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miércoles, 5 de septiembre de 2018

Crónicas: Venecia 2018 (IV)


Por Paulo Campos



Frères ennemies (David Oelhoffen. Francia, 2018)
Sección Oficial

¿Sabéis esas películas alemanas de sobremesa, que nadie sabe de dónde salen, pero que son todas en plan “policía” con pasado trata de atrapar a ladrón con pasado, casi siempre vestidos con chupa de cuero? Pues esto es esta película belga, aunque si las otras son de marca Hacendado, esta es de la marca blanca de El Corte Inglés.

Va de eso, de un policía (correcto Reda Kateb) con pasado que trata de desarticular toda la droga del mundo, o de su barrio -no lo explican muy bien-, y tiene que lidiar con un tipejo, vestido con chupa de cuero, que tiene pasado. Pero esta está bien dirigida y bien interpretada, sobre todo porque el ladrón es Matthias Schoenaerts y, claro, sube el nivel. Los magrebíes son aquí los malos y los buenos, por aquello de no quedar mal con nadie. Y es verdad que la peli mantiene muy bien el pulso durante las dos horas que dura y no aburre en ningún momento. Si bien es cierto es que es más una peli para otras secciones que para la Oficial.

No hablé de ella con nadie, lo cual es un síntoma de lo poco que interesó por el Lido la película, por lo que no le auguro mucho futuro, aún encima en Bélgica ni la seleccionaron para representarles en los Oscars. Rezando estará Schoenaerts para que no haya alguien mejor (de hecho ya lo hay) a quien darle el premio.



La noche de 12 años (Álvaro Brechner. Uruguay-Argentina-España, 2018)
Orizzonti

¿Cuántas veces escuchamos eso de película necesaria? Pues aquí esta otra de ellas. La película de Brechner nos cuenta como varios integrantes del grupo Tupamaru de Uruguay fueron, no sólo encarcelados, sino usados como rehenes por el Gobierno militar que acabó con la democracia. Aunque se centra en tres de ellos: el poeta Mauricio Rosenconf, interpretado por un Chino Darín que nunca ha estado mejor; Eleuterio Fernández-Huidobro “Ñato” al que da vida Afonso Tort, también espléndido Foxtt, y finalmente Pepe Mujica, años después Presidente electo de Uruguay, al que Antonio de la Torre le pone piel en una interpretación muy convincente, como nos tiene acostumbrados el actor malagueño.

Recluidos en cárceles a cada cual más inhumana, la cámara de Brechner se ciñe a los espacios físicos que le proporciona la historia manejando la cámara con soltura, sacándola fuera a través de flashbacks o ensoñaciones que dan un alivio necesario para coger fuerzas para un final algo tramposo, pero necesario para recordar que la barbarie nunca gana.

Con un producción muy cuidada y un montaje estupendo a la hora de entrelazar las historias de los tres presos, la película obtuvo uno de los mejores recibimientos de la sección Orizzonti donde compite, con unos 7 minutos de aplausos y sala en pie. La duda queda en si en esos aplausos la mitad del tiempo no irían para la figura de Pepe Mujica, muy de moda en el certamen, por ésta y el documental sobre él que ha presentado Kusturica. Por cierto, podéis ver las reacciones de la sala Darsena al término de la película en mi Twitter, porque si no me seguís es que no tenéis corazón.

No sé si la Academia uruguaya puede elegir la película para los Oscar, ya están tardando, y tampoco sé hasta donde la producción española le permite competir en los Goya, en caso afirmativo aquí tenemos una candidata muy seria a llevarse bastantes nominaciones, seguramente todas merecidas.



What You Gonna Do When the World's on Fire (Roberto Minervini. Italia-Estados Unidos-Francia, 2018)
Sección Oficial

Últimamente, y diré que afortunadamente, no falta a la cita de la sección oficial de cualquier festival que se precie, un documental de empaque. En esta caso Venecia presenta este documental del italiano afincado en EEUU Roberto Minervini. En esta ocasión se centra en un espacio de tiempo estrecho, como es el verano del 2017. La sociedad negra de Nueva Orleáns está conmocionada, incluso rabiosa, por una serie de asesinatos raciales que llevó a cabo la Policía. El reto de Minervini es constatar como es la vida de los negros en la ciudad y de cómo reaccionan, cada uno a su manera, ante la situación. No era tarea fácil.

Para tamaña empresa no recurre a lo grande, sino que se queda en lo pequeño para mostrar la generalidad. Lo hace con Judy, una mujer ex-drogadicta que ahora tiene serias dificultades para salir adelante. Dos hermanos, acostumbrados a que a su alrededor la violencia sea moneda común, y como su madre los quiere mantener alejados, en una burbuja de protección necesaria. Y también tenemos a los Nuevos Panteras Negras de la ciudad, un grupo en crecimiento que son presentados como una ONG civil y protestona.

Lo mejor es que el documental interesa, los personajes son carismáticos y se sabe importante, cuenta para ello con una fotografía extraordinaria en blanco y negro. La parte negativa de la cinta es que muchas de las secuencias parecen pactadas entre actores y director, como forzadas a que se den. No ya las conversaciones, sino que el director opta por medio ficcionar la trama, con lo que hay puntos en los que no sabes si en realidad las personas actúan así en situaciones cotidianas o no son más que títeres en manos de un director que quiere una determinada reacción.

No sé, parece que la parte negativa que comento arriba ha pesado más a la hora de recibir la película, pero puede que aún tenga un hueco en el palmarés por la importancia del tema y su tratamiento. Quizá con una buena promoción veamos al film en los Oscar, aunque espero que éste no sea el mejor documental del año, la verdad.


The Sisters Brothers (Jacques Audiard. Estados Unidos-Francia-España-Rumanía, 2018)
Sección Oficial

Quizá la tapada de la sección oficial de este año. La verdad es que, a priori, un western con producción europea -parte española-, con un director francés y actores americanos no prometía grandes cosas. Pero mira tú por donde que ha gustado, y mucho, en el Lido. Lo ha hecho gracias a su inteligencia, a su humanismo y sobre todo al presentar una mezcla perfecta entre lo que es el viejo western y una película de aventuras modélica, muy en una línea setentera.

Si también ha recogido elogios seguramente mucho tendrán que ver el cuarteto de excepcionales interpretaciones de los actores, de esas que parecen fáciles y no se hace nada, pero que una conjunción perfecta entre ellos hace que todo cuadre. Eso es sin duda gracias a la presencia de Audiard tras la cámara, confirmando que está de vuelta en su mejor versión, al que nos dio aquella Un prophète.

John C. Reilly es al que más destaco del reparto, un personaje goloso y que le permite lucirse ante Phoenix, como siempre hipnótico, Jake Gyllenhaal llevándonos a su terreno con facilidad pasmosa y Rid Ahmed, que se crece en la película hasta hacerse grande. La primera vez que vemos a esos pistoleros como humanos, lavándose los dientes, descubriendo la cisterna del water.

No sé qué tipo de distribución le darán en EEUU, pero yo apostaría por ella, tiene su público y aunque no parece una película muy premiable allí, nunca digas nunca.

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