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martes, 3 de septiembre de 2013

Dolor y dinero



3/10
Pain & Gain (USA, 2013).
Dirección: Michael Bay.
Intérpretes: Mark Wahlberg, Dwayne Johnson, Anthony Mackie, Tony Shalhoub, Ed Harris.
Guión: Christopher Markus, Stephen McFeely; basado en los artículos de Pete Collins.
Música original: Steve Jablonsky.
Fotografía: Ben Seresin.
Montaje: Tom Muldoon, Joel Negron.
Idioma: Inglés.
Duración: 129 minutos.



Idiotez en Miami

Hay quien habla de esta película como la gran obra personal de Michael Bay. Supongo que serán las ganas de reivindicar a un director denostado, que eso siempre queda bien. Los hay que aún van más allá, y han defendido siempre la firma autoral del director. Allá ellos. Aunque los entiendo mejor. Al fin y al cabo, Bay tiene un estilo reconocible. Para quien esto escribe, detestable en fondo y forma. Pero ya sabemos que hay gustos para todos.

Lo que no entiendo muy bien es que alguien defienda Dolor y dinero como un cambio de registro, cuando es más de lo mismo. Michael Bay en estado puro. Menos presupuesto, pero los mismos vicios de siempre. A su habitual estilo desesperante le pone una pizca de ínfulas a lo Scorsese. Lo que no es capaz de disimular nunca es su carácter reaccionario.

Es inevitable pensar en Fargo (1996) cuando uno está viendo esta película. Ambas versan sobre el reverso del sueño americano, sobre aquellos que buscan el éxito por la vía rápida (e ilegal). Chapuceros que acaban enredando la madeja hasta que todo explota en sus narices. Básicamente, la estupidez humana. Y recordemos que ambas están basadas en hechos reales.

Hasta ahí, los parecidos con la obra maestra de los hermanos Coen. Luego, cualquier similitud es pura coincidencia. Sustituyan la sátira inteligente y el humor negro por la comedia gruesa y/o tontorrona. Olvídense de la minuciosa construcción de personajes para saludar al estereotipo burdo (especialmente ridículo es el personaje que interpreta Dwayne Johnson). No faltan a su cita las necesarias dosis de acción y las tías buenas en bikini como simple adorno.
Es cierto que el film tiene alguna lectura interesante. La ambigüedad moral desde la que se relatan las andanzas de estos tres mosqueteros del culturismo hace que nuestro nivel de atención suba durante algunos tramos. Pero a Michael Bay le pierde su tendencia a la vacuidad y su incapacidad para el humor inteligente. Al final, Dolor y dinero termina siendo una película tan estúpida y hormonada como sus propios protagonistas. Y yo no podía parar de pensar qué hubiera sido de este material en manos de otro director.


Manuel Barrero Iglesias



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