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sábado, 12 de abril de 2014

Entrevista Pascal Chaumeil

“Lo que me interesa es cambiar de universo" 


La semana pasada contamos en Madrid con la presencia del director francés Pascal Chaumeil, que estuvo presentando su tercera película, Mejor otro día, basada en la novela de 2005 En picado de Nick Hornby. Con ella, Chaumeil ha dado el salto al cine anglosajón y al melodrama tras realizar dos comedias románticas. Sin embargo, su estilo optimista y bienintencionado sigue presente. Desde Tierra Filme estuvimos charlando con él, y nos habló de su manera de hacer cine y de la diferencia que ha supuesto trabajar con un equipo diferente y extranjero, algo que parece considerar, en general, una experiencia muy positiva.

Por Sofia Pérez Delgado
(La película del día)



-La película está basada en una novela de Nick Hornby ¿Tenía algún interés especial en la adaptación de la novela, había leído ésta o alguna del escritor, o le llegó el proyecto por encargo?
Desde Alta fidelidad, cada vez que Nick Hornby saca una nueva novela la leo en inglés. Cuando leí En picado, todavía no había empezado a dirigir, pero pensé que había materia para una buena película. Y al mismo tiempo, que era muy difícil de adaptar, sobre todo si hubiésemos querido hacerla en Francia, porque hay algo muy inglés en ese libro. Yo tenía un agente inglés, al que le había hablado de que me encantaría adaptar algún libro de Nick Hornby, que me dijo si quería dirigir películas en ese idioma. Y justo en ese momento las productoras estaban buscando a un director para hacer la adaptación.

-¿Ha visto las otras adaptaciones de novelas de Nick Hornby que se han hecho para el cine? ¿Le han servido de algún tipo de referencia para su película?
Me gustó mucho Un niño grande (2002). Alta fidelidad (2000) es una buena película, pero como es mi libro favorito y me gusta tanto, me decepcionó un poco. Cada libro es distinto. Antes de rodar Mejor otro día no vi las otras adaptaciones, para tratar de encontrar una manera personal de hacer las cosas.


-Como en sus anteriores películas, en ésta nos encontramos de nuevo con unos desconocidos que emprenden un viaje juntos. ¿Fue otro motivo por el que le interesaba la historia? ¿Qué le ofrecen este tipo de relaciones?
Quizás sea fruto de la casualidad, nunca lo había pensado. En esta historia la manera en que los personajes se conocen es muy original y un poco arriesgada, porque es absurda. En todo caso, lo que es interesante es que nos permite coger a personajes que están ya en un nivel emocional muy alto. En muchas películas pasas mucho tiempo explicando cómo los personajes llegan a ese nivel. Aquí sin embargo, arrancas con algo muy fuerte, que son unas personas que quieren poner fin a sus días.
-Se aprecia una diferencia importante entre el tipo de películas que realizó como ayudante de dirección, de género épico, o de acción (El quinto elemento -1997-, Juana de Arco de Luc Besson -1999-…), a las que hace como cineasta, que son románticas, de personajes… ¿Era el tipo de cine que le interesaba?
Siendo ayudante durante mucho tiempo me di cuenta de que lo que más me interesaba era trabajar con los actores. Es verdad que me atraen más historias en las que hay una dimensión humana. Por ejemplo, cuando trabajé en Juana de Arco como segunda unidad, me di cuenta de que me cansaban un poco las películas en las que hay que rodar durante un mes a gente pegándose en el barro. Como director no me interesaba mucho. Los resultados son películas interesantes, pero yo prefiero trabajar con los actores, y que nazcan emociones con los actores y la comedia. Y eso es lo más importante en estas películas. Creo que lo que nos interesa más en el cine, además de los decorados, etc. son las relaciones que hay entre los personajes. Mis dos primeras películas eran comedias románticas, historias de amor, y aunque había muchos acontecimientos y aventuras alrededor, lo que nos interesa de verdad es que este hombre y esta mujer van a terminar amándose. Es lo que encontramos en películas de Hitchcock que me encantan, como Con la muerte en los talones es una película increíble, en la que el núcleo es la relación entre los dos protagonistas, y es lo que más me interesa.


