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domingo, 5 de octubre de 2014

San Sebastián 2014: La isla mínima

7/10
La isla mínima (España, 2014)
Dirección: Alberto Rodríguez.
Intérpretes: Javier Gutiérrez, Raúl Arévalo, Nerea Barros, Jesús Carroza, Jesús Castro, Antonio de la Torre.
Guión: Rafael Cobos, Alberto Rodríguez.
Música original: Julio de la Rosa.
Fotografía: Álex Catalán.
Montaje: José M. G. Moyano.
Idioma: Español.
Duración: 105 minutos.


Crónicas de la España negra

Por Manuel Barrero Iglesias

Hablábamos de la importancia que tenía el entorno en una película como El niño, cuya personalidad viene marcada por la particular idiosincrasia que rodea al Estrecho de Gibraltar. Daniel Monzón no se limita a reproducir la fórmula del thriller de acción hollywoodiense, también es capaz de integrar las peculiaridades locales para conseguir un producto genuino. Alberto Rodríguez también se sirve de un impresionante marco natural para situar su film, el cual recurre a la fórmula del thriller policíaco de investigación.



Otra vez el sur de España, las marismas del Guadalquivir en este caso. Un espacio que determina el estilo visual del film, a la vez que influye de forma decisiva en el comportamiento de sus personajes. La inmensidad del entorno empequeñece a unos investigadores que se topan con unos lugareños asfixiados por la naturaleza que les rodea. La desesperación se refleja en los rostros silenciosos de gente resignada y mezquina. Mezquina, porque también parecen dispuestos a aplastar las esperanzas de los más jóvenes, esos que sí aspiran a salir al exterior. Los adultos miran con envidia la recién ganada libertad que ellos ya no podrán disfrutar en su juventud.

La dicotomía de las "dos Españas" también se encuentra en la pareja protagonista. Recordemos que la película transcurre a principio de los ochenta, en pleno proceso de reconciliación, y con muchas heridas aún abiertas. La relación entre ambos detectives es compleja, moviéndose entre la fraternidad y el recelo. Uno es joven, y en él se mezclan las ganas de superar el pasado y la rabia contenida. El otro ya es un veterano de vuelta, que sufre en silencio por un pasado turbio. Aún clavando el tópico del arrepentido autodestructivo, este personaje -magistral Javier Gutiérrez- es el que más matices ofrece, ya nos muestra las muchas aristas que puede tener alguien que ha sido brazo ejecutor de un régimen dictatorial. 

Decíamos que La isla mínima seguía los pasos del thriller policíaco, pero lo hace desde ese thriller en el que lo menos importante es conocer la identidad del culpable. El asesino somos todos. El que ejecuta, el que ayuda a hacerlo y el que mira a otro lado. La Andalucía profunda que calla ante lo terrible, y esconde la basura bajo las alfombras. O bajo las aguas. Por eso, estamos más ante el retrato de una época y un lugar más que en una intriga en la que haya que descubrir al "malo". La corrupción humana es la gran protagonista silenciosa de una película que golpea sin necesidad de soltar discursos.

Si El niño tiene como espejo The Wire, a La isla mínima es inevitable compararla con True Detective. Pero los ecos más claros los podemos encontrar en David Fincher o Bong Joon-ho. La película de Alberto Rodríguez -con algunos detalles de guión por pulir- tiene la virtud de no andarse por las ramas, y de ir directa al corazón de lo que quiere contar. La dirección es impecable, tanto a la hora de crear la atmósfera como en la profundidad que otorga a cada acción. Su autor da un paso más allá tras otro policíaco de "época" como era Grupo 7. La isla mínima posee una madurez y una importancia que evidencian el crecimiento de un director que sigue depurando su estilo.




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