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jueves, 11 de junio de 2015

Críticas: Nuestro último verano en Escocia

6/10
What We Did on Our Holiday (Reino Unido, 2014).
Dirección y guion: Andy Hamilton, Guy Jenkin.
Intérpretes: Rosamund Pike, David Tennant, Billy Connolly, Celia Imrie, Emilia Jones.
Música original: Alex Heffes.
Fotografia: Martin Hawkins.
Montaje: Steve Tempia, Mark Williams.
Idioma: Inglés.
Duración: 95 minutos.

Hijos y padres (y viceversa)

Por Alberto Gallardo

Andy Hamilton y Guy Jenkin se ganaron un notable prestigio gracias a la aclamada Outnumbered, popular sitcom de la BBC que protagonizaban un matrimonio londinense de clase media y sus tres problemáticos hijos, en la que sus creadores profundizaban con sentido del humor en los retos y satisfacciones de ser padre.

Y de padres e hijos vuelve a tratar Nuestro último verano en Escocia, su interesante debut cinematográfico protagonizado por Rosamund Pike (nominada al Oscar por Perdida) y  David Tennant (el décimo Doctor Who, visto en la también televisiva Broadchurch). Ambos encarnan a un matrimonio recién separado que se embarca junto a sus hijos en un viaje veraniego desde Inglaterra a una remota casa de campo escocesa donde celebrarán una reunión familiar con aroma a despedida.

A pesar del buen hacer de ambos actores, quien brilla con más fuerza es el veterano Billy Connolly en la piel del convaleciente abuelo de los niños y sobremanera unos jóvenes intérpretes (tras los que se intuye un magnífico trabajo de dirección de actores) que son un prodigio de naturalidad para los que quedan reservadas las mejores líneas de guion.
Aunque la premisa y el tono tragicómico del arranque puedan remitir a la recordada Pequeña Miss Sunshine y sus sucedáneos, la película de Hamilton y Jenkin se sale del camino previsible en un tramo central sobresaliente que es fruto de un giro argumental que deja a los niños comandando la trama. La fuerza emocional y el brillantísimo humor negro que adorna este episodio, elevan Nuestro último verano en Escocia a un nivel superior al de la calculada comedia familiar de corte indie de turno.

Por desgracia el buen nivel general de la historia decae sensiblemente en un desenlace que abraza demasiados tópicos entorno a la reivindicación de la diferencia y pretende embaucar recurriendo a un tono cercano al melodramatismo del que hasta entonces huía con buen criterio, repartiendo generosas dosis de atinado humor negro.

En resumen, y a pesar de lo irregular del conjunto,  Nuestro último verano en Escocia logra diferenciarse de cierto cine pseudoindependiente trazado con plantilla para asomar la cabeza en su mejor segmento como estimulante y muy agradable reivindicación de los efímeros valores de una infancia en la que la percepción de lo esencial brilla libre de inútiles distorsiones adultas.



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