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lunes, 7 de noviembre de 2011

Festival de Sevilla 2011: Días 1 y 2

Las dos primeras jornadas del Festival nos dejan en la sección oficial tres películas muy distintas. Una "españolada" en el peor sentido de la palabra, una bella obra con ínfulas artísticas, y una agradable comedia de las que conectan fácilmente con el público.


Los muertos no se tocan, nene

Inauguró el Festival una película que huele a rancio. Para empezar, por un doblaje de otra época. Como si de una película de Garci se tratara, hasta hay actores que no mantienen sus voces originales. Lamentable. Y sí, el guión está basado en una añeja novela de Rafael Azcona. Lo que no tiene que significar, necesariamente, que el texto no tenga vigencia hoy en día. Lo que sí queda desfasado es el tratamiento que de él hace el director de este film.

Y es que José Luis García Sánchez no es es Berlanga. Aunque lo intente. Si su cine siempre ha sido un sucedáneo berlanguiano, en esta ocasión esto se hace mucho más evidente. A buen seguro que el director de Plácido hubiese conseguido una magnífica película con este mismo material. Aunque hacerlo fuera de la época quizás no tenga mucho sentido. ¿Homenaje? Más bien una astracanada fuera de época y de lugar. Es lo que ocurre cuando lo subversivo queda en un segundo plano, dando paso a la escatología pueril.


The Mill and the Cross

Con pretensiones artísticas radicalmente opuestas se presenta esta película que está basada en un cuadro de 1564. Se trata de 'Camino del Calvario', de Peter Bruegel. La adaptación que realiza el polaco Lech Majewski explica esta obra pictórica a través de la narración del mismo Bruegel, interpretado por Rutger Hauer. 

A la vez, el director desarrolla historias de unos pocos de los múltiples personajes que pueblan la obra pictórica. Sin duda, el aspecto visual es lo más destacable del film. Estamos ante un trabajo atípico, que se sumerge de lleno en la pintura, y cuya estética pretende ser lo más fiel posible al estilo del pintor. Con lo cual, muchas veces da la impresión de que estamos ante una pintura en movimiento. Y es ahí donde Majewski consigue atraparnos. No así en las explicaciones de los tres narradores que tiene la película. Innecesarios, y que restan mucho más que suman a la fuerza de las imágenes.


Tres veces 20 años

La tercera película de Julie Gavras (hija del director Costa-Gavras) es una reflexión sobre el paso de la madurez hacia la senectud. Isabella Rossellini (estupenda) y William Hurt dan vida a un matrimonio que llegando a los 60 años afrontan de muy distinta manera su paso hacia la vejez.

La película es una muy amable (a veces demasiado) comedia que se refugia demasiado en los tópicos. Una película bastante facilona, que juega su mayor baza en un buscado encanto. Que es el que desprende Rossellini.



Manuel Barrero Iglesias

3 comentarios:

  1. Igual lo del doblaje era para homenajear a las pelis de la época.

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  2. Efectivamente la pelicula se rodó en blanco y negro con sonido de referencia para ser doblado a posteriori tal y como se hacía en la epoca. Solo hay dos personajes en la pelicula que no fueron doblados por sus actores. El muerto y el Doctor Salamoya y la razón en los dos ha sido que
    sus respectivos estados de salud se lo han impedido.Esto hubiese sido muy fácil de averiguar si el periodista se hubiese molestado en hablar con la productora. Se dice algo así como consultar las fuentes...

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  3. Siento si he molestado con el artículo. En ningún momento hablo de las razones por las que los actores no mantienen sus voces. Porque sí, las desconocía. Pero el efecto sigue siendo el mismo. Es algo que queda muy desfasado. De hecho, el peor de los doblajes me parece el del adolescente. Me sacaba de la película constantemente. No acabo de ver clara la necesidad de hacer el homenaje, y de hacerlo hasta en este tema. Quizás, el problema entonces sea de concepto general de la película.

    Ahora me releo, y quizás he sido demasiado duro. Por lo general, no me gusta serlo tanto. Pero, por desgracia, la película me gustó muy poco.

    Por otro lado, siempre digo que alguien que se atreve a hacer una película tiene mucho más mérito que un cineasta frustrado/crítico que se pone a despotricar detrás de un teclado. ¿Cómo compensas lo poco que te ha gustado algo con aquello de ser lo más consciente posible de la dificultad que supone siempre hacer una película? No es siempre fácil.

    En cualquier caso, agradezco que alguien del equipo haya escrito en este humilde sitio para aclarar un aspecto concreto del film.

    Un saludo.

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