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sábado, 19 de enero de 2013

La noche más oscura


Zero Dark Thirty (USA, 2012).
Dirección: Kathryn Bigelow.
Intérpretes: Jessica Chastain, Jason Clarke, Kyle Chandler, Jennifer Ehle, Mark Strong, Reda Kateb.
Guión: Mark Boal.
Música original: Alexandre Desplat.
Fotografía: Greig Fraser.
Montaje: William Goldenberg, Dylan Tichenor.
Idioma: Inglés.
Duración: 157 minutos.






6/10


Feminista y patriota

Kathryn Bigelow fue la primera mujer que reinó en una noche de los Oscar. Era 2009 y En tierra hostil consiguió los premios a la mejor película y la mejor dirección (amén de otros cuatro galardones más). La directora lograba su definitiva consagración en Hollywood, un mundo en el que se ha ido haciendo hueco poco a poco. Y lo ha conseguido realizando un tipo de cine que se presupone masculino, con una carrera marcada por la acción que ahora se dirige hacia el fuerte contenido político.

Si su anterior film se metía en el infierno de Irak, La noche más oscura recrea el largo proceso que concluyó con la captura de Osama Bin Laden. Una búsqueda capitaneada por una fémina. Y es que el personaje de Jessica Chastain tiene paralelismos evidentes con la directora. Una mujer dentro de un mundo dominado por hombres, teniéndose que ganar el respeto de sus compañeros con tiempo y esfuerzo.

Aunque Bigelow tiene la suficiente habilidad para no recurrir de forma explícita a la lucha de sexos. No carga las tintas en los personajes masculinos, a los que evita involucrar en las tópicas burlas machistas. Todo es mucho más sutil, y lo que sí deja claro la autora es que la operación termina siendo fructífera gracias a los esfuerzos femeninos dentro de una mayoría varonil mucho más inoperante. Algo que no sólo (aunque sobre todo) se muestra en el personaje de Chastain, también el de Jessica Ehle muestra el entusiasmo y tenacidad necesarias para conseguir el propósito. Por cierto, destacar el soberbio trabajo de ambas actrices dentro de un reparto excelente.

Una pena que Ehle haya pasado desapercibida, cosa que obviamente no podía ocurrir con Chastain. La actriz ha irrumpido con una fuerza descomunal, y ahora mismo es una de las intérpretes con más magnetismo del actual Hollywood. Su rol en este film es todo un bombón, uno de esos personajes que no paran de crecer a lo largo de todo el metraje. Es a ella a la que acompañamos en un viaje que empieza con el horror al contemplar una sesión de tortura. El progresivo endurecimiento se convertirá en obsesión, y la captura del terrorista se convertirá en el motor que dé sentido a su vida.

Bigelow acierta al evitar cualquier desvío de la historia principal. Es muy frecuente que Hollywood “amenice” cintas de este tipo con alguna subtrama (preferentemente amorosa), algo que nos ahorra la directora. La noche más oscura tiene mucho en común con Zodiac, en ese retrato exhaustivo de una investigación que no parece acabar nunca. De hecho, el proyecto se empezó a gestar cuando Bin Laden aún vivía, lo que hubiera acercado este trabajo todavía más al firmado por Fincher. El rigor es la virtud más destacable de una película que nunca se desvía de su propósito.

Pero como también pasaba con En tierra hostil, el film queda sesgado por el etnocentrismo. Tanto en una como en otra, Bigelow (Estados Unidos) está invadiendo un terreno del que no se preocupan por conocer nada. Nadie se intenta poner en el lugar de una población que es invadida/detenida/torturada/matada en su propio país. Y cierto es que entrar en esos terrenos haría que la película se desviara, y no fuera la que es (y muy probablemente sería peor). Pero ese ninguneo del otro y la casi justificación de la tortura son elementos que no dejan de sobrevolar todo el tiempo.

Katrhyn Bigelow vuelve a confirmar sus dotes como grandísima directora, consiguiendo una película de una solidez a prueba de bombas. La directora se está convirtiendo en la voz cinematográfica que representa a los Estados Unidos en los conflictos del siglo XXI. Aunque más que al país o a las instituciones, Bigelow se encarga de dar voz a esos “héroes” anónimos que dan su vida por la patria. Lástima que los otros nunca tengan voz ni voto, aunque la acción se desarrolle en sus propios países.


Manuel Barrero Iglesias



2 comentarios:

  1. A mi, más allá del tema de las torturas, que se deja ahí un poco a la reflexión del espectador, me preocupa más la legitimación que se hace del asesinato político y extrajudicial, pero bueno, al fin y al cabo es una película, y lo cierto es que la juzgamos con mayor dureza que a otras producciones moralmente más reprobables por el hecho de haber tenido tanto éxito, tanta promoción y por estar basada en hechos reales.

    En lo estrictamente cinematográfico yo soy más entusiasta que tú, y es que me parece un peliculón de principio a fin.

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