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lunes, 7 de marzo de 2016

Americana FilmFest - Día 2

Por Alberto Gallardo


Blood Brother (Steve Hoover)

Este documental ganador de dos premios en el Festival Sundance, cuenta la impactante historia de un joven norteamericano que abandona su acomodada vida para emprender un viaje sin retorno a la India, donde se dedica a cuidar a un grupo de niños con VIH en un campamento de ayuda humanitaria. Durante 90 minutos asistimos a sus vivencias, sus miedos y su encomiable trabajo con los chicos.
Más allá de su valor humanitario y huyendo hábilmente del publireportaje reivindicativo, el documental de Hoover se convierte en la conmovedora historia de amor entre un joven y una tierra en la que encuentra su motivo para vivir. Es dura, es explícita y nos encoge el estómago, pero ofrece una visión de la India alejada de ese deleznable exotismo de postal que demasiado a menudo nos vende el cine norteamericano.


Krisha (Trey Edward Shults)

Aplaudida producción indie que narra en primera persona la tragedia de Krisha, una sesentona cuyos dramas personales y familiares se muestran en pantalla convenientemente aliñados con alcohol y barbitúricos. La película crea una atmósfera familiar crecientemente opresiva, en la que los secretos de un pasado mal guardado bajo la alfombra acabarán saliendo a relucir en un violento estallido que desencadenará el drama.
Shults logra atrapar al espectador en la  espiral autodestructiva que vive su protagonista, con un retrato tan efectista como inquietante del trastorno psicológico que la convierte en presa fácil de una familia cainita e hipócrita, que lejos de ser un apoyo, se convierte en parte del problema. La interpretación de Krisha Fairchild y el atrevido uso del sonido son los puntos fuertes de un film irregular pero de innegable impacto.


King Jack (Felix Thompson)

Jack es un adolescente taciturno y poco sociable que crece en un triste suburbio en el que ocupa su tiempo huyendo de las palizas de una pandilla de abusones e intentando estrechar lazos con las chicas de la escuela. La llegada de su primo, del que se tendrá que ocupar a regañadientes, precipitará una inesperada y violenta encrucijada moral para el joven protagonista.
Una película de humildes ambiciones pero con un tono agridulce realmente logrado. El film respira autenticidad en su reparto juvenil y logra transmitir la angustia de una etapa de tránsito a la madurez dificultada por la dureza del entorno en el que crecen sus protagonistas. Demuestra además King Jack que el cine social puede denunciar sin subrayados las consecuencias de la desestructuración familiar y la ausencia de protección institucional ante determinados abusos.

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