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viernes, 7 de septiembre de 2018

Crónicas: Venecia 2018 (VII)


Por Paulo Campos


Ozen (Emir Baigazin. Kazajstán-Polonia-Noruega, 2018)
Orizzonti

Proveniente de Kazajstán, para mí sin duda, una de las estrellas de la sección Orizzonti. No es una película fácil, es una metáfora continua, protagonizada por cinco hermanos en una casa perdida en medio de la nada y cuya única diversión es el peligroso río en donde juegan. No es que sea un planteamiento muy original, pero es en el contenido donde se revela una de las películas más interesantes de esta edición en Venecia.

El director coreografía totalmente la película, los movimientos de los hermanos son tan antinaturales como delicadamente estudiados, sus reacciones, su colocación en el plano, lo que da al conjunto una ensoñación casi mágica, perteneciente a una fábula. Además es una película que hace pensar al espectador, sus metáforas tienen distintas interpretaciones según los ojos de quien la vea. Desde el paso de la adolescencia a la edad adulta, el de cómo el capitalismo y consumismo afecta a todas las personas,...
Una película casi redonda, que por mí no habría duda en premiar en su sección y que merece ser disfrutada por público ávido de nuevas formas cinematográficas.


Nuestro tiempo (Carlos Reygadas. México-Francia-Alemania-Dinamarca-Suecia, 2018)
Sección Oficial

Dirige, escribe, interpreta y viene dispuesto a llevarse todo de este festival. El cine de Reygadas no es apto para todos los públicos, te exige involucrarte emocional y casi físicamente en sus películas para darte el caramelo final. Aquí nos presenta una película muy personal, según él, nada biográfica (menos mal), en la que reflexiona sobre los múltiples caminos del amor y de como profesarlo.

Confieso que para mí esta película fue una montaña rusa, me interesó muchísimo al principio con la presentación de los niños, los adolescentes y los adultos (Boyhood marcó un antes y un después); pero luego decayó mi interés cuando la historia toma derroteros distintos. No va de la familia, no va del trabajo en una ganadería de toros, no; va de un amor enfermizo, de una forma de demostrarlo extraña, atrayente y hasta vouyerista. Cuando me quedó claro qué es lo que me quería contar fue cuando me volvió a atrapar para darme unos minutos finales estupendos.

Llegamos aquí a la pregunta que me llevo haciendo desde que la vi: ¿es justo que una película te presente capas y más capas que se van quedando en camino para finalmente hablarte de una historia pequeña de las que te había presentado? Pues parece que para la crítica sí, fue aplaudida y a día de hoy, la puedo hasta ver como rival para el León de oro.

Y si Reygadas se gusta como director, mucho más como actor, se da un personaje de empotrador generoso que gusta compartir a su mujer. Un papel que creo le viene grande en ocasiones, pero que pasa el corte. Mejor es ella, Natalia López, a la sazón mujer en la vida real del director, que sí explora más huecos de un personaje rico. Aunque el acercamiento a la mujer de la película me deja muchas dudas, destaco el lado que le da fortaleza, voz propia y sexualidad.

Por lo demás, muchos planos intrascendentes, pero preciosos, ese Mexico D.F., los toros, las montañas y un concierto de timbales rodado de forma espectacular. ¿Podría la peli vivir sin ellos? Creo que sí, pero no sería Reygadas y no estaría en Venecia.


22 July (Paul Greengrass. Noruega-Islandia-Estados Unidos, 2018)
Sección Oficial

No escondo en demasía mi admiración por las direcciones que se marca Greengrass en sus películas. Para mí es uno de los directores contemporáneos que mejor sabe llevar el ritmo de sus películas, desde las que ha hecho para la saga Bourne hasta en Captain Phillips, y especialmente su mejor película: United 93. En esta ocasión se acercaba a un tema con el que estoy familiarizado por trabajos de carrera y otras cosas, el de los atentados más letales de Noruega que tuvieron lugar en 2011 y que acabaron con la vida de 77 personas, 8 de ellas en el centro finaciero de Oslo y 69 más en la isla de Uotya, donde tenía lugar una convención juvenil del partido laborista.

Teniendo estos mimbres venía con la idea preconcebida que Greengrass presentaría a los personajes para culminar con la matanza en su estilo sin pausa y mira tú por donde que a la media hora ya tenemos al terrorista detenido después de cometer sus actos criminales. Así que me ha hecho un zas en toda la boca, porque la película busca acercarse al después de la tragedia, el cómo afecta a aquellos que perdieron a alguien, a quien perpetró la matanza y a quienes sobrevivieron.

En este sentido cabe destacar dos cosas, la positiva es que ejemplariza a los supervivientes en Viljar, una de las jóvenes promesas del partido, herido muy grave en Utoya y de cómo son sus meses posteriores. Por la parte negativa, es la necesidad de Greengrass de recurrir a veces a trampitas emocionales para mostrarnos el sufrimiento. De hecho, con quien mejor lo muestra es con el hermano de Viljar, que apenas tiene diálogos, pero que resume cómo es la vida después de una tragedia semejante. Mención especial merece Anders Danielsen Lie, que encarna al terrorista Breivik y que conmueve con su frialdad, pero también nos va dejando entrever al hombre roto, patético y ególatra que hay en su interio. Vamos, que no me importaría que la Copa Volpi fuese para él.

Creo que la película gustará mucho más a la crítica estadounidense, más acostumbrada a una historia expllicativa, en este caso cabe destacar un muy buen guión. Así que con algo de promoción por parte de Netflix (vaya año) puede colarse en la conversación de los premios.


