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sábado, 31 de octubre de 2015

Crónicas: Seminci 2015 (III)

Por Alberto Gallardo


13 minutos (Oliver Hirschbiegel. Alemania, 2015)


El director de El Hundimiento, aquella interesante y controvertida fabulación sobre las últimas horas de vida de Adolf Hitler, regresa con 13 minutos al cine alemán y a la Segunda Guerra Mundial como temática, tras fracasar estrepitosamente en su salto al cine internacional, con las flojísimas Diana e Invasión.

Hirschbiegel recupera el pulso gracias a la interesante historia de George Elser, un carpintero alemán que perpetró un intento de atentado contra Hitler en la ciudad de Munich y que no alcanzó de lleno al dictador por los escasos 13 minutos que menciona el título. La película repasa su vida personal y la gestación de su trabajado plan, además de describir los abusos sufridos como prisionero. Bien dirigida y correctamente actuada, la película cumple como competente documento histórico de notable factura.


Mustang (Deniz Gamze Ergüven. Francia-Turquía-Alamania, 2015)


Mustang es quizá la gran película de esta Seminci. Este drama turco de producción francesa, que la academia gala ha seleccionado para aspirar al Oscar, es una conmovedora y magnífica ópera prima que denuncia el carácter opresivo de la cultura islámica contra las mujeres y refleja cómo las jóvenes generaciones se rebelan contra el orden preestablecido por una sociedad que impone la represión sexual y reduce a la mujer al papel de referente doméstico.
Mustang es la historia de cinco hermanas adolescentes que crecen al cuidado de su abuela y su tío, firmes defensores de las costumbres más rancias del islamismo, y convierten su hogar en una auténtica prisión para evitar que las jóvenes entren en contacto con las tentaciones pecaminosas del mundo exterior. La película mantiene el punto de vista luchador y optimista de la más joven de las hermanas, que planeará una huida cuando las niñas empiezan a ser entregadas en matrimonios pactados. Impactante y emotiva, la película de Deniz Gamze es uno de los títulos imprescindibles de este 2015.


La Reina Cristina (Mika Kaurismäki. Finlandia-Alemania-Canadá-Suecia-Francia, 2015)


Ambiciosa coproducción nórdica de época, dirigida por el finlandés Mikka Kaurismäki y protagonizada por la sueca Malin Buska, que revisita la figura de la Reina Cristina de Suecia (interpretada en su día por todo un mito como Greta Garbo), mandataria que pasó durante su convulso reinado, de emblema del protestantismo europeo del siglo XVII, a conversa católica entregada al poder del Papa.

La película, interesante siempre y con una trabajada ambientación, explora además la predilección de Cristina por el Arte y la Filosofía, así como su relación epistolar con Descartes y su homosexualidad, mostrando su romance con una condesa que ejercía de dama de compañía de la monarca. Un filme didáctico, poco sorprendente pero muy bien facturado, que ilustra un interesante episodio de la Historia Europea.


Fúsi (Dagur Kári. Islandia-Dinamarca, 2015)


El cineasta islandés Dagur Kári pone fin a una sequía de seis años en su carrera después de su último trabajo, la muy discreta The Good Heart, que supuso su primera aventura estadounidense. En Fúsi recupera el muy personal tono tragicómico de sus primeros trabajos (como la magnífica Dark Horse), y nos ofrece una fábula de superación que afronta temas escabrosos como la depresión o el acoso laboral, sin abandonar un tono amable que utiliza el humor como pertinente aliado.
La película habla de un solitario y obeso trabajador de aeropuerto, que ve como su vida permanece estancada mientras el mundo se mueve a su alrededor. Su insulsa vida cobrará sentido con la aparición de una mujer con tendencia a la depresión, a la que conoce a la salida de un curso de baile al que decide apuntarse a regañadientes. A pesar de un guion que abre demasiados conflictos y no profundiza en todos ellos, su tono agridulce pero cálido acaba enganchando al espectador a su melodrama.


La arteria invisible (Pere Vilà I Barceló. España, 2015)


Basada libremente en la novela 'El peaje' y de producción eminentemente catalana, La arteria invisible es un incómodo drama psicológico que desgrana a fuego lento los efectos de un hecho fortuito (un supuesto abuso sexual a una joven por parte de un político) en un grupo de personas a los que unen complejos lazos afectivos. Pere Vilà ha contado en su debut con un buen reparto en el que conviven figuras consolidadas como Alex Brendemühl y Nora Navas, junto a jóvenes actores como Alex Monner.
Sin embargo, su narración de lenta progresión -con querencia por las secuencias silenciosas frente a los diálogos, que cuando surgen son de una rotunda frialdad- fracasa en la exploración íntima de los traumas personales, pues empeñado en huir del subrayado, el guion acaba por entregar una hoja en blanco que pocos espectadores se esforzarán en llenar, dado el nulo interés que suscitan unos personajes que no son más que arquetipos de caso práctico de psicoanálisis atrapados en una artificiosa encrucijada.

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