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domingo, 8 de marzo de 2015

12 Muestra SyFy: Crónica (II)

Por Irene Galicia


Merece la pena despegarse de las sábanas el sábado por la mañana y acudir a ver el ya clásico infantil Mi vecino Totoro, la única película que se ha proyectado doblada en el festival. En una época en la que se impone la animación digital, el gran Hayao Miyazaki nos devuelve la pasión por lo artesanal y la bella animación hecha a mano. Con el sello inconfundible del estudio Ghibli en un mundo en el que Numerosos seres sobrenaturales cohabitan con las personas reales, escondidos en el tronco hueco de un árbol o en madrigueras ocultas. 

Por si Totoro nos hubiera sabido a poco, otra dosis de animación, esta vez por ordenador, de mano del director de El secreto del libro de Kells, Tomm Moore. Song of the Sea es una auténtica joya animada que, con una enorme maestría y creatividad, se inspira en el folclore irlandés, en particular en la mitología de los Selkies, unas criaturas con apariencia de grandes focas que tenían el extraño don de poder deshacerse de su piel y transformarse en mujeres u hombres de belleza inigualable. La historia se centra en Ben y su hermana Saoirse, la última niña-foca del mundo. Juntos se embarcarán en un fantástico viaje por un mundo mágico con el objetivo de regresar a su casa a través del mar. Una fábula sobre la muerte y su aceptación, a través de mitos y leyendas que constituye todo un placer para los sentidos.


Merece una especial mención la película austriaca Goodnight Mommy; Jugando con el fenómeno del doppleganger, del doble y de la identidad, la película aborda el mundo de los gemelos en un escenario idílico de praderas infinitas, inmensos bosques y una casa aséptica y minimalista que nos introduce en una perversa pesadilla infantil en la que el monstruo es la madre, a quien no reconocen como tal. La figura materna como intrusa, una fotografía soberbia y una extraña calma que se transforma en verdadera angustia, hacen de este un filme duro, que busca el impacto y lo consigue. La pena es que, aunque es innegable que estamos ante terror psicológico del bueno, perturbador, visceral, intenso y realizado con inteligencia, las reminiscencias a Haneke y Giorgos Lanthimos son solo eso, reminiscencias meramente estéticas.

Antes de la siguiente proyección, vemos el corto de animación Sangre de unicornio dirigido por Alberto Vázquez en el que dos ositos cazadores de unicornios encarnan el mito de Caín y Abel. Con un argumento algo soso, la realización con stop-motion tradicional de acuarela y postproducción digital lo hacen visualmente interesante. Y vamos a por Spring: La película de Justin Benson, y Aaron Moorhead  comienza como un romance a la italiana en el que ella esconde un oscuro y monstruoso secreto. Spring es una muestra de un cine rodado sin muchos excesos en cualquier sentido que intenta emular a toda costa a Linklater con un abuso del diálogo que roza lo obsceno a golpe de vacuidad y falta de coherencia. El experimento de Linklater funciona por la aplicación de la  dialéctica hegeliana y la creación de un paralelismo temporal entre película y espectador. Esto Spring no lo consigue. Y aunque es cierto que el diálogo es la base en la que se sustenta la película, con los recursos que utiliza, el único resultado posible es el hastío. No apta para el espectador inquieto.

Con la esperanza de que la siguiente película anime un poco el cotarro entramos a ver Cub, del belga Jonas Govaerts  –tras la proyección de 365, un cortometraje de animación de Reino Unido que como sobrenombre lleva: Un año, una película- y nos encontramos con algo interesante: lo que empieza siendo un slasher de pequeños boy scouts y algún monitor asesinable se va convirtiendo en una película de terror muy bien rodada.  Y aunque huela un poco a refrito de Viernes 13, no sea innovadora y sí muy previsible, la imaginería rústica que se marca el asesino para hacer, con retorcidas trampas mortales, un diferente e imaginativo show de cada muerte y los referentes cinéfilos y cinematográficos -que beben de directores como John Carpenter y Dario Argento-, dan sus frutos en un filme que trabaja muy bien la tensión desde el primer momento y va en aumento a medida que avanza el filme; lástima de un guion y unos personajes que no acaban de evolucionar del todo, pero bastante aceptable en su conjunto.

Para cerrar el día, enlazamos con otro slasher, de la realizadora Jane Clark, esta vez norteamericano, en tono de comedia y con víctimas femeninas. Un fin de semana de chicas, cotilleos y alcohol se convierte en pesadilla por culpa de su propia superficialidad y vanidad que las empuja a ser masacradas una a una a manos de un asesino en serie. Crazy Bitches, es la otra bizarrada nocturna de este año. Quizás la que más se acerque a esas sesiones trash como Piranha 3DD, altamente prescindibles pero digeribles porque uno ya sabe de antemano lo que podemos encontrarnos. Se cierra la jornada con grandes esperanzas puestas en el domingo.

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