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jueves, 11 de octubre de 2012

Sitges 2012: Día 5


La sección oficial en la quinta jornada estuvo repleta de humor. El humor negro de Sightseers, el entrañable de Robo-G, y el indie de Safety not Guaranteed. Aunque también hubo lugar para el thriller existencialista de Headshot. Fuera de concurso, Rob Zombie decepcionó con The Lords of Salem. Y en Panorama, una de las películas más inquietantes del Festival: Citadel.

 Por Manuel Barrero Iglesias


Sightseers (Ben Wheatley)


Humor negro, negrísimo, para este film protagonizado por unos "Asesinos natos" sin ningún glamour. Una pareja de mediocres, repletos de macabra inocencia, que nos harán vivir momentos de una comicidad atroz. Magnífico el trabajo de los dos intérpretes, dando el punto adecuado de patetismo y simpatía.

Los paisajes bucólicos de Gran Bretaña hacen más contraste aún con la brutalidad de unos crímenes cometidos con la mayor naturalidad del mundo. Una película con mucho encanto que redime a su director después de la abominable Kill list. Nada que ver con esta ácida y entrañable escalada cómico-violenta.


The Lords of Salem (Rob Zombie)

Decepción generalizada con la nueva película de Rob Zombie. Por mucho que la factura esté muy bien cuidada, el film no cuenta absolutamente nada. Desde luego, no consigue dar miedo en ningún momento, ni mantener al espectador en tensión. Al contrario, lo que logra es que se apodere de nosotros el tedio más absoluto.

Para colmo de males, el argumento es una enorme sandez, un disparate sin pies ni cabeza. Al final, lo poco que queda aprovechable son unas cuantas imágenes sugerentes, algún buen momento aislado y una música inquietante. Lo demás, la inanidad.


Robo-G (Shinobu Yaguchi)

Un anciano ya jubilado, en su afán por volver a sentirse útil, consigue un peculiar “trabajo”: hacerse pasar por robot. La primera aparición pública del supuesto androide hace que éste cobre inusitada fama, con lo que sus “creadores” se ven obligados a seguir mostrándolo al público.

A través de esta tierna y entrañable película, el autor nos habla sobre la vejez, y el sentimiento de inutilidad que se apodera de aquel que queda fuera de la maquinaria productiva. Espléndido trabajo de Naoto Takenaka, capaz de reflejar en su rostro los diversos estados de ánimos por los que pasa el protagonista del film, este anciano que vive una segunda juventud.


Safety no Guaranteed (Colin Trevorrow)

Uno de los nombres más representativos del cine indie es Mark Duplass, que en este film ejerce doble tarea de productor y protagonista. La película no disimula nunca esas maneras indies, con una historia que gira en torno de un supuesto viaje en el tiempo. El absurdo planteamiento se va enredando hasta desembocar en una tragicomedia sobre la vida misma.
Lástima del exceso de cursilería que domina la parte central, en la que el autor se empeña en emparejar a sus protagonistas casi con desesperación. Lo único que consigue es desviar la atención de lo que realmente nos interesa. Eso sí, el desenlace deja un buen sabor de boca para esta película sencilla y muy bien interpretada.


Headshot (Pen-Ek Ratanaruang)

Hay vida en Tailandia más allá de Apichatpong Weerasethakul, casi el único director de aquel país del que nos llega algo. Headshot es un thriller con sustancia, una de esas películas con protagonista atormentado. Un hombre íntegro al que la vida maltrata precisamente por esa integridad.

Cine negro en toda regla. Un trabajo sólido, con una adecuada construcción del personaje principal, y un más que decente trabajo de dirección para una narración algo confusa. Y es que, por momentos, el film cae en un ritmo cansino del que luego le cuesta salir.


Citadel (Ciaran Foy)

Una de las películas más espeluznantes vistas en esta edición del Festival. Especialmente en el inicio, cuando la amenaza de lo real hace que todo sea mucho más aterrador. Desde un inicio que ya noquea sin dar tiempo a respirar, hasta unas secuencias en las que ocurre muy poco, pero donde la tensión es casi insoportable. Tras el giro a lo fantástico, el film pierde algo de fuerza, pero sigue manteniendo un nivel bastante alto.

Pero si hay algo por lo que destaca este trabajo es por la utilización de los espacios urbanos. Esa periferia de atmósfera apocalíptica, y esos edificios tétricos e impersonales. Un thriller de calidad, lleno de tensión y que contiene sus reflexiones sobre temas como el miedo o la sociedad actual.

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