-Comentábamos que sus películas anteriores, Los seductores (2010) y Llévame a la luna (2012), eran comedias románticas. Sin embargo, en Mejor otro día, aun teniendo momentos cómicos, vemos un tono más melodramático. ¿Es esta la línea que le gustaría seguir en su cine? ¿Le apetecería hacer alguna película exclusivamente dramática?
Me encantaría hacer un drama. Para la elección de las películas pienso en los resultados finales, pero también en el interés, en el placer o en la fuerza de las emociones que voy a tener rodándolas. Por ejemplo, algunas escenas entre Maureen y su hijo son muy emotivas de rodar. En esta película, quizás más que en las otras, descubrí que cuando haces bien un momento dramático, como director puedes tener emociones muy fuertes. La comedia y el drama son realmente lo mismo, una cuestión de dosificación. En la comedia hay que llevar las cosas hasta un límite pero pararte a tiempo para que no sea pesado, y en el drama pasa igual. Hay que tratar de ser emocional pero sin cargar demasiado las tintas ni tener una manera un poco sutil de ver las cosas.

-Siguiendo con los cambios con respecto a sus anteriores trabajos, también se aprecia una estructura diferente en Mejor otro día, que no es tan lineal como las otras. ¿Esto ya venía dado por el libro, o fue una búsqueda de otra manera de narrar por su parte?
Algo que me gustó leyendo el guión es que la película está dividida en cuatro grandes capítulos, y en cada uno se interesa un poco más por un personaje. De este modo aprendes cosas diferentes de cada personaje durante todo el tiempo. En otras películas te presentan a los personajes al principio, y luego hay una historia que avanza, pero no aprendes demasiadas cosas nuevas sobre su vida o lo que sienten, sus secretos… Con esta historia, conservas el misterio. Me gustaba estar en una película con una estructura distinta a las lineales. Me gusta probar cosas nuevas. No nuevas en el cine en general, pero nuevas para nosotros.

-Esta es su primera película en Inglaterra. Siendo francés y habiendo rodado sus dos primeras películas en ese idioma, ¿ha supuesto mucha dificultad el paso al cine en inglés?
Es más o menos lo mismo. Hablo bastante bien inglés, pero mi punto débil son los acentos. Toni Collette es autraliana, Pierce Brosnan es irlandés… A veces había pequeños acentos, y yo no me daba cuenta. Ahí es donde las productoras, que eran inglesas, me ayudaban. Y en sincronización hemos tenido que repetir algunas frases. Pero, si no, aunque no sea tu lengua materna, uno se da cuenta de cuándo no están bien los actores. Hay alguna sutileza que se escapa, pero en general me sentía capaz de saber si estaba bien o no.


-Aquí además el guion es de Jack Thorne, un autor inglés, por lo que también supone un cambio con respecto a su habitual equipo de guionistas franceses. ¿Echa en falta la familiaridad con su equipo de trabajo habitual? ¿Le ha afectado este cambio de alguna manera?
No, lo que me interesa es cambiar de universo. Si trabajas con las mismas personas, me temo que al final acabas repitiendo lo mismo. Creo que lo que es enriquecedor es el encuentro con otras personas. Jack Thorne tiene su propia voz, escribe mucho para teatro en Inglaterra, y tiene una imaginación y una simbología muy distinta a la mía, pero eso me interesa, me nutre, me alimenta. Es una nueva aventura. Si no, te aburres. No me obligo a cambiar constantemente, pero me parece que cambiar también está bien. Te permite también arriesgar. Antes de hacer películas, rodé muchos anuncios publicitarios. Cuando hacía cosas más familiares, tenía la sensación de que lo sabía hacer y pensaba “Va a ser formidable”. Pero a veces no eran realmente buenos. Sin embargo, otras veces con cosas más arriesgadas con las que no sabía por dónde iban a ir, los resultados eran más interesantes. Por tanto, hay que ponerse en situación de peligro.

-¿Existe mucha diferencia entre rodar con intérpretes franceses y hacerlo con británicos o americanos?
Los actores anglosajones son muy profesionales y muy serios. Forma parte de su oficio estar allí a tiempo, conocerse de memoria el texto… Es sorprendente que alguien como Pierce Brosnan, que ha hecho incluso James Bond, nunca se quejaba en el rodaje. A veces estaba ajustando un plano, y el tenía que estar lejos, de pie, esperando al sol… Pero nunca dijo “¿Qué pasa?”, o “Daos prisa”. Cuando están en un rodaje están disponibles al cien por cien. Los actores franceses son un poco más “relajados”. No es muy amable esto que estoy diciendo (Risas)

