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jueves, 20 de marzo de 2014

Dallas Buyers Club

6/10
Dallas Buyers Club (Estados Unidos, 2013).
Dirección: Jean-Marc Vallée.
Intérpretes: Matthew McConaughey, Jared Leto, Jennifer Garner, Denis O'Hare, Steve Zahn.
Guión: Craig Borten, Melisa Wallack.
Fotografía: Eyves Bélanger.
Montaje: Martin Pensa, Jean-Marc Vallée.
Idiomas: Inglés, japonés.
Duración: 117 minutos.



El lobo de Dallas


No es casualidad que entre las nominadas al Oscar como mejor película de 2013 se encontraran cuatro obras que, de una forma u otra, hablaban del capitalismo. Y menos casualidad aún es que tres de de ellas se remonten varias décadas atrás. Concretamente, los hechos narrados en Dallas Buyers Club son coetáneos a los que recrea El lobo de Wall Street (ambas basadas en sucesos y personas reales). Definitvamente, no es casualidad. En los tiempos que corren, todos andan buscando las razones que nos han conducido hasta el desaguisado que tenemos montado ahora.

Aunque cualquier indagación que se haga sobre ello sabe a poco tras el descomunal ejercicio llevado a cabo por Scorsese. La operación que ejecuta Jean-Marc Vallée es muy parecida, situando en el centro de la acción a un tipo despreciable pero carismático. Alguien en los márgenes del sistema, que de forma simultánea lucha contra él y se aprovecha del mismo. Pero si Scorsese exhibía una absoluta coherencia en un discurso alejado de clichés, no podemos decir lo mismo del director canadiense.
Tras una presentación de personaje magistral, el film tarda poco en entrar en el meollo de la cuestión. Un cowboy homófobo es diagnosticado con SIDA, cuando aún la enfermedad está socialmente asociada a homosexuales y drogadictos. El impacto que la noticia causa en él es doble. Por un lado, se enfrenta a una esperanza de vida que los médicos cifran en treinta días. Por el otro, el rechazo de un entorno que reacciona tal como él lo haría en esa situación. Es en ese contraste de unir homofobia y homosexualidad donde surgen los mejores momentos del film. La sensibilidad de Vallée consigue que ese acercamiento se haga de forma bastante sutil.

Al menos de inicio. Porque a medida que transcurren los minutos, la película se entrega cada vez con más profusión a los designios de las producciones oscarizables. Ahí tenemos la secuencia del supermercado. Pero si hay algo que conduce hacia caminos convencionales es esa lucha del cowboy contra las farmacéuticas. De nuevo empieza muy bien el director, mostrando esa dualidad de un personaje que a la vez es héroe y villano. Pero esa peligrosa tendencia mainstream a la simplificación termina aplastando las estimulantes contradicciones.

Y ahí emerge el héroe que le sirve en bandeja el Oscar a Matthew McConaughey, arrastrando con él a Jared Leto. Hasta en eso cumple Dallas Buyers Club los cánones de forma escrupulosa. Transformaciones físicas espectaculares para unas interpretaciones que quedan por encima de una película que acaba siendo  herramienta funcional para el lucimiento de sus actores. Una pena que se queden en el camino los conflictos que se quedan en meros apuntes.



Manuel Barrero Iglesias




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