Social Icons

lunes, 24 de septiembre de 2012

San Sebastián 2012: Día 2


Fuera de concurso se presentaba la tercera película de Ben Affleck como director, que además protagoniza el film. Una película que en sus primeros minutos apunta a obra maestra, pero que luego se diluye en los tópicos del género.
La segunda película española a concurso nos trae una maravillosa y surrealista fábula, con un José Sacristán que tendría que ser firme candidato al premio al mejor actor.

Por Manuel Barrero Iglesias


Argo (Ben Affleck)
Fuera de concurso

Que Ben Affleck es un muy buen director es algo que ya no sorprende. Fue su ópera prima -Adiós pequeña, adiós- la que nos demostró que era mucho mejor detrás de las cámaras que delante. El thriller parece que es su género favorito, y tras The Town (películas de robos a la vieja usanza), su tercera película también abraza ese género a través de una historia basada en hechos reales. Una premisa tan disparatada solo podía estar inspirada en algo que sucedió de verdad.

El inicio del film es simplemente genial. Desde la presentación del contexto sociopolítico de la época hasta los momentos de suspense, creados de forma muy sabia por el director. Sin forzar, aprovechando la incertidumbre de la situación. La película mantiene su nivel brillante cuando en la improbable ecuación que se plantea aparecen personalidades hollywoodienses de aquella época. La sátira a través de los personajes de John Goodman y Alan Rickman da un agradecido respiro a una historia de enorme tensión.

Es una lástima que a medida que avanza la trama a Affleck le dé por introducir cada vez más elementos que se regodean en el tópico y que acercan su película al cine más comercial, en el peor sentido de la palabra. Trucos que van desde el sentimentalismo de una trama innecesaria sobre el amor de padre, hasta el -de todo punto innecesario- in crescendo dramático que convierte el desenlace en un inverosímil clímax de (supuesta) emoción.

No era necesario. Ya sabemos que una producción de este tipo luce más de cara al público si hay persecuciones y suspene hasta el último segundo. Pero esta historia tenía la suficiente fuerza por sí misma como para no recurrir a esos trucos baratos. Y Affleck ha demostrado sobradamente su capacidad en la dirección como para no tener que recurrir a ellos. Tenía la opción de haber explorado caminos más estimulantes, pero se decantó por el sendero más obvio y cómodo.

Una pena que su trabajo no mantenga el nivel de su impecable arranque. Si hubiera sido así, probablemente hablaríamos de una obra maestra. Argo, al final, se queda simplemente en una buena película made in Hollywood.



El muerto y ser feliz (Javier Rebollo)

Desde el principio sorprende esta obra de Rebollo debido a esa voz en off omnipresente, que anticipa diálogos, adivina intenciones, lee pensamientos, se equivoca, miente e interpreta. Una voz que le da no pocos toques de humor a un trabajo muy estimulante. Una voz como de presentadora de telediario, que al final se termina haciendo imprescindible, un personaje más de este delirante viaje.

La película toma forma en una road movie por la Argentina interior (algo que tantos otros han hecho antes), con reminiscencias de western crepuscular, dándole un toque irónico al cine de asesinos a sueldo que ya están de vuelta de todo.

Un inmenso José Sacristán recrea con gran sabiduría a este enfermo terminal que emprende su último viaje por el mundo, un viaje en el que conoceremos lugares y personas variopintos. Un viaje en el que este Dead Man pretende exprimir hasta la última gota de vida. Quién preferiría morir en un hospital deprimente cuando aún se puede viajar, desear, o incluso follar.

Una película alegre y muy libre, un canto a la vida como última esperanza antes de la muerte. Llena de surrealismo e ironía, Javier Rebollo firma una película fascinante. 

2 comentarios:

  1. No se porqué me ha venido a la mente Resnais leyendo tu primer párrafo. Me alegro por Sacristán.

    ResponderEliminar
  2. El primer párrafo de la de Rebollo.

    ResponderEliminar

 
 
Blogger Templates