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viernes, 20 de enero de 2012

Oro negro

4/10
Black Gold (Francia-Italia-Qatar, 2011).
Dirección: Jean-Jacques Annaud.
Intérpretes: Tahar Rahim, Antonio Banderas, Mark Strong, Freida Pinto, Liya Kebede.
Guión: Menno Meyjes.
Música original: James Horner.
Fotografía: Jean-Marie Drejou.
Montaje: Hervé Schneid.
Idioma: Inglés.
Duración: 130 minutos.



En tierra de nadie

No hay que indagar mucho en nuestra memoria para recordar un buen puñado de épicas producciones ambientadas en Estados Unidos, y cuyo marco sea la fiebre inicial por el llamado oro negro. Más complicado es encontrar algún film de esas características en Arabia, y cómo llegó allí la explotación petrolífera. Gracias al empeño del productor Tarak Ben Ammar, la novela 'Al sur del corazón' (Hans Ruesch, 1957) ha sido llevada a la gran pantalla, en un proyecto que perseguía desde hace más de treinta años.

El francés Jean Jacques Annaud (conocido por trabajos pretéritos como El nombre de la rosa o El oso), ha sido el encargado de dirigir una de esas coproducciones europeas que andan entre el blockbuster y la miniserie. También anda Qatar detrás del proyecto, y precisamente son algunos de los paisajes asiáticos uno de los principales atractivos de Oro negro.

El otro, la plausible ausencia de villanos (quitando la puntual presencia de alguno circunstancial). Pero si pensamos en los dos enemigos enfrentados, la tentación de demonizar era difícil de sortear. En su lugar, el retrato es el de dos hombres erráticos pero que no se mueven por eso tan cinematográfico que es la 'maldad'. Y aunque no compartamos sus postulados, podemos entender sus razones. Lástima que la desmedida interpretación de Antonio Banderas reste solidez a Nesib.

Ni siquiera los americanos que llegan para explotar la tierra árabe son presentados con las típicas caricaturas de malvados. Al contrario, su influencia es sutil y poco presencial. Queda claro que ellos son el elemento que despiertan las viejas rencillas entre las distintas tribus de la zona. Existe la crítica a la intrusión occidental, aunque sin que toda la culpa caiga sobre los estadounidenses.

Estos matices sociales y religiosos, que son los que salvan a la película de la debacle, resultan insuficientes. Oro negro se queda en el terreno más superficial, con una sucesión de elementos épicos sin mucho orden ni concierto. Romance apasionado, un líder inesperado, traiciones familiares, nobleza, grandes contiendas...poco se dejan en el tintero

Y ahí es donde más falla el director, en unos elementos que pretenden espectáculo, pero que despiertan más bien aburrimiento. Y ahí está el film, a mitad de camino entre las pretensiones artísticas y la búsqueda del público. Entre la construcción de personajes con fuerza y el tópico gastado. Eso sí, en ocasiones, se agradece ese toque tan naïf. Casi tanto como otras veces desespera.



Manuel Barrero Iglesias


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