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lunes, 7 de diciembre de 2015

Críticas: Langosta

8/10
The Lobster (Irlanda-Reino Unido-Grecia-Francia-Holanda.USA, 2011).
Dirección: Giorgos Lanthimos.
Intérpretes: Colin Farrell, Rachel Weisz, Jessica Barden, Olivia Colman, Ashley Jensen, Ariane Labed, Angeliki Papoulia, John C. Reilly, Léa Seydoux.
Guión: Giorgos Lanthimos, Efthymis Filippou.
Fotografía: Thimios Bakatakis.
Montaje: Yorgos Mavropsaridis.
Idiomas: Inglés, francés.
Duración: 118 minutos.


El siniestro (y divertido) amor

Por Miguel Delgado


Giorgos Lanthimos asombró a todo el mundo con la insólita Canino cuando el film se mostró en 2009 en Cannes. Una extraña combinación entre el mal rollo y el pesimismo social europeo de directores como Michael Haneke, y un divertido -aunque muy negro- humor sirvieron para poner los ojos en el realizador griego, que siguió con sus señas de identidad en la aún más radical Alps. Ahora nos llega su nuevo trabajo, The Lobster, un escalón por encima de sus anteriores trabajos en lo que a producción se refiere. Es la primera vez que rueda en inglés y con un reparto internacional de cara muy reconocidas. Muchos no dudaron en asegurar tras su exhibición en Cannes que Lanthimos se había domesticado un poco, aunque en general recibió numerosas alabanzas, ¿conseguirá de nuevo asombrarnos?

Langosta transcurre en un insólito mundo en el que las personas no pueden permanecer solteras. En caso de que esto ocurra, son trasladadas a un hotel en el que deberán encontrar pareja o serán transformados en un animal a su elección. Aunque también pueden vivir como fugitivos perseguidos en el bosque con un grupo de obligada soltería… Lo primero que puede llamar la atención de la película una vez vista es lo curioso que resulta que, siendo la película de Lanthimos que muestra un mundo más irreal y absurdo, sea su película más accesible. Mientras que en sus anteriores trabajos mostraba lo extraño de pequeños núcleos sociales llenos de incógnitas, aquí apuesta por esta distopía y sin embargo lo hace poniendo todas las cartas sobre la mesa desde el primer momento. Aquellos que se sintiesen perdidos y confusos en las anteriores propuestas, encontraran en Langosta un orden narrativo agradable. 
Sin embargo, que nadie se lleve las manos a la cabeza, y es que las constantes del cineasta heleno siguen presentes. De nuevo construye una trama que sirve como metáfora para mostrar una sociedad perturbada y absurda. Es este absurdo lo que lleva a provocar tanto la risa, elemento potenciado en Langosta con un gran ingenio, como el desagrado ante lo siniestro de ciertos momentos. No faltan los esporádicos brotes de violencia y unos personajes patéticos que demuestran no saber desenvolverse en un mundo real  totalmente deshumanizado. De nuevo, mirar al cine de Lanthimos es mirar a un espejo que nos muestra nuestro interior más oscuro y deforme. También es Langosta un reflejo de lo que consideramos que es el amor en términos sociales, una tesis que nos demuestra lo enfermizas que son algunas de las convenciones que consideramos acertadas y que en la película se nos muestra como un tortazo en la cara, tanto en lo que se considera acertado y erróneo para las parejas como en aquellos que se encuentran solteros. Lanthimos no se compadece de nadie y arrasa con todo llevándolo al extremo habitual

Por otro lado, a diferencia de anteriores trabajos, visualmente también ofrece una planificación más fluida, basada en el plano estático, pero con mayor variedad dentro de las propias escenas. Destaca como novedad también el uso de música extradiegética, contando con obras clásicas de grandes autores como Beethoven o Stravinsky, aunque también tenemos las canciones que cantan o interpretan los propios personajes, algo más típico del director. 
No se puede hablar de esta película sin señalar la gran labor de todo el reparto, con un enorme Colin Farrell que sostiene toda la película. Llevaba unos años fuera de los focos y no siempre ha realizado grandes papeles, pero en Langosta demuestra que puede ofrecer actuaciones de un grandísimo nivel si le dan proyectos a la altura (Farrell es lo mejor de la desangelada segunda temporada de True Detective). De sus compañeros de reparto destaca una Rachel Weisz de vuelta también, y en papeles más secundarios grandes robaescenas como John C. Reilly o Ben Whishaw, y una siniestra y siempre impecable Léa Seydoux.

Aquellos que hayan casado con obras anteriores del director, no tendrán problemas entonces en adentrarse en el extraño mundo propuesto aquí, así como todos aquellos que busquen propuestas diferentes e inteligentes. La trama se divide claramente en dos partes, y tal vez destaque más la primera que la segunda, pero en ningún momento se pierde la forma ni la garra feroz con la que arremete Lanthimos. Sin escatimar en perturbar, pero también con un gran sentido del humor que hace disfrutar ampliamente.  



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