Social Icons

martes, 15 de abril de 2014

Atlántida Film Fest: The Secret Society of Fine Arts

5/10
The Secret Society of Fine Arts (Dinamarca, 2012).
Dirección y guiónAnders Rønnow Klarlund
Intérpretes: Jana Klinge, Christian Blümel, Susanne Wuest, Daniel Zillman, Sabine Winterfeldt.
Música original: Sanne Graulund.
Montaje: Leif Axel Kjeldsen.
Idioma: Inglés.
Duración: 75 minutos. 



Del concepto a la forma

Por Sofia Pérez Delgado



Banal ideas cannot be rescued by beautiful execution.

(Sentences on Conceptual Art, Sol LeWitt)

El danés Anders Ronnow Klarlund se ha unido a la alternativa corriente de anunciar su abandono del séptimo arte, en este caso, según proclama, por sentir que el cine de su país ha perdido su alma, estando la industria y las productoras “más preocupadas por el dinero que por el arte”[1]. De esta manera, The Secret Society of Fine Arts se convirtió en su película de despedida, y no es casualidad por tanto que su desencanto se tradujera en una pretenciosa intención de revolucionar la historia del cine.

El film parte de un interrogatorio policial, del que nunca vemos a sus partícipes, sólo oímos sus voces. De esta manera, la narración se configura visualmente a través de un largo flash back, que va avanzando a saltos temporales, en el que se van plateando cuestiones éticas en torno al significado y los límites del arte. La asociación a la que alude el título la forman cuatro ascetas que tienen su propia manera de concebir la acción artística dentro del mundo. Se empieza hablando de un acto violento, la explosión de un museo, que se puede entender como una idea vanguardista de liberar el arte, de sacarle de las cuatro paredes en las que se ha quedado enclaustrado y devolverle la vida. Hacer del arte parte de la sociedad, y de los actos comunes, desde los más normales hasta los más terribles, una creación.

Pero The Secret Society of Fines Arts se contradice a sí misma, ya que las teorías que defienden los protagonistas tienen que ver con el arte conceptual, aquel en el que la idea tiene más importancia que la propia representación final. Lo que quiere transmitir la obra está por encima de su forma, que queda en un segundo plano. El sujeto que interviene en la obra es más protagonista que la misma, liberándola de su materialidad, lo cual da lugar a experimentos performativos y corporales, que en la película están llevados al extremo.

Sin embargo, cinematográficamente, estamos ante un trabajo de lo más formalista. Klarlund quiere darle una trascendencia filosófica a la historia, pero la estética acaba imponiéndose. No es una película abstracta; de hecho, hablando en términos plásticos, se trata de una obra bastante “figurativa”. Al fin y al cabo, la cinta cuenta un relato casi distópico de amor obsesivo y peligroso, con el tema del terrorismo de fondo. Nada especialmente críptico. Sin embargo, su narración a través de la filmación de fotografías, inspirada no solo en La Jetée de Chris Marker (1962), sino también en los estudios en torno al movimiento de Eadweard Muybridge en el siglo XIX, potencia la primacía de la imagen frente a cualquier idea que se quiera trasmitir.  

De modo que sí, Klarlund alardea de forma evidente sobre querer romper los cánones establecidos en el cine. Pero, finalmente, lo que hace no tiene nada puramente original, sino que es más bien un experimento retro que emula obras visionarias del pasado. En el cine, como en cualquier arte, casi todo está ya inventado, y lo fundamental no es tanto descubrir algo nuevo, sino reinterpretar lo ya existente. The Secret Society of Fine Arts hubiese funcionado mejor como homenaje, pero peca de arrogancia y acaba manifestando su propia naturaleza de frío y hueco ejercicio técnico.  




[1] Artículo de Jorn Rossing Jensen en Cineuropa, 07-11-2012 http://cineuropa.org/nw.aspx?t=newsdetail&l=es&did=228802



No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
 
Blogger Templates