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jueves, 3 de marzo de 2016

Críticas: Brooklyn

6/10
Brooklyn (Irlanda-Reino Unido-Canadá, 2015).
DirecciónJohn Crowley.
Intérpretes: Saoirse Ronan, Emory Cohen, Domhnall Gleeson, Julie Walters, Jim Broadbent.
Guión: Nick Hornby sobre la novela de Colm Toibin.
Música original: Michael Brook.
Fotografía: Yves Bélanger.
Montaje: Jake Roberts.
Idioma: Inglés.
Duración: 111 minutos.

La poco destacable nominada

Por Miguel Delgado


Una vez pasada la resaca de premios, solo queda valorar las películas por lo que son y no por su presencia en los Oscar. Obviamente siempre encontramos grandes películas por sí mismas y otros productos más cuestionables que sin embargo acaban entrando en categorías principales. No suele faltar de vez en cuando un film pequeño, bonito, no muy destacable y en muchas ocasiones británico que acaba encandilando el corazón de los académicos sabrá Dios por qué. Este es el caso que ha ocurrido con Brooklyn, melodramática cinta que después de la gala del domingo 28 quedará relegada al olvido. 

Y es que como decíamos, Brooklyn no es una mala película, incluso se ve con cierto agrado y resulta entretenida y emotiva. Pero finalmente su calidad cinematográfica es escasa, y no resulta descabellado pensar que si no fuera por la presencia de la estupenda Saoirse Ronan como protagonista, nos encontraríamos ante un telefilme de sobremesa de fin de semana. Es una adaptación de la novela del mismo nombre de Colm Tóibín, que al parecer resulta muy destacable en su descripción histórica de la vida de los inmigrantes irlandeses en el famoso barrio de la ciudad de Nueva York, algo que no se ve demasiado en la película: Más allá de un bonito diseño de vestuario y producción, la película se centra en exclusiva en el viaje de ida y vuelta de la protagonista. 
Un viaje almibarado que una vez recorrido, no parece en absoluto remarcable y trascendente. Es una pena que no se hayan desarrollado mejor algún que otro personaje, lo que ayudaría a añadir algo de empaque a la cinta y no dejar ese poso tan descafeinado. Elementos tales como la fotografía o la banda sonora cumplen un papel meramente funcional, el de crear un halo preciosista. Poca pega en el envoltorio visual, salvo cierta manía del director John Crowley de usar planos de cámara en mano que no responden a ningún motivo narrativo y que poco casan con el estilo general de la película. 

Es pues, como hemos dicho, una película que incluso puede llegar a emocionar, con un bonito nivel técnico y una buena interpretación protagonista que sube el nivel de la película. Del resto del reparto destaca Emory Cohen, bastante más que rostros de actores más reconocidos como Jim Broadbent y un últimamente omnipresente Domhnall Gleeson, que poco jugo pueden sacar de sus papeles. En última instancia, la cinta no presenta nada verdaderamente remarcable para estar nominada en la categoría principal en los premios estadounidenses, un regalo proporcionado a costa de provocar grandes ausencias de películas bastante mejores como Steve Jobs o Carol, y mientras estás y otras olvidadas perdurarán, Brooklyn, a pesar de sus virtudes, está condenada a caer en el olvido.


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