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domingo, 28 de diciembre de 2014

Críticas: Big Eyes

7/10
BIg Eyes (Estados Unidos, 2014)
Dirección: Tim Burton.
Intérpretes: Amy Adams,  Christoph Waltz, Danny Huston,  Jason Schwartzman, Krysten Ritter, Terence Stamp, Heather Doerksen, Emily Fonda, Jon Polito, Steven Wiig, Emily Bruhn, David Milchard, Elisabetta Fantone, Connie Jo Sechrist, James Saito.
Guión: Scott Alexander, Larry Karaszewski.
Música original: Danny Elfman.
Fotografía: Bruno Delbonnel.
Montaje: Joseph C. Bond IV
Idiomas: Inglés, francés, italiano.
Duración: 106 minutos.


La gran mujer detrás del hombre pequeño

Por Miguel Montañés

Haters gonna hate. Los que siguen a Tim Burton por la apariencia lúgubre apta para todos los públicos de sus películas más reconocibles, y los que consideran al director de Burbank alguien capaz de facturar apañados blockbusters de culto pero sin la competencia para construir una obra profunda que pueda tomarse verdaderamente en serio. Justo cuando parecía que iba a lograr esto último con Ed Wood (1994) y, en menor medida -y de otra manera- con Sleepy Hollow (1999), empezó a dar bandazos entre adaptaciones, reinvenciones, aberraciones y remakes innecesarios que a punto estuvieron de hacerle naufragar de no haber sido por cosas como (sobre todo) Big Fish (2003) o Sweeny Todd (2007). Haters gonna hate. En Big Eyes hay poco espacio para los esqueletos y los árboles retorcidos recortándose contra la luna llena. No están ni Johnny Depp ni Helena Bonham Carter. Tampoco la manera de desarrollar la peripecia del matrimonio Keane es algo que vaya a convencer a los más escépticos. En cualquier caso, es probable que Burton haya rodado su mejor película en veinte años. Algo por encima de Big Fish aunque bastante por debajo de Ed Wood, con la que, por cierto, comparte guionistas.


Margaret, según ella misma reconoce, no sabe venderse. Pinta porque le gusta. Le gusta cómo pinta. Pero es consciente de que una mujer separada y con una niña pequeña no puede salir adelante con su arte en la América de los 50. Para eso está Walter, un farsante encantador con un plan. Los dos se necesitan tanto el uno al otro que es inevitable que acaben juntos. Walter se encargará de vender los cuadros atribuyéndoselos a él mismo si es necesario.


Tim Burton y Margaret Keane comparten una clara vocación por salvaguardar su esencia haciendo las concesiones mínimas para lograr el reconocimiento. Ambos han sido imitados hasta el aburrimiento, y sus trabajos convertido en icono pop. No es de esperar que a estas alturas ninguno de los dos cambie (87 años tiene la pintora), pero en el caso de Burton, lo deseable sería que siguiera contando con actores de la envergadura de Amy Adams y Cristoph Waltz para narrar historias que valgan la pena. Y luego ya hablaremos de la estética más conveniente para hacerlo.



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