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lunes, 12 de abril de 2021

Cortos, pero intensos


Por Jorge Fernández-Mayoralas 

(Cineysefeliz)


Se me invita en esta tierra amiga a hablar de eso que tanto defiendo, que tanto valoro y comparto, eso con lo que trabajo, que son los cortometrajes. Y me encuentro en la encrucijada de defender lo que está casi en indefensión completa, cuando en realidad pienso que la mejor defensa sería no hacer siquiera la distinción con los largometrajes.

Porque si constatamos que cualquier película es película tenga la duración que tenga, ¿por qué los cortometrajes no tienen 27 candidaturas en los Goya, en los Oscar, en el Festival de Cannes...? ¿por qué nadie habla de cortos pero si de la última película de algún director importante, y entendemos por películas sólo los largometrajes? ¿Por qué podemos escuchar: "has visto la última de Almodóvar", si Almodóvar solo ha rodado un cortometraje este último año pero con el resto de directores eso sería imposible?

La voz humana

El terreno del cortometraje español siempre transita por las arenas movedizas de saberse realizado casi como un mero tránsito hacia el largometraje, un trampolín cuyo fin último es -nunca mejor dicho- la puesta de largo. Y cuando esa ópera prima en largometraje consigue unas cuotas de pantalla aceptables, cuando consigue aunque sea mínimamente el apoyo del público, entonces llega la consabida nominación al Goya a mejor dirección revelación. Y es ahí, y solo ahí, cuando algunos espectadores comienzan a conocer a los cineastas que hay detrás, por mucho que en sus carreras tengan cinco, diez o quince cortometrajes, por mucho que lleven toda la vida dirigiendo cine. ¿revelación de qué, para quién?

De hecho, y hablando de ese trampolín, muchas son las óperas primas del largometraje español que realmente solo buscan alargar con mayor o menor acierto cortometrajes homónimos de los mismos directores. Es por ejemplo el caso de Esteban Crespo con Amar (cineasta nominado al Oscar por su cortometraje Aquel no era yo, aunque se nos olvide) o de los Hnos Alenda con Not the End, adaptado al largometraje como Sin fin, con un resultado mucho más pobre; demostrando que hay cineastas más diestros en el mundo del cortometraje y otros a los que el metraje corto se les queda muy largo. En la literatura no nos cuesta entenderlo. Hay mejores cuentistas y mejores novelistas, no se espera de un gran cuentista que se pase a la novela ni viceversa., aunque si lo hace pues bienvenido sea. Si alguien es diestro en una de las dos se espera que cultive sus dotes y siga deleitándonos. Y si lo es en ambas, se espera de él que su producción vaya alternando ambos formatos.

Con la ausencia de los cortometrajes en la sala oscura, que sería su ventana natural, los amantes de los cortometrajes debemos esperar a los festivales de cine para acudir a estrenos, pases, premios relacionados con este metraje corto. O probar a encontrarlos en la distintas ventanas de streaming. Sin ningún parámetro concreto, sin una apuesta por la difusión de un género en desuso y concebido como mero trámite para poder llegar a “rodar”.

Forastera
Lo cierto es que extraña este ninguneo a la industria del cortometraje español porque los réditos, la calidad y el prestigio del cortometraje español es patente en casi todo el resto del mundo. Nos dan buena cuenta de ello los cortometrajes que se seleccionan y/o se premian  en importantes festivales.

El año pasado el Festival de Cannes seleccionó para la Semana de la crítica el cortometraje Forastera de Lucía Aleñar y el Festival de cine de Tribeca hizo lo propio con Vera de Laura Subirana. Ambos han estado nominados a los Premios Gaudí; La voz humana de Almodóvar ha podido ser nominado hasta el último momento en la categoría de mejor cortometraje de ficción en la ceremonia de los Oscar, aunque finalmente no lo ha conseguido. El animador coruñés Alberto Vázquez, conocido nuevamente por haber obtenido tres premios Goya por los cortometrajes Birdboy y Decorado y el largometraje Psiconautas, que también consiguió el Premio a la mejor película de animación en los Premios de cine Europeo ha estado presente en el Festival de cine de animación más importante del mundo: el de Annecy y allí ha obtenido el Premio del Jurado, calificándose así en la categoría de Mejor Cortometraje de Animación en los Oscar 2021 de la Academia de Hollywood.

En el terreno de la ficción en los Goya este año ha ganado A la cara del cineasta madrileño Javier Marco. Un corto potente que conozco de primera mano porque Cristina y yo lo distribuimos como responsables del catálogo de Madrid en corto. Javier ha llegado a ese podio después de haber rodado varios cortometrajes, algunos de ellos muy importantes como el más reciente: Amianto. El cineasta rodará su ópera prima en el largometraje, Josefina, y si tiene suerte el año que viene en las candidaturas al Goya será ahí cuando la gente pueda empezar a conocerle.

A la cara
Quiero comentar también la importancia que tienen las comunidades autónomas y sus catálogos en la difusión, desarrollo y puesta en marcha de los cortometrajes españoles más importantes cada año, así como las valientes distribuidoras privadas que tienen el cortometraje como primer mandamiento y que lucharán contra viento y marea para colocar a sus preciadas obras entre lo más laureado del panorama internacional.

Perseguimos como distribuidores el estreno mundial en algún festival de referencia y una vez obtenido, el estreno internacional en cada país. No siempre se obtiene con igual facilidad pero lo que es cierto es que nos apasionaría poder realizar esta labor, sabiendo además que el cortometraje va a poder ser consumido de alguna manera. El cortometraje parece, sin duda, carne de programadores y de creadores audiovisuales pero no apto, quizás por imposibilidad de consumo, por parte del gran público.

Larga vida al cortometraje, aunque nos queda aún mucho por hacer y por educar, a los públicos de las nuevas generaciones para que valoren una obra audiovisual por lo que les aporte y no por lo que dure. Larga vida al cortometraje español porque nos quedan muchísimas selecciones, nominaciones y premios que recibir. Y a ti espectador, que me estás leyendo, que quieres conocer y ver más cortometrajes, búscalos en las diferentes plataformas que dispongas y, por favor, pregúntate por qué hay un acceso tan limitado y complicado a este tipo de películas. ¿Podemos hacer algo para poder ver más cortos? ¿Podemos hacer algo para que cuando Alberto Vázquez gane en Annecy con un cortometraje tan potente como Homeless Home, el español medio sea consciente de ello y pueda de alguna forma ver el cortometraje? ¿Podemos de alguna forma poner en valor la creación audiovisual en las nuevas generaciones haciendo hincapié en el mundo del cortometraje?

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