Social Icons

domingo, 20 de noviembre de 2011

Los muertos no se tocan, nene


2/10
Los muertos no se tocan, nene (España, 2011).
Dirección: José Luis Gracía Sánchez.
Intérpretes: Silvia Marsó, Carlos Iglesias, Blanca Romero, Mariola Fuentes, Carlos Álvarez-Novoa.
Guión: José Luis Gracía Sánchez, Bernardo Sánchez, David Trueba.
Música original: Antonio Meliveo.
Fotografía: Federico Ribes.
Montaje: Mercedes Cantero.
Idioma: Español.
Duración: 90 minutos.




No tocar

Particularmente, no entiendo por qué hay directores que se empeñan en hacer películas anacrónicas. Pienso, obviamente, en José Luis Garci y el cine que realiza desde hace más de una década. Anclado en el pasado, sus películas son una rancia recreación de formas y estilos pretéritos. Incluyendo unos deleznables doblajes que no tienen ningún sentido en la actualidad, y que causan vergüenza ajena. Para más escarnio, algunos actores son doblados por voces que no son suyas. En fin, una nostalgia mal entendida que se transforma en pobre homenaje.


Y eso es lo que hace José Luis García Sánchez con Rafael Azcona en este póstumo tributo. La novela en la que se basa el film estaba destinada a completar una trilogía Ferrari/Azcona, iniciada con El pisito y El cochecito. Las dificultades propias de la época hicieron que este proyecto quedara en tintero.

Hasta que ahora ha sido retomado, cincuenta años después. La opción, imitar aquel cine azconiano. Que si largos planos-secuencia, que si blanco y negro, que si sonido doblado a posteriori…Sí, sonido doblado. Resulta de lo más desquiciante escuchar al protagonista adolescente de la película. Eso por no hablar de los dos actores que no mantienen sus voces. Aunque no sea una decisión del director. Pero cuando se opta por doblar el sonido a la antigua usanza, corres el peligro de que algún imprevisto impida que los actores se doblen a sí mismos. La pregunta es, ¿era absolutamente necesario?


Obviamente, sí lo es en la concepción de la película, que apuesta por unas formas determinadas. Entonces la pregunta que se plantea es si era necesaria la propia existencia del film. Entre otras razones, porque no aporta absolutamente nada nuevo. Estamos ante una copia algo rancia de lo que con tanta maestría se hacía hace medio siglo. En el camino se ha perdido una gran parte de la mala leche, para dar paso al más inofensivo costumbrismo y a la escatología pueril.

Como ejercicio de estilo retro, alguno le puede ver la gracia al invento. En mi caso, ni disfruté sus chistes, ni la crítica social (amputada en este caso) que siempre había detrás de todas estas comedias de Azcona. Pero es lo que pasa cuando solo se llega a rascar la superficie de las cosas.


Manuel Barrero Iglesias


No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
 
Blogger Templates