas: Alemán, francés, inglés, hebreo, latín.
Duración: 113 minutos.





Adelantada a su tiempo

El valor de esta película radica más en el personaje que retrata que en sus propias virtudes fílmicas (que también alguna que otra tiene). Hannah Arendt es un trabajo que nos acerca a la figura de una pensadora libre, una mujer capaz de mirar mucho más allá de lo que hay delante de sus narices. Y como le ocurre a muchos de los que se adelantan a su tiempo, a Hannah le tocó sufrir en sus carnes el desprecio hasta de sus propios amigos.

La filósofa escribió una serie de artículos tras asistir en Jerusalén al proceso en el que se juzgaba a Adolf Eichmann, Teniente Coronel de las SS, responsable de la organización logística de transportes en el Holocausto. Arendt publicó el libro 'Eichmann en Jerusalén', cuyo subtítulo es Un informe sobre la banalidad del mal. La pensadora defendía que los actos de Eichmann no eran fruto de un mal intrínseco, ni siquiera de su antisemitismo. Sus conclusiones eran que el militar nazi era un funcionario efectivo que jamás reflexionaba sobre la naturaleza de sus actos.
Esta teoría, unida a sus palabras sobre el papel que desempeñaron algunos de los dirigentes judíos en el exterminio de su propio pueblo, provocaron que Arendt se ganara la animadversión de gran parte de una comunidad a la que ella pertenecía. El film se dedica a ilustrar esa ceguera provocada por el (lógico) odio. Hasta el punto de no identificar la claridad y lucidez de un pensamiento diferente, que pretende ir más allá.

Algo que queda muy claro en la secuencia en la que Hannah decide finalmente defenderse públicamente de las acusaciones desproporcionadas que ha sufrido. En un aula, ante jóvenes estudiantes da un discurso aplastante y demoledor. Su audiencia -que no ha vivido el Holocausto, con lo cual no está tan contaminada por el odio- ovaciona a la filósofa. Pero a pesar de dejar clara su postura de rechazo absoluto al nazismo, Arendt sigue recibiendo el desprecio de sus coetáneos.
El film de Margarethe von Trotta retrata esta realidad de forma muy nítida. Puede que haya exceso didáctico, y que la realización sea algo plana. Incluso la interpretación de Barbara Sukowa no siempre es brillante, pero Hannah Arendt es una película que sirve para que el público se aproxime a una de las mentes brillantes del siglo pasado. Y como tal, cumple su cometido.


Manuel Barrero Iglesias









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