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sábado, 14 de septiembre de 2013

La gran familia española

5/10
La gran familia española (España, 2013)
Dirección y guión: Daniel Sánchez Arévalo
Intérpretes: Patrick Criado, Arantxa Martí, Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Quim Gutiérrez, Verónica Echegui, Miquel Fernández, Héctor Colomé, Sandra Martín.
Música original: Josh Rouse.
Fotografía: Juan  Carlos Gómez.
Montaje: Nacho Ruiz Capillas
Idioma: Español.
Duración: 101 minutos.


A los penaltis


Al hacer una tragicomedia familiar de este tipo hay que hilar muy fino para encontrar el tono adecuado. Y La gran familia española nunca acaba encontrándolo. Sí, hay momentos muy inspirados. Hay pinceladas de autenticidad, instantes verdaderamente cómicos, conversaciones incisivas. Pero al conjunto le falta una línea coherente que seguir, y se acaba convirtiendo en una mezcla imposible de géneros y estilos.

Una sátira sobre los cuentos de hadas y los finales felices. Una comedia costumbrista que intenta apegarse a la realidad. Un drama sobre secretos familiares. Una reflexión sobre las relaciones de pareja. Todas estas películas están dentro de La gran familia española, que además, busca ser sofisticada. Pero ese aire indie no le sientan nada bien ni a la historia, ni a los personajes. ¿Por qué no para de sonar Josh Rosue en un film cuyos protagonistas tienen  pinta de escuchar Los 40 principales?



Hay quien ve referencias a Wes Anderson, pero el universo del director americano sí tiene una lógica coherente dentro de su surrealismo. Todos los elementos de su cine poseen la misma dosis de locura. Pero cuando hay un intento de captar el lenguaje de la calle, para luego poner a tus personajes a bailar, hay que hacerlo muy bien. El riesgo de caer en el ridículo es demasiado poderoso.

No acaban ahí las irregularidades. La frescura de los tres jóvenes -Arancha Martí ha sido un auténtico descubrimiento- se va diluyendo a medida que el film se vuelve cada vez más sentimental. Aunque esa cursilería se ve compensada por la mejor secuencia del film (el momento de confesiones en paralelo). La presencia del hermano tonto se hace insufrible al principio, aunque luego tiene algún que otro buen momento. Toda la subtrama en la que se mete el hermano mayor no tiene demasiado interés (ni sentido). El intento de slapstick con Raúl Arévalo no funciona jamás…y así una buena cantidad de elementos chirriantes.

El autor trata de hacer un retrato lo más humano posible de unos personajes llenos de grandezas y miserias. Pero estas últimas se van diluyendo cada vez más hasta que todos acaban madurando y resolviendo sus inseguridades de un plumazo. Entonces pierden valor los hallazgos que hemos encontrado por el camino. El film se entrega al espíritu de felicidad colectiva, como si la victoria de España en el Mundial realmente fuera la varita mágica que todo lo soluciona.



Manuel Barrero Iglesias



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