Les estivants (Valeria-Bruni Tedeschi. Francia-Italia, 2018)
Fuera de concurso

Valeria Bruni nunca fue santo de mi devoción, su cine meta, con referencias continuas a su familia y a cómo afronta la vida, me cargan bastante en sus películas. No es de extrañar que no haya entrado nada en su última propuesta. Un más de lo mismo, con esos aires de superioridad a la hora de exponer la vida de su familia.

La historia esta vez es que ella, una mujer de mediana edad, es abandonada por su novio justo cuando va a iniciar sus vacaciones con su hija y su familia. Luego suceden más cosas, pero las referencias metas siguen en pantalla. Sus incondicionales lo pasarán pipa, a mí me parece un cine caduco que agota a los pocos minutos de visionado. Queriendo abarcar más temas de los que es capaz con una dirección tan plana, mete el amor, la muerte, la vida, las clases sociales, la creación y el cine en una coctelera tan pequeñita que a los pocos instantes ya rebosa y no cuaja apenas nada.

Los actores están en general bien, aunque ella algo histriónica de más. En fin, que si sois admiradores de ella, os va a encantar. Pero a los que no los somos, con algo exactamente igual a lo que no nos ha gustado de ella dudo que lo consiga. Aquí su recepción tampoco ha sido muy allá, indiferencia es lo peor que te puede pasar en un festival.


Chelovek, kotoryy udivil vsekh (Nataliya Merkulova, Aleksev Chupov. Rusia-Estonia-Francia, 2018)
Orizzonti

Cuando una película no sabes que te está queriendo contar pueden pasar dos cosas, que estés de un empanado que ni Belén Esteban en “Saber y ganar” o que la culpa sea toda de la película. No es que me tenga por un erudito, pero me da que está vez, sin que sirva de precedente, creo que la culpa va a ser de la película. Se trata de una película rusa, vamos, quien no haya traducido el título de memoria debería avergonzarse, es algo así como “El hombre que sorprendió a todo el mundo” y nos cuenta como un guardabosques es diagnosticado con un tumor cerebral y le queda poco de vida, pues va y le da por vestirse de mujer causando revuelo y odio entre su vecindad.

Vale, hasta ahí todo bien, pero ¿qué me quieres contar? Sólo eso, me quieres hacer alguna reflexión, ¿Te posicionas a favor o en contra de que se le peguen palizas a este señor por ir así vestido? La verdad es que te deja todo el rato con un “no sé que coño estoy haciendo” y “No hay nadie al volante”.

Una más que no me gusta de la sección Orizzonti, que tiene un nivel correcto, y defiendo que haya películas arriesgadas, pero a veces hay que programar un poquito mejor. Y lo digo con cariño, eh.


Un giorno all’improvviso (Ciro D'Emilio. Italia, 2018)
Orizzonti

Otra que jugaba en casa, pero mucho, había más familia de actores y director en la sala que público general, cosa que ya tira para atrás y se confirmó. Nos cuentan esta vez como un muchacho se hace cargo de su madre, loca perdida, y encima atiende todas sus responsabilidades mientras está a punto de triunfar como futbolista. Todo como muy social, pero va a ser que no.

Defiendo la interpretación del chaval, muy natural, estoy un poco harto de que en todas las pelis italianas el prota tenga un amigo graciosete, que habla muy rápido y dice muchas palabrotas, cosa que parece hacer reír mucho al público en general. Y luego está la actriz que hace de la madre, Anna Foglietta; que fue muy aplaudida y yo le hubiese abucheado a gusto, está fatal, creyendo que hacer de loca es gritar mucho y tirar vasos y platos al suelo, error de dirección y de interpretación. Por lo demás, poco más que comentar, buenas intenciones todas, pero brocha gorda y poca idea de cara a plasmar un problema social que daba para mucho más.

De verdad que aunque arrasen en el jurado, si es que lo hacen, poquito nivel local en la sección Orizzonti.


The Nightingale (Jennifer Kent. Australia-Canadá-Estados Unidos, 2018)
Sección Oficial

Empezaré por el final, en la película hubo aplausos irónicos en la parte final del visionado, celebrando algunas actuaciones de los personajes y al final se acompañó con un aplausillo que no dejaba muchas dudas de que no había convencido. Nada que ver con The Babadook, que es la referencia que todos teníamos en mente.

Este vez nos cuenta como a principios de siglo en Australia los condenados pertenecían a los representante militares británicos, los aborígenes eran considerados menos que animales y los ingleses eran malísimos. En medio de esto una mujer que busca venganza durante toda la película contra quien mató a su marido y su hija. Se une a un aborigen que (tachán tachán) al principio no se fían el uno de lo otro, pero al final ya son coleguis. Luego se pasan por los bosques donde hay peligros por doquier gente que aparece entre los árboles para 1, robar 2, matar 3,violar 4,perseguir o todas as anteriores.

La actriz protagonista Aisling Franciosi cumple su papel de llevar bajo sus hombros tamaña misión y Sam Caflin hace de malo malísimo, de esos que mi abuela diría “es que es perruno”. Poco más que decir de la película, que no creo que llegue a ningún sitio y decepcionará quienes hayan visto cosas esperanzadoras en The Babadook.

No creo que el jurado sea partidario de meter en el palmarés algo así, pero quién sabe. Igual a del Toro le da por premiar el género, sea el que sea este, y la dirección de Kent es recompensada mucho más de lo que merece. Espero que no, por el bien del Festival.

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