Social Icons

viernes, 24 de agosto de 2012

Bonsái


Bonsái (Chile-Argentina-Portugal-Francia, 2011).
Dirección: Cristián Jiménez.
Intérpretes: Diego Noguera, Nathalia Galgani, Gabriela Arancibia, Trinidad González, Hugo Medina.
Guión: Cristián Jiménez, sobre la novela de Alejandro Zambra.
Música original: Caroline Chaspoul, Eduardo Henríquez.
Fotografía: Inti Briones.
Montaje: Soledad Salfate.
Idioma: Español.
Duración: 95 minutos.



5/10


Mucho tiempo he estado acostándome temprano

Uno de los momentos más lúcidos de esta película es aquel en el que la actual amante del protagonista juzga de los personajes de la novela que él escribe. Sin saberlo ella, se está burlando del amor de juventud del hombre con el que duerme. La “modernez” de leer en voz alta una página de un libro todas las noches antes de dormir. La pose de simular que se ha leído a Proust para no quedar mal. Esos toques de ironía son los que hacen que el film alce el vuelo.

Bonsái nos habla sobre el amor perdido. El romance adolescente, esa ilusión inconsciente. Ese sentirse únicos en el mundo. Pero no solo eso es lo que añora Julio. También echa de menos a aquella persona que dejó una huella imborrable. Aquella que seguirá permaneciendo en la memoria por encima de todas las que vayan pasando.

El film queda dividido en capítulos que van contando, alternamente, esa relación juvenil del protagonista y el proceso de creación de una novela en la actualidad. Ahí está el otro gran tema, el arte como terapia. Escribir como forma de exorcizar demonios, como manera de afrontar un problema en el que se ha fracasado por completo en la vida real.

Y si bien es cierto que el director introduce con acierto la comedia autoconsciente, también es verdad que abundan momentos de trascendencia, esa excesiva carga espiritual que no beneficia nada a un relato que pedía a gritos seguir el camino de la sencillez. Cristián Jiménez se enreda en buscar conexiones aquí y allá, en llenar el relato de obvios simbolismos.

Pero quitando esos pasajes algo cargantes, Bonsái tiene mucho de valioso en esos momentos de desnudez, en los que el relato se vuelve más honesto y auténtico. Nos quedamos con el dolor provocado por el amor, ese vacío imposible de llenar. Con el acto catártico de escribir, ese . Y con el juego metalingüístico que propone el autor, siempre estimulante..

Manuel Barrero Iglesias



No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
 
Blogger Templates