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lunes, 23 de septiembre de 2013

San Sebastián 2013: Nuev@s director@s

Una sección que siempre ofrece propuestas interesantes, aunque no siempre del todo novedosas. Podemos destacar dos películas con mucha personalidad: Of Horses and Men (ganadora del premio del jurado) y Wolf (vencedora de las votaciones del jurado joven).


Por Manuel Barrero Iglesias


El árbol magnético (Isabel Ayguavives. España-Chile, 2013)

Película que se define en la sencillez de su propuesta, tanto para lo bueno como para lo malo. Un joven chileno que vive en Europa vuelve a reencontrarse con su familia, y su pasado. El film se centra en la relación de él con su prima, jugando hábilmente con la tensión del ambiente. Ambos (y nosotros con ellos) están deseando quedarse a solas, pero en una reunión familiar tan enorme, resulta muy complicado. Es lo más destacable de un film dominado por la nostalgia. Tanto la de los tiempos pasados, como la de la inminente perdida de la casa.



The Blinding Sunlight (Yu Liu. China, 2013)


Otra película pequeña que cuenta la odisea de un desempleado al que le quitan la ayuda por trabajar de manera ilegal con su motocarro. A su cargo están su padre y su hijo, y la retirada de esa ayuda supone una tragedia para ambos. Un film con muy pocos medios  -lo cual repercute negativamente en e resultado final- que nos ayuda a comprender la realidad de un país que crece de cara al exterior, pero cuya hemorragia interna es difícil de detener.




Losejas (Ignas Jonynas. Lituania-Letonia, 2013)

Premisa atractiva la de este film con protagonista adicto al juego. En una época en la que se comercializa con todo, a este doctor ludópata se le ocurre crear una especie de centro de apuestas sobre los enfermos y sus probabilidades de morir. El film tenía infinitas posibilidades de tocar dilemas morales muy interesantes, incluso derivar en algo parecido en un film de terror. Pero en su lugar, el director se entrega a una trama un tanto sentimentaloide, con su historia de amor y su niño enfermo por medio. The Gambler acaba siendo fallida, sin saber muy bien hacia donde dirigir su fuerza inicial.



Zelena Kofta (Volodymyr Tykhyy. Ucrania, 2013)
Film que tiene unos primeros veinte minutos maravillosos. Formalmente impecable, el autor nos relata el hecho clave del film (y sus consecuencias) con una naturalidad apabullante. Largos planos que tratan de captar veracidad. A partir de ahí el rigor formal desaparece, y el relato se vuelve inverosímil. The Green Jacket empieza con aires del mejor cine rumano actual y acaba siendo un sinsentido bastante mal contado.




Hross í oss (Benedikt Erlingsson. Islandia, 2013)

Si el frío parece un factor determinante para explicar el humor del finés Aki Kaurismaki, imaginen cómo debe afectar el clima en una zona árida de Islandia. Esta película comparte espíritu libre y surrealista con Euphoria (film rodado en la estepa rusa). El medio ambiente influye de forma decisiva en los escasos habitantes de la zona, que acaban comportándose de manera disparatada. Con la muerte muy presente durante todo el relato, el humor negro a través de la naturalidad no deja de sorprender a un espectador atónito ante un mundo que parece estar entre los sueños y la realidad.



Wolf (Jim Taihuttu. Holanda, 2013)


Debut muy potente el de Jim Taihuttu, que nos narra la historia de un joven de origen marroquí que vive en un suburbio holandés. Con un duro blanco y negro (muy en la línea de El odio), el film da pocas concesiones a un espectador que debe prepararse para un relato áspero. El personaje principal está construido con una complejidad admirable, sin recurrir a la condescendencia en ningún momento. Nos repugna su comportamiento violento, pero también tenemos acceso a su lado más humano. Esta doble faceta (que en realidad es un continuo) otorga una dimensión brutal a Majid. Una película que -en la línea del mejor Loach- nos habla de lo terrible que puede ser equivocarse en las decisiones. Aunque Taihuttu le da mucha más responsabilidad al individuo que el director británico, siempre obsesionado con el entorno social.




Câinele japonez (Tudor Cristian Jurgiu. Rumanía, 2013) 

Trabajo de extrema sencillez que nos presenta a un personaje ya anciano en un entorno rural de Rumanía. Durante la primera mitad del film, la cámara sigue a este hombre en sus quehaceres diarios. Su existencia se encuentra vacía tras haberlo perdido todo por culpa de una inundación. No sólo su hogar, también su mujer. Parece que la vida ya no tiene nada más que ofrecer a nuestro protagonista. Hasta que llega la visita del hijo al que hace muchos años que no ve (establecido en Japón con mujer e hijo). La película no carga las tintas -como suele ser habitual en este tipo de filmes- en los reproches o secretos familiares. Al contrario, las tibias reticencias iniciales dan paso rápidamente a la calidez. La presencia del nieto -así como de una nuera apacible- ayudan a que el anciano se sienta acogido, siendo parte otra vez de algo. Emotiva y discreta, Japanese Dog da a su protagonista una última oportunidad de sentirse querido. De sentirse vivo.


Puppy Love (Delphine Lehericey. Bélgica-Suiza-Francia-Luxemburgo, 2013)

Película sobre el despertar de una adolescente retraída, que entabla relación con una nueva vecina muy descarada. Diane emprende un camino que supondrá el fin de su inocencia, aunque a veces el recorrido no siempre es lo agradable que quisiera. La directora consigue sacar el máximo partido de sus dos jóvenes actrices, que le dan la frescura necesaria a sus personajes. Quizás, lo más destacable de Puppy Love sea la sensibilidad y pasión con la que están rodadas las secuencias íntimas





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