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domingo, 12 de junio de 2011

Críticas: Los chicos están bien


3/10
The Kids are All Right (USA, 2010).
Dirección: Lisa Cholodenko.
Intérpretes: Julianne Moore, Annette Bening, Mark Ruffalo, Mia Wasikowska, Josh Hutcherson.

Guión: Lisa Cholodenko, Stuart Blumberg.
Música original: Carter Burwell.
Fotografía: Igor Jadue-Lillo.
Montaje: Jeffrey M. Werner.
Idioma: Inglés.
Duración: 106 minutos.



A mi(s) madre(s) le(s) gustan las mujeres

Por Manuel Barrero Iglesias


Me sorprende el no poco éxito que ha alcanzado Los chicos están bien entre cierto sector de crítica y público. Una película más bien vulgar que ha conquistado corazones en el terreno de eso que llaman (o llamaban) cine independiente. Por más que lo pienso, la única razón que se me ocurre es la homosexualidad de la pareja protagonista.

Hagamos un ejercicio de imaginación nada complicado, y sustituyamos a uno de los personajes que componen esa pareja por un hombre. Lo tenemos fácil, el rol que desempeña Annette Bening cumple con todos los tópicos del marido que descuida a su esposa: una intensa dedicación profesional, el olvido de los pequeños detalles importantes, el menosprecio por las inquietudes de su compañera…así que al personaje de Julianne Moore no le queda otra opción que lanzarse a los brazos de una aventura que le haga sentirse deseada.

En fin, una historia exprimida una y mil veces. Y para hacerla original no basta con transformar al marido displicente en una mujer. Y no es suficiente por la ínfima fuerza de un desarrollo mortecino, y por la escasa dimensión de unos personajes más bien planos. Y eso que Mark Ruffalo y Annette Bening los defienden lo mejor que pueden. Es esta última la que se ha llevado todas las loas, cuando es Julianne Moore la que vuelve a brillar con luz propia, en una muy entregada interpretación.

El drama familiar provocado por la infidelidad no consigue escapar de los más sobados clichés. Así que a la película juega con dos tramposas bazas, mucho más aparentes que realmente estimulantes. Por un lado, la supuesta gracia de unos diálogos y situaciones que pretenden ser inteligentes. Y aunque pueda haber algún chiste inspirado, la mayoría son bastante penosos. Siempre jugando con la opción sexual de las protagonistas, por supuesto. La otra gran baza, que sirve para dar (supuestamente) mayor dramatismo a la historia, es la identidad del elemento desestabilizador. Otro truco más vistoso que realmente interesante.

Es en el último tramo donde la directora consigue que su film contenga una mayor verdad. Una resolución esperada, pero contada con mucha sensibilidad, mayor naturalidad, y pocos aspavientos. Es de lo poco destacable de una película que, como drama, no pasa de vulgar. Y como comedia, ni a eso llega.





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