Dirección: Wim Wenders.
Intérpretes: James Franco, Rachel McAdams, Charlotte Gainsbourg, Marie-Josée Croze, Julia Sarah Stone.
Guion: Bjørn Olaf Johannessen.
Música original: Alexandre Desplat.
Fotografía: Benoît Debie.
Montaje: Toni Froschhammer.
Idioma: Inglés.
Duración: 118 minutos.
Existencialismo
Por Ricardo González Iglesias
Existencialismo
Por Ricardo González Iglesias
“Yo quiero ayudar a la gente a que vuelva a aprender a mirar”
Wim Wenders
Esta declaración de principios del director alemán nos hace entender el carácter reflexivo y pedagógico de su cine, más allá de simples imágenes narrativas o usos descriptivos de los elementos cinematográficos. La luz, el paisaje o el tiempo son relevantes componentes protagonistas de un cine pausado, que invita a mirar, a pensar la mirada, a construir una narratología propia sobre dicho pensamiento y los hechos acaecidos en el film, sin entrar en (pre)juicios o en justificaciones en la actuación de los personajes. Todo en el cine de Wim Wenders transmite una libertad omnisciente, una trascendencia espacio-temporal que la audiencia percibe en la quietud de cada plano, de cada pillow shot construido como homenaje a su admirado Yasujiro Ozu.
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El tiempo lo cura todo. Sempiterna frase que acompaña nuestras desgracias o infortunios a lo largo del tiempo, se convierte en este film en una pregunta, en una cuestión a la que el espectador debe escudriñar la respuesta a partir de un accidente de funestas consecuencias para todo un grupo de personajes que, a raíz del mismo, se entregan al tiempo y su inercia como antídoto al dolor y a la culpa. Así, Todo saldrá bien adquiere características de esbozo naturalista donde los personajes buscan, lloran, aman y, en definitiva, intentan (sobre)vivir a pesar de sus penosas secuelas y circunstancias, encontrando unas el consuelo en el aislamiento del entorno contagiado de tristeza y culpa, y otras compartiéndolo en la esperanza de la mitigación.
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Todo saldrá bien cuenta con unos mimbres interesantes, convincentes y eficaces, en algunos momentos incluso brillantes, pero que en su unión, ya sea por una desequilibrada adicción o por una competitiva supervivencia, se fagocitan unos a otros, dando como resultado una película menor en la filmografía de Wenders, el cual no consigue identificar las verdaderas necesidades narrativas del film, arrollando con su talento y exceso productivo cualquier atisbo de sencillo existencialismo nórdico que estuviera presente en el guion de Bjorn Olaf Johannessen.
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