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martes, 31 de enero de 2012

Scarlett Johansson: Cuidado, vienen curvas


Si hay alguna actriz en la actualidad que se ajuste al clásico concepto de sex-symbol esa es Scarlett Johansson. Por eso cuesta recordar que empezó en esto siendo una niña. Sí, ella también fue actriz infantil. Debutó con 10 años en Un muchacho llamado Norte (1994), con un pequeño papel. Un año más tarde apareció en el thriller Causa justa (1995). Su primer rol de importancia no tardaría en llegar. Tenía 12 años, y coprotagonizó Manny y Lo (1996). En ese mismo año aparece en la comedia Si no te casas, me mato. Para 1997, dos títulos poco destacables: Fall y Solo en casa 3.

Fue en 1998 cuando su nombre empezó a ser conocido. Robert Redford le dio la oportunidad de aparecer en El hombre que susurraba a los caballos. Fue la primera toma de contacto con la fama, con la que se toparía de lleno en el nuevo siglo. Antes, tendría una aparición en Mi hermano el cerdito (1999).

Y llegó 2001. La pesadilla de Susi pasó más bien desapercibida, pero ese mismo año intervino en dos títulos de gran prestigio que provocaron las simpatías de los círculos cinéfilos. Por un lado, su pequeño papel bajo la dirección de los hermanos Coen en El hombre que nunca estuvo allí. Y, muy especialmente, protagonizar junto a Thora Birch esa obra de culto que es Ghost World.

Una serie B como Arac Attack (2002) precedió a la que fue su definitiva consagración. La extraña pareja que formaba junto a Bill Murray en Lost in translation (2003) conquistó a medio mundo, y la lanzó definitivamente a la fama. Aunque el reconocimiento de los premios es algo que se le resiste. No consiguió la nominación al Oscar. Ni entonces, ni nunca. Parece que los compañeros de la Academia nunca la han tomado demasiado en serio. Ese mismo año fue Griet, objeto del deseo de Johannes Vermeer en La joven de la perla.

Ya había nacido la estrella, y con 18 años empezaba a vislumbrarse el icono sexual. En 2004 se hartó de trabajar y estrenó nada menos que cinco filmes: The Perfect Score, Una canción del pasado, A Good Woman, In Good Company y Bob Esponja, la película; en la que ponía voz a uno de los personajes.

Entonces llegó otro momento clave en la trayectoria de Scarlett. Woody Allen volvía a convencer a crítica y público con Match Point (2005). Y allí estaba ella, convirtiéndose en la nueva musa del genio neoyorquino. Fue el primero -y probablemente el que mejor- explotó ese lado sensual de la actriz, esa carga erótica que puede hacer enloquecer a cualquier hombre que se le ponga por delante. Que se lo digan al personaje encarnado por Jonathan Rhys Meyers. Otros directores de prestigio no dudaron en usar la faceta más femme fatale de la actriz. Son los casos de Biran de Palma en La dalia negra (2006) o Frank Miller en The Spirit (2008).

Pero volvamos a Allen, quien también fue capaz de sacar partido al lado más adorable de Johansson en la divertida Scoop (2006), o en la infravalorada Vicky Cristina Barcelona (2008). En ambas, vuelve a enamorar, aunque dejando a un lado su dimensión más turbadora, y mostrándose más bien dulce e inocente. Que Allen te escoja como musa no es cualquier cosa. Aparte de atractivo, algo de talento debió ver en ella. Quizás no sea la mejor actriz de su generación. Pero, desde luego, tampoco es la peor. Lo que nadie puede discutir es que su presencia llena de luz la pantalla.

Uno no sabe muy bien si su atractivo disimula lo mala actriz que es, o eclipsa lo buena que es. Sea como fuere, se ha convertido en una rutilante estrella que ha participado en títulos como La isla (2005), El truco final (2006) Diario de una niñera (2007) o Las hermanas Bolena (2008), o Iron Man 2 (2010).

Su ritmo se ha estabilizado, y ya es raro verla en más de una película al año. Ahora la podemos ver en Un lugar para soñar (2011), y pendiente de estreno tiene una de las películas más esperadas de 2012: Los vengadores. Además, ha rodado a las órdenes de Jonatahn Glazer en Under the skin. Scarlett es lo más parecido a Marilyn que tenemos en el siglo XXI. En sus curvas uno se perdería eternamente. Encima, canta. Y no lo hace nada mal. Un auténtico mito sexual, que no anda exento de talento. Qué podamos seguir disfrutando de esos labios durante muchos años.

Manuel Barrero Iglesias

4 comentarios:

  1. Es una lástima que últimamente escoja tan mal sus proyectos, o por lo menos, que no los escoja por su calidad.

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  2. Scarlett Johansson nunca ha ganado el premio de interpretación del festival de cine de Venecia. Ni la Copa Volpi a la mejor actriz, ni el premio Marcello Mastroiani a la mejor interpretación emergente o revelación del festival. Si recibió alguna mención aparte de las oficiales lo desconozco, pero no un premio propio ni oficial del festival.

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  3. Efectivamente, el premio fue como mejor actriz. Pero fue el Upstream Prize, no la Copa Volpi.
    La redacción podía llevar a confusión, efectivamente. Así que ya está subsanado.

    Muchas gracias por las aportaciones.

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  4. A falta de "Marilyns Monroes", buenas son "Scarletts Johanssones".

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