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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Críticas: La señorita Julia

4/10
Miss Julie (Noruega-Reino Unido-Canadá-USA-Francia-Irlanda, 2014).
Dirección: Liv Ullmann.
Intérpretes: Jessica Chastain, Colin Farrell, Samantha Morton.
Guión: Liv Ullmann, sobre la obra de August Strindberg.
FotografíaMikhail Krichman.
MontajeMichal Leszczylowski.
Idioma: Inglés.
Duración: 129 minutos.


Estrellas que no brillan

Por Manuel Barrero Iglesias

Todo un clásico de la escena teatral sueca adaptado por una noruega que fue actriz fetiche de Bergman. Aunque por razones de financiación, Liv Ullmann ha tenido que recurrir a estrellas hollywoodienses y trasladar la acción a Irlanda. De la obra poco más podemos decir que no haya sido ya estudiado. August Strindberg planteó un doble enfrentamiento entre sus personajes principales. La lucha de clases entre una noble y su criado que se ve contrarrestada por la lucha de sexos entre hombre y mujer. Cada uno ejerce el rol dominante en una de las batallas, y el texto se sumerge en una continua tensión en la que el poder va cambiando de manos por momentos.

Cómo sortear la sensación de estar ante "teatro filmado" es la cuestión que siempre se le plantea al cine a la hora de adaptar una obra. Ullmann recurre con  frecuencia al primer plano -no podía ser de otra forma, como buena alumna de Bergman que es- para captar las emociones de sus personajes, pero no siempre se libra del fantasma teatral. Por muy bergmaniana que sea la puesta en escena, la directora no se maneja con la maestría del director sueco. Tampoco ayudan las interpretaciones de sus dos protagonistas, demasiado cercanas al registro escénico. 
Colin Farrell y Jessica Chastain  se entregan con dedicación -especialmente ella- a sus personajes, pero son corresponsables del fracaso de esta adaptación. Sus trabajos viven en la irregularidad, y resulta complicado creer en su verosimilitud. Y no solo por sus interpretaciones, la construcción de los personajes también resulta errática. No nos referimos a las contradicciones que ambos muestran -esencia de la obra- sino a cómo muestra Ullman esas contradicciones. 

En La Venus de las pieles (2013) Roman Polanski adaptaba otra obra que hablaba sobre luchas de poder y sexo. El director polaco conseguía trascender el carácter teatral gracias a su magnífica puesta en escena y el uso de los espacios. Una verdadera traslación al lenguaje cinematográfico, empresa en la que Ullmann no consigue resultados satisfactorios. La señorita Julia es una película honesta y muy respetuosa con el texto original, que sin embargo acaba siendo fallida. Como ocurría con la reciente Diplomacia (Volker Schlöndorf, 2014) el teatro acaba imponiendo al cine. El problema es que el sustento de los actores aquí se tambalea en demasiadas ocasiones. 




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