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lunes, 27 de junio de 2011

Críticas: Caperucita roja


3/10
Red Riding Hood (USA-Canadá, 2011).
Dirección: Catherine Hardwicke.
Intérpretes: Amanda Seyfried, Gary Oldman, Shiloh Fernandez, Billy Burke, Max Irons, Virginia Madsen, Lukas Haas, Julie Christie.
Guión: David Johnson
Música original: Alex Heffes, Brian Reitzell.
Fotografía: Mandy Walker.
Montaje: Nancy Richardson, Julia Wong.
Idioma: Inglés.
Duración: 100 minutos.


¿Quién teme al lobo feroz?

Por Pat Robles

No os descubro nada nuevo si os cuento que esta película está dirigida por la misma directora que Crepúsculo (2008). Por tanto, tampoco es sorpresa si desde el primer minuto de metraje encontramos similitudes entre las dos películas. Lo que sigue siendo un misterio es el trayecto de Catherine Hardwicke, quien cambió drásticamente de dirigir la icónica Thirteen (2003), a ser la mano que mece la cuna de las fantasías de millones de jovencitas. Porque, efectivamente, esta película no es otra cosa que otra fantasía morbosa diseñada para adolescentes.

La historia que todos conocemos de Caperucita se moldea al gusto para ofrecer una película cuyo argumento juega con el amor prohibido, los tríos amorosos y lo sobrenatural. Suena familiar, ¿verdad?. Pues ahí no acaba todo. La acción gira en torno a Valerie, personaje interpretado por Amanda Seyfried, que es una chica que está enamorada de Peter (el guapísimo Shiloh Fernandez) pese a que sus padres le han arreglado un matrimonio de conveniencia con Henry (el también guapísimo Max Irons). Entretanto, un lobo mata a la hermana de Valerie, Lucy, por lo que el pueblo decide ir a matar al animal. En ese momento, la extraña figura del padre Solomon (Gary Oldman, que no sé muy bien qué hace aquí) les cuenta que se trata en realidad de un hombre lobo y que deben darle caza cuanto antes, ya que el hombre lobo es, en realidad, uno de los habitantes del pueblo.

La historia está cogida con pinzas y, pese a que el casting no es malo, tanto el guión de David Johnson como las directrices de la Hardwicke hacen de la película un bodrio soberano. Los actores no son malos en absoluto, pero se trata de un casting realizado exclusivamente con futuras promesas del cine adolescente y de actores con carreras un tanto acabadas (Gary Oldman, Virginia Madsen, Lukas Haas…). Y nos preguntaremos, si la dirección es demasiado “intensa” (tanto sentimiento amoroso y tanta venganza aburre, seamos francos), el guión es mediocre y los actores están desaprovechados, ¿hay algo que se pueda salvar?

La fotografía. Mandy Walker, directora de fotografía de películas como Australia (2008), juega con el contraste entre los colores fríos y la oscuridad del bosque y los colores cálidos del interior de las casas y del personaje principal que, como ya intuimos, lleva una caperuza roja. Pese a que no es nada nuevo y este tipo de utilización del contraste cromático ya se ha visto con anterioridad (en Crepúsculo por ejemplo, sin ir más lejos), Walker sabe bien qué es lo que hace y maneja con maestría los paisajes y los decorados para inundar la pantalla con una sensación de desasosiego durante toda la proyección.

En general, es una película que solamente disfrutará un público muy determinado que se está convirtiendo en los últimos años en uno de los más importantes usuarios de cultura (tanto películas como libros), por lo que este ejercicio se nos antoja aún más un simple ejemplo de cómo hacer una película que parece más compleja de lo que es con un simplísimo objetivo: vender entradas.





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