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jueves, 25 de junio de 2015

Críticas: Espías

5/10
Spy (USA, 2015).
Dirección y guión: Paul Feig.
Intérpretes: Melissa McCarthy, Jude Law, Jason Statham, Rose Byrne, Miranda Hart, Allison Janney, Bobby Cannavale, Morena Baccarin.
Música original: Theodore Shapiro.
Fotografía: Robert D. Yeoman.
Montaje: Melissa Bretherton, Brent White.
Idioma: Alemán.
Duración: 120 minutos.


Melissa McCarthy y poquito más


Por David Sancho

Tercera colaboración de la Paul Feig y Melissa McCarthy que sigue la estela de su anterior película, una comedia de acción en la que McCarthy despliega todo su potencial cómico en un puñado de escenas físicas acompañadas de chistes de distinta efectividad.

Se trata de una parodia de las películas de espías desde un punto de vista femenino, en la que una espía de la CIA que ha pasado toda su carrera tras un ordenador ayudando a los agentes de campo, se ofrece a pasar a la acción para vengar la muerte del hombre del que está enamorada y a la vez dar algo de emoción a su aburrida vida.

La película gana enteros cuando se decanta por el humor físico, en el que McCarthy es una maestra, o cuando le hacen recitar esas frases llenas de insultos y referencias sexuales, que -a pesar de ser un poco caca, culo, pedo, pis- dicho por ella siempre tiene un extra de simpatía y desparpajo. El físico de McCarthy, y me refiero más a su rostro que a su cuerpo, hace que cuando se pone a maldecir como una condenada resulte gracioso en el modo que un niño puede resultar adorable la primera vez que dice un taco. Por otro lado el conjunto de la película es bastante pueril y carente de riesgo.

El uso de actores no habituales en la comedia sirve para dar un cierto toque de consistencia a la película, pero a su vez hace que un tipo tan limitado en sus dotes actorales como Jason Statham, haga poco menos que el ridículo. Me gustaría destacar a Peter Serafinowicz, muy divertido en su papel de pervertido espía italiano.


La cinta peca de un exceso de duración, lo cual es algo habitual en el cine de Feig, por lo que a los espectadores que no consigan conectar con su humor, se les puede hacer eterno.


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