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domingo, 14 de octubre de 2012

El fraude


Arbitrage (Estados Unidos, 2012).
Dirección, guión: Nicholas Jarecki.
Intérpretes: Richard Gere, Brit Marling, Susan Sarando, Tim Roth, Laetitia Casta, Bruce Altman, Felix Solis, Nate Parker.
Música original: Cliff Martinez.
Fotografía: Yorick Le Saux.
Montaje: Douglas Crise.
Idioma: Inglés.
Duración: 106 minutos.



6/10

Cine comercial muy mal disfrazado

Nicholas Jarecki debuta en la dirección con un thriller a medio camino entre lo comercial y lo independiente, lo cual le ha permitido participar en festivales y a su vez tener una considerable promoción.

La cosa va de un magnate que necesita cerrar la venta de su empresa antes de que se descubra que ha cometido fraude. A su vez, se ve envuelto en un crimen relacionado con su amante, el cual tendrá que tratar de ocultar para que la venta de su empresa no se vea perjudicada. A partir de ese momento luchará por superar la situación a la vez que lidia con los dilemas morales que se le plantean.

El protagonista absoluto de la película es un Richard Gere en mejor forma de lo que estamos acostumbrados a verle, aunque su actuación tampoco es nada del otro mundo. Muchas han sido las alabanzas a su actuación en esta película -en mi opinión excesivas-, dándome la sensación de que para muchos críticos pegar cuatro gritos es suficiente para ser ensalzado como actor.

El plantel de secundarios es de bastantes quilates, comenzando con una Susan Sarandon cumplidora y pasando por unos correctos Brit Marling y Tim Roth. Los actores se amoldan perfectamente al tono del film, siempre demasiado plano, preocupado por no desagradar.

La película siempre resulta agradable, caminando en todo momento por la fina línea que separa lo predecible de lo excitante, pero sin decantarse por un bando. Esa falta de riesgo es el mayor problema de la película, que aunque se ve con bastante agrado, nunca llega a emocionar, conmocionar o generar cualquier tipo de sentimiento en el espectador más allá de no haber perdido el tiempo con ella. El mejor ejemplo de la cobardía de Jarecki lo encontramos en un final facilón, pero calculado al milímetro. Un final comercial que intenta sorprender, pero solo consigue ser absurdo, tratando contentar a todo el mundo. A buen seguro dejará decepcionados a aquellos que esperen de la película algo más que un mero entretenimiento.

Pero en el fondo de lo que aquí se trata es de disfrazar el entretenimiento para hacerlo parecer cine de autor o de género, pero nunca se consigue. No se trata de una mala película, y no es para nada una mala carta de presentación para su director y guionista, del cual debemos esperar proyectos mucho más arriesgados cuando se haga un nombre en la industria.


David Sancho

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