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martes, 7 de octubre de 2014

Crónicas: Sitges 2014. Día 1

Por Manuel Barrero Iglesias


Creep (Patrick Brice. Estados Unidos, 2014)
Fantàstic Panorama

Debuta en la dirección Patrick Brice con este thriller de dos personajes. Uno de ellos interpretado por él, al que se une a Mark Duplass (quien también hace las funciones de productor). En este último recae todo el peso del film, y así tenemos un nuevo tour de force de uno de los nuevos gurús del cine indie norteamericano. Lo cual no es necesariamente bueno. Su presencia, y no es la primera vez que ocurre, acaba cansando entre tanto momento para el lucimiento. Creep es una película, otra más, rodada con la técnica found footage. Y como casi siempre, surge el problema: Hay momentos en los que no está justificado el uso de la cámara integrada en la acción.

Por lo demás, el film es un divertimento bastante efectivo. Un thriller psicológico que juega ya desde el inicio con un ambiente enrarecido y un personaje principal que es todo un creep. Lo más notable del film es cómo nos lleva Brice de la mano para descubrir que se oculta tras Josef. Aaron, igual que nosotros, sabe de lo peligroso que es seguir el juego. Pero la curiosidad puede ser muy atrevida.



The Babadook (Jennifer Kent. Australia, 2013)
Oficial Fantàstic Competición

Resulta gratificante ver una película de posesiones y casas encantadas que no se reduzca a reproducir compulsivamente clichés ya machacados cientos de veces. Y aquí tenemos el debut en la dirección de la actriz Jennifer Kent. La autora no busca el terror como fin último, y en ningún momento consagra su trabajo al susto fácil. El miedo es un elemento que sirve como apoyo para contar el drama de una pérdida. Amelia y su hijo tratan de salir adelante tras la muerte de su marido. El niño sufre continuas y recurrentes pesadillas que llegarán a desquiciar a su madre. Kent juega durante el primer tramo con la duda. La opción lógica es pensar que se trata de su imaginación, y así el proceso de aislamiento y rechazo hacia el pequeño es cada vez mayor. Desde la escuela a la familia, todos le dan la espalda. Es entonces cuando la unidad familiar formada por madre e hijo sufrirá momentos de tensión insufrible que también hará que se tambalee esa relación.

La segunda mitad del film -algo menos interesante- se inclina más por el terror, cuyo momento cumbre es la (re)aparición de un cuento lúgubre. Pero incluso entre el histerismo de posesiones y demás, la autora sigue reflexionando sobre la superación de traumas, y sobre cómo afecta la muerte de un miembro de la familia a la relación entre los que quedan vivos. Con un desenlace sorprendente, Kent redondea una película que supone una interesante combinación entre drama y terror.

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