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martes, 12 de junio de 2012

Las chicas de la 6ª planta

5/10
Les femmes du 6ème étage (Francia, 2010).
Dirección: Philippe Le Guay.
Intérpretes: Fabrice Luchini, Natalia Verbeke, Carmen Maura, Lola Dueñas, Berta Ojea, Sandrine Kiberlain.
Guión: Philippe Le Guay, Jérôme Tonnerre.
Música original: Jorge Arriagada.
Fotografía: Jean-Claude Larrieu.
Montaje: Monica Coleman.
Idioma: Francés, español.
Duración: 104 minutos.



Criadas y señores

A algunos parece que se les ha olvidado, pero hubo una época (no tan lejana) en el que España era un país de emigrantes. Ahora que vienen tiempos difíciles, es probable que muchos tengan que volver a salir en masa a buscar un lugar con más oportunidades; así que viene muy bien un film como este para recordarnos que no siempre hemos sido un territorio receptor de inmigrantes.

Paris, años 60. Un grupo de españolas que trabajan como empleadas del hogar conviven en el mismo edificio que un matrimonio francés de clase alta. El film está narrado desde la perspectiva francesa, así que desde la perspectiva ibérica muchos hablarán de los tópicos que rodean a este grupo de mujeres. Pero no debemos olvidar que estamos ante algo que es más una comedia situacional que un estricto análisis documental de la época.

Que las españolas se pasen la mayoría del tiempo riendo y bailando es la forma que tiene el autor de subrayar la festividad del carácter latino en contraste con lo estirado del ambiente en el que se mueve el personaje de Fabrice Luchini. Al fin y al cabo, Las chicas de la 6ª sexta planta es poco más que otra película sobre el redescubrimiento de la vida. Sobre como un hombre gris atrapado en un mundo deprimente descubre los placeres de la sencillez. Y para ello era necesario ese contrapunto (quizás algo exgaerado) alegre de las españolas.

Intentando abarcar todos los espectros (desde una republicana hasta una religiosa), el retrato coral posee encanto y desparpajo, aunque no deje de ser cierto que el tópico costumbrista siempre está presente. Sí me gustaría destacar papel de la esposa francesa, mucho más lleno de matices de lo que pueda parecer a simple vista. No se limita a ser una malvada a la que ridiculizar constantemente para sacar el chiste fácil (véase Criadas y señoras), sino que su humanidad nos llega a conmover en algún momento.

Pero es el rol de Luchini el que da a la película esa personalidad tierna e inocente. Una especie de niño con zapatos nuevos que personifica la misma bondad, una característica que explota en su contacto con las extranjeras. Un trabajo que aboga por el intercambio cultural, que a veces se excede en sus concesiones a los buenos sentimientos y en lo meloso de su historia de amor. Ahí, en lo candoroso de su propuesta tenemos lo mejor y lo peor de este vitalista film.

Manuel Barrero Iglesias




1 comentario:

  1. Mucho mejor que Criadas y señoras, aunque a veces no dejabas de ver sketchs puestos porque sí, el final demasiado infantil pero la peli se salva por las actuaciones y el buen rollo que transmite.

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