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miércoles, 5 de marzo de 2014

Philomena

4/10
Philomena (Reino Unido-USA-Francia, 2013).
Dirección: Stephen Frears.
Intérpretes: Judi Dench, Steve Coogan, Sophie Kennedy Clark, Mare Winningham, Barbara Jefford.
Guión: Steve Coogan, Jeff Pope; basado en el libro de Martin Sixsmith.
Música original: Alexandre Desplat.
Fotografía: Robbie Ryan.
Montaje: Valerio Bonelli..
Idioma: Inglés.
Duración: 98 minutos.



Interés humano”

Las dudas que el Martin Sixsmith de Steve Coogan muestra para involucrarse en una historia de “interés humano” son las mismas que tiene una película consciente de manejar un material propenso al lagrimeo fácil. Los riesgos del artículo convertido en libro se trasladan a una película sobre la que se cierne la amenaza constante del telefilm. Algo que parece querer evitar a toda costa. Para empezar, con los nombres visibles en el proyecto: ideado por alguien tan cool como Coogan, dirigido por el reputado Stephen Frears, y protagonizado por la gran dama británica de la interpretación.

Philomena esgrime el prestigio y la autoconsciencia como armas para derrotar al sentimentalismo barato. Pero parece una lucha más de cara a la galería que real, cuando todo el film busca de forma desesperada la complicidad con el público. La manipulación emocional llega a través del continuo bombardeo de flash-back que sirven para que nos compadezcamos de esta señora. También contribuye la forma de aproximarse a la relación entre dos personajes opuestos, usando el habitual tono cómico y agradable que permite al público sentirse cómodo ante el conflicto.

Así, los esfuerzos en pos de la sutileza de la denuncia -que los hay- resultan vanos. Es cierto que el film jamás juega la baza del tremendismo, y se apoya en la naturalidad de su protagonista. Pero de poco sirve evitar el exceso de amargura por un lado, cuando por el otro se sobrepasan las dosis de amabilidad. Y eso es algo muy visible en el retrato de Philomena, mujer a la que se convierte en heroína. Alguien que nos debe desarmar gracias a su candidez y generosidad.

¿Candidez o ignorancia? ¿Generosidad o mansedumbre? Quizás no todos estemos de acuerdo con la visión de los autores, que pretenden situarla en una especie de superioridad moral bastante peligrosa. “No quiero ser como tú”, le espeta al periodista descreído. Momento pensado para que podamos admirar la valentía de elegir el perdón en lugar del odio. Sí, el mundo sería un lugar mejor si existiera más gente con esa capacidad conciliadora. Pero que el mundo sea un lugar más injusto también es responsabilidad de personas como Philomena. Alguien que no rechista jamás por mucho que sus derechos sean pisoteados.

Producto con mucho de diseño calculado, al que le hubiera venido bien una actriz más desconocida para dar más credibilidad a Philomena (por muy bueno que sea el trabajo de Judi Dench). También hubiera sido conveniente no hacernos digerir un discurso más que masticado, triturado. Las dosis de calidad de su equipo técnico y artístico no pasan de un bonito revestimiento.


Manuel Barrero Iglesias


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