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viernes, 13 de noviembre de 2015

Críticas: Sicario

7/10
Sicario (Estados Unidos, 2015).
Dirección: Denis Villeneuve.
Intérpretes: Emily Blunt, Benicio Del Toro, Josh Brolin, Victor Garber, Jon Bernthal.
Guión: Taylor Sheridan.
Música original: Jóhann Johánnsson.
Fotografia: Roger Deakins.
Montaje: Joe Walker.
Idioma: Inglés, español.
Duración: 121 minutos.


En tierra de lobos

Por Miguel Delgado

El nombre del franco-canadiense Dennis Villeneuve empezó a sonar con fuerza tras el éxito de Incendies, cinta que estuvo nominada a los Oscar como mejor película de habla no inglesa, a pesar de que ya tenía algunos trabajos interesantes a sus espaldas. El año que finalmente terminó de explotar fue en 2013, cuando vieron la luz sus dos colaboraciones con Jake Gyllenhaal: Enemy, peculiar adaptación de la obra de José Saramago El hombre duplicado, que dio lugar a una cinta paranoica y sugerente, y Prisioneros, su salto a Estados Unidos con una producción de encargo que supo resolver creando uno de los mejores thrillers de los últimos años. Su estilo, sin endulzamientos y muy atmosférico, parecía el idóneo para tratar el tema del narcotráfico y como se enfrentan a él diversas fuerzas de USA, otro proyecto de encargo con el que se esperaba que volviese a demostrar su talento. En cierto modo así ha sido.

Sicario es una película seca, que va desde el principio al meollo del asunto y que no pierde el tiempo ramificando en subtramas personales, sino que son los acontecimientos principales los que van mostrando y desarrollando a los personajes. Esto, mezclado con tensas y realistas secuencias de acción, hace que se pueda emparentar esta cinta con otra de tono similar como es La noche más oscura, aquel maravilloso thriller dirigido por Kathryn Bigelow. Y es que Villeneuve vuelve a demostrar que en eso de meternos en situaciones tensas y peliagudas es un especialista. Hay algunos momentos esporádicos especialmente brillantes, tómese como ejemplo toda la secuencia de entrada y salida de Juárez, que va cocinándose a fuego lento, sin precipitarse, y elevando poco a poco la tensión del espectador, que intuye que todo va a explotar por algún lado. Si lo hace o no, es lo de menos, es el ritmo lo que hace maravillosa esa secuencia. La película es en estos momentos (como en su inicio, o en el túnel) cuando rinde al nivel esperado.

Sin embargo, uno no puede desprenderse durante sus dos primeros actos de que aquí realmente no hay demasiado que contar. No hay nada demasiado destacado en esta nueva caza al narco de turno, ni en los hechos necesarios para ello más allá de la buena mano del realizador y de que resulte interesante. La culpa viene de un guión que avanza algo rápido y en algunos momentos a trompicones, dando la sensación de que podría haber más fluidez en el desarrollo de la trama. Por suerte, el tercer acto sube el nivel del interés, y es que muestra al final una historia que vale la pena contar, con sus dos escenas sorprendentes y un mensaje final capaz de dejar al público apabullado y pegado en la butaca. Este es el nivel que se pedía a toda la cinta y aunque llegue tarde, deja con un buen sabor de boca.

La culpa de todo lo comentado en el anterior párrafo viene en parte de sus personajes. Emily Blunt es, en apariencia, la protagonista del relato. Ese es uno de los problemas, puesto que mientras la película se centra en ella, la misteriosa presencia de otro personaje se torna más interesante. Y es que Benicio del Toro es el protagonista en espíritu, el personaje más relevante una vez completada la narración y en el que el actor puede desarrollar una inquietante actuación. Nunca se muestra el punto de vista del personaje de Blunt, que aun así tiene las características suficientes como para no ser un mero monigote y la actriz ofrece una actuación más que digna. A su lado, Josh Brolin cuenta con un personaje básicamente explicativo, aunque el buen hacer de este interprete siempre esté presente.


Así pues, Sicario se muestra un paso por debajo de la sus cautivadores últimos trabajos, esos que no podías quitarte de la cabeza. No resulta tan remarcable ni sugerente, pero aún así nos ofrece un trabajo cuidado y de calidad por parte del realizador y del equipo artístico y técnico (sus colaboradores habituales Roger Deakins en la fotografía, y Jóhann Jóhansson en la sucia y cuidada banda sonora). A pesar de sus defectos, estás películas hechas con bueno pulso, alejadas de manierismos y de acción superflua, directas, punzantes y realistas son de agradecer


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