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martes, 25 de septiembre de 2012

San Sebastián 2012: Día 4.


El cuarto día en San Sebastián que nos trae a uno de los grandes nombres del cine francés actual, y a un actor-estrella italiano al que últimamente le ha dado por dirigir. El francés mira hacia los Estados Unidos de los 50, y el italiano hacia los balcanes y su guerra. La primera, una película estimulante, aunque dispersa. La segunda, un despropósito.

Por Manuel Barrero Iglesias


Foxfire (Laurent Cantet)

El francés Laurent Cantet (El empleo del tiempo, La clase) rueda su primer largometraje en inglés, un trabajo ambientado en el Nueva York de los años 50, y basado en la novela de Joyce Carol Oates. El principio promete, y aguardamos expectantes la mirada de Cantet sobre este grupo de adolescentes (chicas), que buscan su rebelión contra el orden establecido.

Unos acontecimientos que se dessarrollan unos años antes de la explosión liberadora de la mujer en occidente, narrados por una voz en off que despierta unas expectativas luego no cumplidas. El relato de estas feministas que quieren cambiar el mundo se teje de forma muy confusa, sin que el espectador sepa muy bien hacia donde va. Una película que parece va a despegar en varias ocasiones, pero que nunca nunca termina de hacerlo.

Hay muchas reflexiones valiosas sobre la rabia juvenil y las formas en las que deriva la noblre idea de "cambiar el mundo". Sobre las grietas que surgen en cualquier organización, incluso en las que procuran ser más justas y democráticas. Sobre la figura del líder. Sobre la solidaridad. O la envidia.

Hay bastante jugo que sacar a esta obra, que va creciendo en complejidad a medida que pasan los minutos. El problema es que también crece la confusión. Un trabajo muy interesante al que quizás le hubiese venido bien un recorte de metraje para no diluir su contenido.



Volver a nacer (Sergio Castellitto)

Vuelve a dirigir Sergio Castellitto a Penélope Cruz en un dramón de cuidado. Tras No te muevas, ahora ambos repiten en Volver a nacer, una película culebronesca que tiene como telón de fondo la guerra de los balcanes. No empieza del todo mal, con su retrato de la antigua Yugoslavia un poco a lo Kusturica, y con una decente puesta en escena de la incipiente historia de amor. Eso sí, el personaje de Emile Hirsch es abofeteable desde el primer minuto.

El conflicto se presenta ante la imposibilidad de ella para tener hijos, lo que llevará a la pareja a buscar cualquier solución posible. Todo esto coincide con la explosión de la contienda bélica en la zona, lo que dará lugar a una profunda transformación en la vida de estos personajes.

Película histérica hasta decir basta, en la que todos se ponen a gritar sin ton ni son, a las primeras de cambio. Unos climax llenos de dramatismo mal entendido que rompen con todo atisbo de tono que pudiera existir. El tramo final es directamente un esperpento, con secretos y giro de guión que parecen sacados de cualquier telenovela.

Una forma de hacer cine que tiene como pilares la manipulación sentimental y el engaño. Así, el director destroza cualquier posibilidad de aprovechar las interesantes reflexiones que asoman en el guión: sobre como las circunstancias pueden cambiar la vida de cualquier persona en un instante, y que el amor no siempre lo puede todo. Castellitto se empeña en buscar nuestras lágrimas de forma desesperada, y lo que encuentra son nuestras risas de incredulidad.

1 comentario:

  1. Madre mía, todo el mundo ha puesto a parir la película de "Volver a nacer"

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