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viernes, 5 de julio de 2013

Antes del anochecer

10/10
Before Midnight (USA, 2013).
Dirección: Richard Linklater.
Intérpretes: Ethan Hawke, Julie Delpy, Seamus Davey-Fitzpatrick, Jennifer Prior, Charlotte Prior.
Guión: Richard Linklater, Julie Delpy, Ethan Hawke.
Música original: Graham Reynolds.
Fotografía: Christos Voudouris.
Montaje: Sandra Adair.
Idiomas: Inglés, griego.
Duración: 109 minutos.



Haciendo Historia
*Puede contener spoilers

Antes de amanecer (1995) conquistó al público gracias a su sencillez. Y es que no es común que el cine retrate con tanta naturalidad una historia romántica. La magia del amor a primera vista nunca ha sido tan bien reflejada como en aquella película que se convirtió en un clásico casi instantáneo. Unas pocas horas en la vida de los jóvenes Celine y Jesse nos bastaron para para encariñarnos con unos personajes con los que nos identificamos muy fácilmente.

Parte de su encanto residía en un final abierto que sus creadores tuvieron el acierto de retomar nueve años después. Aquel reencuentro es uno de los momentos más emocionantes de la Historia del Cine. Y no exagero. Antes del atardecer (2004) volvía a la estructura de breve encuentro, y seguía ahondando en la idealización del amor romántico. Los diálogos seguían siendo el sustento principal del film. Los cortes en los planos se redujeron aún más, mientras la sensación de espontaneidad subía.
Antes del anochecer ha sido todo un reto para sus responsables. Hasta ahora, habíamos acompañado a los protagonistas casi en cada minuto que habían pasado juntos. Pero la nueva elipsis de nueve años nos devuelve a una pareja establecida, padres de dos gemelas encantadoras. El film nos vuelve a contar unas pocas horas en su vida, pero en esta ocasión el reencuentro no se produce al unísono con el espectador, quien se ha perdido casi una década de vida en común.

Ya se esfumó el amor como un ensueño perfecto. La convivencia y el desgaste se imponen ante una noche de verano o un reencuentro soñado. Linklater-Delpy-Hawke se han tenido que enfrentar a la otra cara del amor, la de la realidad del día a día. La espectacular secuencia en el coche (con un solo corte en catorce minutos) nos muestra la complicidad que todavía existe entre ambos protagonistas, a través de sus divertidas dialécticas. Previamente, hemos asistido a la presentación de un personaje que conocíamos de oídas y que terminará siendo (indirectamente) crucial en el desarrollo de este film.
De hecho, se incide en la vertiente familiar/social de la pareja. Recordemos que en las entregas anteriores flotaba esa sensación de dos personas conectadas entre sí, habitando una burbuja alejada del mundo. Ahora, tanto el hijo de uno, como las hijas de ambos, determinan muchos de los conflictos que surgen entre ellos. En otro nivel, también tenemos esa parte central de acto social, en el que ambos comparten mesa con un grupo de amigos.

Aunque al final es inevitable volver a la raíz de la saga. Ellos dos solos. Volvemos a los reconocibles planos en los que pasean mientras hablan de lo divino y lo humano. Pero donde realmente se agiganta Antes del anochecer es en su parte final. Linklater ya había utilizado el ambiente opresivo de una habitación de hotel en Tape (2001), un entorno que funciona a la perfección como marca para las disputas de esta pareja algo desgastada.
Apabullante naturalidad -no podía ser de otra forma- con la que se enfrentan a una crisis dibujada con precisión extrema. Estamos ante una película que complementa perfectamente a sus antecesoras, y que a su vez se engrandece gracias a ellas. La contraposición entre ideal y realidad. Cuando los creadores se han tenido que enfrentar al dolor del amor, no les ha temblado el pulso. Y han dado en el clavo.

Aún me sigue sorprendiendo la habilidad que tienen para cerrar de forma tan magistral cada una de las películas. No iba a ser una excepción este desenlace, de esos que te dejan un nudo en la garganta por la emoción, con esa mezcla de ternura y dolor.

No sabemos si se volverán a reunir dentro de otros nueve años -ojalá sea así-, o si ya no lo harán más. Lo que sí es cierto es que con estas tres películas han completado una de las obras más estimulantes sobre eso que llaman amor.

Manuel Barrero Iglesias









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