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jueves, 24 de enero de 2013

El vuelo


Flight (USA, 2012).
Dirección: Robert Zemeckis.
Intérpretes: Denzel Washington, Kelly Reilly, John Goodman, Don Cheadle, Melissa Leo, Bruce Greenwood.
Guión: John Gatins.
Música original: Alan Silvestri.
Fotografía: Don Burgess.
Montaje: Jeremiah O’Driscoll.
Idioma: Inglés.
Duración: 138 minutos.



5/10

Cine de bajos vuelos


Robert Zemeckis es un director con muchísimo caché en Hollywood, un caché que se ganó sobradamente en los ochenta gracias a Tras el corazón verde, ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y, sobre todo, la saga de Regreso al futuro. De los noventa en adelante tuvo sonados éxitos como Forrest Gump o Náufrago, mientras que el resto de su filmografía como director es en el mejor de los casos bastante discreta, rozando la vergüenza ajena en más de una ocasión. Tras varios proyectos animados Zemeckis volvía al cine de acción real, y se nos vendía como la vuelta del gran director que fue. Pero lo cierto es que aún está muy lejos de su mejor nivel.

En El vuelo vemos a Denzel Washington en la piel de un piloto de avión drogadicto, con cierta predilección por el alcohol, que durante un vuelo comercial tiene que conseguir aterrizar el avión bajo circunstancias poco favorables debido a graves problemas técnicos. Tras el aterrizaje de emergencia se abrirá una investigación en la que un test de drogas tendrá gran importancia.

La película básicamente se divide en dos partes. La primera es la escena del aterrizaje forzoso, y la segunda todo el drama que este desencadena. La primera parte es sobresaliente; la segunda, extremadamente convencional.

La capacidad de Zemeckis para generar tensión es admirable -nadie le va a negar ahora su habilidad para forjar espectáculos de nivel-, y todo ello se ve reflejado de manera excelente en esa primera parte de la película. Un comienzo prometedor que nos hace pensar que ciertamente nos encontramos ante la mejor película de su director en años, pero que en su segunda parte no hace más que decaer.

El problema de esta película es la forma en la que Zemeckis nos cuenta el proceso de recuperaciones y recaídas de este alcohólico, su relación con una heroinómana de muy buen ver -igualita que las que desfilan un día cualquiera por la Cañada Real-, y la investigación sobre el accidente. Como poco, diríamos que es convencional

Todo nos suena a cien veces visto; no hay nada en esa segunda parte que nos sorprenda, o que nos haga pensar que esta no es otra de esas producciones hollywoodienses sobre superación personal y redención. Zemeckis tira de todos los tópicos del género y echa por tierra todo el trabajo bien hecho anteriormente.

Cierto es que Denzel Washington está muy bien en su papel, pero tampoco es nada que no le hayamos visto hacer anteriormente, y su interpretación no es tan descomunal como para salvar la película por si sola.

Una película que prometía mucho pero de la que solo permanecerá en nuestra memoria ese excelente inicio, quedándose en un producto más para el lucimiento de su protagonista.

David Sancho



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