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jueves, 23 de agosto de 2012

Edward Norton: El actor de las dos caras


La irrupción de Edward Norton fue una de las más potentes en los últimos coletazos del siglo XX. Con su primera aparición en la gran pantalla ya hizo bingo, nominación al Oscar como mejor actor de reparto incluida. Las dos caras de la verdad (1996) se convirtió en paradigma de lo que más tarde ha sido su carrera. Una dualidad casi bipolar en la que el actor se mueve con suma comodidad. Dos extremos, el bobalicón y el psicópata, que Norton ha sabido alternar en diferentes títulos. O incluso dentro del mismo film. Es el caso de su debut, en el que engañaba al personaje de Richard Gere (aparte de comerse los planos en los que aparecían juntos) y a la audiencia. Por cierto, ¿saben quién gano aquel año el Oscar al mejor secundario? Cuba Gooding Jr. Sin comentarios.

Ese mismo año fue dirigido por dos pesos pesados. En El escándalo de Larry Flint, Milos Forman le daba el rol de abogado del pornógrafo. Woody Allen le dio uno de esos papeles de inocentón en Todos dicen I love you, bordando un trabajo que tiene infinidad de momentos divertidos.

Compartió protagonismo con Matt Damon en Rounders (1998), aunque fueron sus dos trabajos posteriores los que dispararon definitivamente su fama y prestigio. Y en ambos, presente esa dualidad que antes comentábamos. En American History X (1998) realiza una poderosa creación, la de ese neonazi arrepentido. La violencia en blanco y negro, y la calma en color. Norton consigue hacer creíble el recorrido de su personaje en una película, todo hay que decirlo, algo efectista. No era de extrañar que consiguiera aquí su primera nominación como mejor actor principal. Aquel año, por cierto, ganó Roberto Benigni. Sin comentarios.

Y entonces llegó El club de la lucha (1999), esa película de culto en la que el magnífico David Fincher daba su particular visión sobre el vació existencial de nuestra sociedad. Ayudado por Brad Pitt, el personaje de Norton hace el recorrido que va de ser un tipo aburrido y corriente, a alguien dominado por la violencia. Con el mundo a sus pies, Norton incluso se atrevió a dar el paso de dirigir su primer largometraje. Más que amigos (2000), que él mismo protagonizaba junto a Ben Stiller y Jenna Elfman, era una comedia romántica que se veía con agrado, aunque no iba mucho más allá.

The Score (2001) prometía mucho, aunque finalmente la acogida fue más bien tibia. Pero Frank Oz consiguió reunir a tres inmensos actores, cada uno de una generación, pudiendo ser cada cual sucesor del anterior. Marlon Brando, Robert de Niro y Edward Norton. Casi nada. Nuestro protagonista se encontraba en el punto más álgido de una carrera que, por desgracia, empezó a decaer.

2002 fue un año de hiperactividad, con cuatro filmes estrenados. Entre ellos, La última noche, que quizás sea el último trabajo memorable de Norton. Una excelente película de Spike Lee que contenía uno de los personajes mejor construidos dentro de la filmografía del actor. Ese año también volvió a la comedia, a las órdenes de Danny DeVito en Smoochy, tuvo un pequeño papel en Frida, y estuvo en El dragón rojo, precuela de la ya gastada saga de Hannibal Lecter.

En los años posteriores combinó su participación en aparatosas producciones de dudosa calidad con otras más “artísticas”. En el primer grupo tendríamos The Italian Job (2003), El reino de los cielos (2005), o El ilusionista (2006). En las segundas, el western Down in the Valley (2005) y El velo pintado (2006).

Y si hay un personaje de ficción que se mueva en la bipolaridad, ese es Bruce Banner/ Hulk. Así que nadie mejor que Norton para darle vida en El increíble Hulk (2008), aproximación al cómic realizada después del desastre que supuso la personal visión de Ang Lee. Desde entonces, sus actuaciones se han limitado a títulos más bien intrascendentes: Cuestión de honor. Pride and Glory (2008), Increíble pero falso (2009), Leaves of Grass (2009), y Stone (2010).

Después de un reposo de dos años, ahora vuelve a la gran pantalla con dos secundarios en filmes importantes. Wes Anderson nos ha devuelto al Norton más ingenuo en Moonrise Kingdom (2012), en la que el actor vuelve a dar muestra de su gran calidad como intérprete en un papel modesto. Además, presta su buen oficio para un personaje más bien funcional en El legado de Bourne (2012).

Esperemos que sea el inicio de la vuelta del gran actor que impresionó hace una década. A sus 43 años, aún tiene mucho tiempo por delante para convertirse de verdad en un digno sucesor de Marlon Brando o Robert de Niro. Nosotros confiamos en él.


1 comentario:

  1. Un actorazo. Y además protagonista de mi segunda pelicula favorita: El club de la lucha.
    Y yo también confio en él ;)

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