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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Crónicas: San Sebastián 2015 (IV)

Por Sergio Diez


El lunes se presentaron dentro de la Sección Oficial del Festival de Cine de San Sebastián tres nuevas películas: Eva no duerme, del argentino Pablo Agüero; El apóstata, del uruguayo Federico Veiroj; y High-Rise, dirigida por el británico Ben Wheatley.

Eva no duerme sigue el estrambótico viaje del cadáver de Eva Perón a lo largo de veinte años: desde mediados de los cincuenta hasta mediados de los setenta.  Una excusa para reflexionar sobre una figura icónica de Argentina y sobre veinte de los años más oscuros de la historia del país. Se construye en torno a tres relatos situados en décadas diferentes: la primera (El enterrador), de los años cincuenta, la protagoniza un Imanol Arias obsesionado por lograr la perfección en su trabajo; la segunda (El transportista), de los años sesenta, tiene por personaje principal a un militar, interpretado por Denis Lavant (Holy Motors), al que se le encarga la misión secreta de sacar el cuerpo de Evita fuera de Argentina; la última de ellas (El dictador), de los años setenta, se centra en el secuestro del dictador Aramburu a manos de la guerrilla de los Montoneros. Cada capítulo se desarrolla únicamente en una única localización.
@jba prod_haddock
Eva no duerme tiene una impresionante secuencia inicial: en una noche de fuerte lluvia aparece a lo lejos Massera, personaje interpretado por Gael García Bernal, que se acerca lentamente hacia cámara. Massera fue el militar argentino que participó junto a Videla y Armando Ramón Agosti en la Junta Militar que gobernó el país entre 1976 y 1978 después de haber depuesto a María Estela Martínez de Perón. El personaje de Gael García Bernal sirve para ligar el conjunto de la narración, pues su voz en off está presente en todo el relato. En el film destaca la interpretación contenida de Imanol Arias, la exhibición física que una vez más ofrece Denis Lavant y el uso de unas imágenes de archivo que contextualizan de forma más completa el relato. Una buena película de indudable interés histórico, muy lograda en el aspecto visual, y con una tensión que crece según avanzan los capítulos del film.


El apóstata presenta una historia llena de frescura sobre un joven de unos treinta años, con una vida algo caótica, que se propone apostatar y dejar de aparecer como católico en los registros de la Iglesia. Veiroj ofrece un film en apariencia humilde que, con un tono alegre y ligero, consigue retratar el carácter de su protagonista sin juzgarlo: a pesar de que todos le recriminen que debe enderezar su vida, él parece estar en paz y sentirse a gusto con ese caos cotidiano que le acompaña. Un caos que se le ofrece como la mejor manera (o la menos dolorosa) de sobrellevar las incertidumbres que ofrece la vida. 


High-Rise parte de una premisa muy interesante: las distintas plantas de un enorme rascacielos albergan las viviendas de grupos sociales con ingresos muy diferentes. En el edificio tienen su vivienda, pero también sus tiendas, sus lugares de ocio, sus centros deportivos y piscinas.  Los mejores momentos del film son aquellos que más se parecen a situaciones que vivimos día a día en nuestro entorno: las luchas por los productos en el supermercado, la ausencia de todo reparo moral en pisar al prójimo por crecer un poco, la idea de los grandes rascacielos como espacio que combine lugar de residencia, de trabajo y de ocio.

El conflicto social entre los personajes, que parece inevitable y al principio se había desarrollado poco a poco, estalla demasiado pronto para dar rienda suelta a una fiesta de sexo y violencia que hace que muchos perdamos esa conexión con la realidad que hasta entonces habíamos creído ver de forma tan cruel y directa. Los actores ofrecen buenas interpretaciones, el humor negro funciona y las secuencias tienen muchos aciertos; pero el conjunto es irregular y se resiente de un excesivo subrayado de su crítica a los monstruos engendrados por el capitalismo más voraz, unas ideas que todos ya teníamos presentes antes de que el director las verbalizara a través de algunos de sus personajes.

Esto es lo que dio de sí la cuarta jornada. No os perdáis la siguiente crónica que publicaremos, en la que analizaremos la enorme calidad de las principales películas que se han proyectado hasta el momento en la sección Horizontes Latinos (Desde allá, Paulina, Chronic, 600 millas); y nos detendremos ante una película estupenda presente en la Sección Oficial: The Boy and the Beast, del japonés Mamoru Hosoda. La primera película de animación en participar a concurso en San Sebastián. Toda una joya. Hasta muy pronto.


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