-Los cuatro actores protagonistas vienen de ámbitos distintos y tienen carreras muy diferentes. ¿Les eligieron en función de esa dualidad comedia / drama?
Sabíamos que necesitábamos actores con cualidades múltiples. Para Martin Sharp, el personaje de Pierce Brosnan, necesitábamos a alguien que fuera encantador, seductor, que tuviera una cualidad casi de líder para el grupo. Tenía que ser alguien carismático. Cuando ves a Pierce Brosnan en sus películas, observas todas esas cualidades. Y además era muy bueno en comedia (como en Mars attacks! -1996- o en Mamma mia -2008-). A Toni Collette lo mismo, la hemos visto en dramas y en comedias, y sabíamos que tenía estas cualidades. Para el personaje de Imogen Poots hicimos un casting, con pruebas de pantalla de una escena muy dramática y otra entre drama y comedia, y vimos que era la mejor en ello. Y Aaron Paul en Breaking Bad creo que ha demostrado su capacidad de ser al mismo tiempo divertido y muy fuerte. Necesitábamos actores con una paleta amplia de posibilidades.

-Uno de los momentos emocionales álgidos de la película es el de la entrevista en el programa de televisión. ¿Cómo se trabajó ese momento?

Es una escena que trabajamos mucho en el montaje. Rodé mucho con la cámara de cine más las cámaras de televisión, teníamos muchísimo material. La construí alrededor del personaje que interpreta Imogen Poots, Jess. No es fácil para una actriz cambiar de estado de una manera tan drástica, y poder hacerlo varias veces seguidas, sobre todo para una actriz joven. Los rodamos prácticamente en dos partes: primero la entrevista sobre el personaje de Pierce Brosnan, y luego retomamos toda la escena pero concentrándonos más en Jess. En las escenas donde hay emociones tan fuertes, hay una o dos tomas que están bien. Luego parece todo muy fabricado, o el rostro está tan destrozado que ya no puedes volver atrás. Es una de las primeras escenas que rodamos, creo que la segunda. Por tanto no conocía bien a los actores. Era bastante difícil.
Ocurre con muchas escenas que en cada momento hay un personaje que tiene un papel más importante que los otros, el núcleo y el corazón es ese personaje, y entonces hay que protegerlo, favorecerle más que al resto. La escena se construye alrededor de él. Los actores se llevaban muy bien entre ellos y eran muy generosos, y cada uno entendía cuando se tenía que quedar un poco fuera y dejar al otro trabajar.

-Precisamente hablando del personaje de Jess, es quizás el más importante de la película, ya que es la que les arrastra a todos a firmar el pacto. ¿Cómo se desarrolló ese personaje y cómo se trabajó con Imogen Poots?
El personaje en el libro, e incluso en el guion, estaba siempre enfadado. Un personaje muy divertido pero muy duro, menos frágil aparentemente. Y cuando decidimos trabajar con Imogen, después de hacer algunas lecturas con ella, vi que la cólera no era su mejor registro, no es donde se sentía más a gusto. Me parecía que estaba más cómoda en la desesperación escondida en la provocación. Pero la tristeza estaba ahí y afloraba. Así se van creando los personajes, dependiendo de la naturaleza de los actores. Con los intérpretes jóvenes, que tienen menos técnica, hay que adaptar un poco los personajes a lo que son, y no tratar de que entren por la fuerza en los personajes.

-En sus películas siempre tiene mucha importancia la utilización de la música, especialmente de las canciones. ¿En qué medida participa usted en la elección de las mismas?
En cada una de las películas hay canciones que yo elijo personalmente y otras que aportan diferentes personas. En Mejor otro día una de las canciones nos la encontró el becario de montaje, otras fui yo, otras el supervisor de música… Evidentemente al final soy yo el que las elijo con los productores, pero las propuestas vienen de diferentes sitios. Las probamos, ponemos la escena y vemos qué aporta cada canción. Algunas funcionan desde el primer momento, y otras tardamos más en encontrarlas.

-También es habitual en sus películas la utilización del fuera de plano. ¿Qué le aporta este recurso a la hora de narrar?
Trato de encontrar una manera de contar las cosas que haga que el espectador sea un poco actor de la película. No enseñarlo todo, sino implicar al espectador para que entienda las cosas de una manera un poco sutil e interesante. Por tanto, el fuera de plano forma parte de esa gramática.

Entrevista realizada en el Hotel Intercontinental de Madrid,

el 31 de Marzo de 2014

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